
Era cuando predicaba el evangelio en Filadelfia, EE. UU., por la gracia del Padre y la Madre celestiales. No había llevado fruto en un tiempo, aunque predicaba, así que me preocupé pensando: “¿Cómo es que no llevo fruto?”. Finalmente, a través de la misión de corto plazo a Altoona, Dios me dio un fruto, la hermana Carolyn, quien tiene más de ochenta años. Haciendo un viaje de ida y vuelta de ocho horas cada domingo, le anuncié diligentemente la verdad del Día de Reposo, la Pascua, Dios Elohim, etc., durante dos meses.
Pero un día, de repente perdí contacto con ella, así que muy preocupada la visité. No sabía qué había sucedido, pero de manera fría se negó a recibir el Libro de la Verdad que le entregué. En el escritorio había una nota: “Fui a la Iglesia de Dios, 9 a. m. – 10 p. m.”. Descubrí que ella quería guardar el Día de Reposo y fue a la iglesia sola. Pero no pudo encontrar Sion, así que se sintió herida. Pensando en cómo debe de haber estado buscando Sion con su anciano y débil cuerpo, me sentí muy apenada por ella. Solamente le dije que era una Casa-Iglesia. Era mi culpa por no haberle dado la dirección exacta de antemano. Continué disculpándome con ella. Entonces le entregué el Libro de la Verdad orando para que Dios pudiera consolarla.
Al día siguiente, se reunió con nosotros nuevamente, abrió ampliamente la puerta y nos dio la bienvenida. Tan pronto como me vio, comenzó a disculparse: “Tengo algo que decir. Quiero disculparme por lo que sucedió ayer. Me negué a recibir este libro, pero lo siento. ¡Este libro es maravilloso, maravilloso! Es el mejor libro que he leído en mi vida. Cuando empecé a leerlo, no pude detenerme. Déjenme mostrarles cuánto leí”.
Vaya, estaba realmente conmovida. Aunque tiene más de ochenta años, es muy humilde y le gustan mucho las palabras de Dios. Agradezco sinceramente al Padre y a la Madre celestiales. Cuando empaqué para ir a casa después de estudiar las palabras de la verdad ese día, para despedirse ella inclinó la cabeza humildemente ante mí. Y luego me dijo que llegara a casa sin problemas y agitó la mano despidiéndose hasta que ya no pudo verme.
Doy gracias a Dios por concederme un fruto tan hermoso. A través de la hermana Carolyn, pude conocer el gozo de predicar el evangelio y llevar frutos, y mi alma, que estaba perdiendo lentamente su vitalidad, se renovó. Al pensar en ello, la razón por la cual Dios me hizo atravesar el refinamiento de la fe, fue para que llevara un fruto tan hermoso, así que me sentí más agradecida con Dios.
Ahora que la Casa-Iglesia de Altoona apenas ha iniciado, los miembros de la familia de Sion aún guardan los cultos en otra Sion que está ubicada a una larga distancia. Oro para que Sion también se establezca en la región de Altoona y para que muchas almas sean guiadas a los brazos de Dios Elohim. Haciendo esfuerzos extras para encontrar a las ovejas perdidas, quiero complacer al Padre y a la Madre celestiales. Madre celestial, muchas gracias. ¡La amo!