Como la flor de la Dracaena

Shin Gyeong-suk, desde Guayaquil, Ecuador

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Esto sucedió cuando fui a casa de una amiga en mi época de escuela primaria. Estaba admirando una gran variedad de plantas muy bien conservadas que florecían, y mi amiga señaló un gran árbol y dijo con orgullo:

“¿Ves esa flor? Es la flor de la Dracaena. Florece una vez cada diez años; es una flor muy preciosa”.

“¿Florece una vez en una década?”

Pensé que si era una planta con flor, debería florecer al menos una vez al año para cumplir su labor. Así que la Dracaena era desagradable para mí. Pero al pensar en eso ahora, puedo imaginar lo entusiasmado que habrá estado el dueño después de cuidar de ella durante mucho tiempo.

Hay un hermano que es como la flor de la Dracaena en la Sion de Guayaquil, Ecuador. Es el hermano Pedro. Nació en Chile y vino a Ecuador para estudiar hace mucho tiempo. Ahora es estudiante de medicina y ha estado llevando una vida de la fe con diligencia desde que recibió la verdad hace casi una década.

Él tenía una preocupación que todos conocíamos: aunque predicaba cada vez que tenía tiempo, no llevaba fruto. Normalmente, si uno no lleva fruto por cerca de diez años, se sentiría decepcionado y desanimado pensando: “¿Por qué solo yo no puedo llevar fruto?”. Sin embargo, él no se desanimó ni se rindió con la predicación. Solamente soportó su angustia como la Dracaena que espera en silencio durante diez años para florecer.

Después del culto de la mañana del Día de Reposo, estaba preparando la comida como de costumbre cuando el hermano Pedro se me acercó con el rostro ruborizado.

“Un amigo mío prometió venir hoy a la iglesia… Voy a encontrarme con él ahora… He estado predicándole durante tres años… Lo traeré aquí. Por favor ore por él.”

Pude sentir profundamente su ansiedad, así que lo alenté diciéndole: “¡Ánimo!”.

Poco después, regresó con su amigo que accedió a venir. Jimmy era el hermano gemelo menor del propietario de un restaurante de comida rápida a quien el hermano Pedro había conocido hacía tres años. El dueño y su esposa habían escuchado la verdad muchas veces por parte del hermano Pedro, pero él no quería venir a la iglesia. Tampoco le permitía a su esposa venir a la iglesia, aunque ella pensaba venir. No obstante, continuó predicando la palabra de Dios a los familiares del dueño e invitaba al hermano menor del dueño a venir a la iglesia con él.

Como si hubiera preparado su corazón, el hermano Jimmy recibió la bendición de una nueva vida inmediatamente después del culto de la tarde. Él guio a la familia de su hermano menor y a su hermana mayor el siguiente Día de Reposo. Al principio, entraron en Sion sin ninguna expresión en sus rostros, pero estos cambiaron totalmente después de estudiar la palabra de Dios y bautizarse.

El siguiente Día de Reposo, la dueña del restaurante de comida rápida renació como hija de Dios. Como había estado buscando venir a la iglesia durante tres años, comenzó a llorar incluso antes de entrar en Sion. Estaba tan conmovida que no podía controlar sus emociones. El gemelo mayor de Jimmy, quien fue el primero en oír la verdad entre sus familiares, pronto se convirtió en hijo de Dios. Desde entonces, más de diez familiares, incluyendo a su madre, han recibido la verdad.

No solo el gemelo mayor del hermano Jimmy, sino también el hermano Jimmy y su hermano menor administran famosos restaurantes de comida rápida en el vecindario. Después de que los hermanos recibieron la verdad, pusieron los letreros: “Cerrado los martes y sábados” en la puerta de sus restaurantes, diciendo que debían adorar a Dios los Días de Reposo y el tercer día.

Los familiares del hermano Jimmy están creciendo espiritualmente a un ritmo muy rápido y cooperan entre sí cuando se trata de honrar a Dios. Se visten diferente para los cultos y ayudan de forma voluntaria y activa en el trabajo de la cocina y la limpieza. Debido a sus ocupaciones, terminan de trabajar a las 3 a. m. y duermen cuando llegan a casa a las 4 a. m., pero no han faltado a los cultos del Día de Reposo. Los nuevos hermanos celestiales son indescriptiblemente hermosos. Ellos conocen el valor del evangelio y esperan convertirse en obreros del evangelio con entusiasmo. El hermano Pedro, que llevó muchos buenos frutos después de diez años, derrama lágrimas cuando los hermanos y las hermanas lo felicitan. El hermano Pedro, que no se ha desanimado y recorre el camino del evangelio silenciosamente, mirando solamente la meta espiritual, también luce hermoso. Estoy segura de que Dios está más complacido que cualquiera.

Si hay algún miembro de la familia de Sion que no haya llevado fruto del evangelio durante mucho tiempo como el hermano Pedro y esté ansioso, yo le diría: “Quizá usted sea una Dracaena espiritual”.