abril 9, 2023

La Gran Asamblea de la Pascua, la Fiesta de los Panes sin Levadura y el Día de Resurrección 2023

La bendición de la salvación y la esperanza de la resurrección para compartir con toda la humanidad

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“Cuando era la hora, se sentó a la mesa, y con él los apóstoles. Y les dijo: ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca!” Lc 22:14-15

De acuerdo con el ansioso mandato de Jesucristo hace dos mil años, la Gran Asamblea de la Pascua se llevó a cabo en la Iglesia de Dios en 175 países al anochecer del 4 de abril (el día 14 del primer mes según el calendario sagrado). Al día siguiente, el 5 de abril (el día 15 del primer mes según el calendario sagrado), se celebró la Fiesta de los Panes sin Levadura, y el Día de Resurrección el 9 de abril (el día siguiente del primer Día de Reposo que sigue a la Fiesta de los Panes sin Levadura), según las reglas establecidas en la Biblia.

La Gran Asamblea de la Pascua: el derecho a convertirse en hijos de Dios, prometido en la preciosa sangre de Cristo

A través de la ley del Antiguo Testamento, Dios mostró su plan como una profecía para salvar a la humanidad mediante el sacrificio de Jesús en la cruz, representado como el Cordero. En el tiempo del Éxodo, hace tres mil quinientos años, los israelitas sacrificaron corderos como Dios había ordenado, y pusieron la sangre de los corderos en los dos postes y en el dintel de las casas para celebrar la Pascua, a fin de salvarse de la horrible plaga que traía la destrucción sobre los primogénitos, y ser liberados de una larga esclavitud. Esto muestra la liberación del pecado y la salvación de todos los seres humanos, esclavos del pecado, mediante la sangre de Cristo (Ex 12:5-14, 1 P 1:18-19).

Los miembros del mundo entero, que habían estado predicando diligentemente la verdad del nuevo pacto en virtud del mismo objetivo de compartir con toda la humanidad la bendición de la salvación, concedida gratuitamente por Dios, celebraron la Pascua con alegría, junto con su amada familia, amigos y vecinos.

En la Gran Asamblea de la Pascua celebrada en el Templo de la Nueva Jerusalén en Pangyo al anochecer del 4 de abril, la Madre agradeció sinceramente al Padre que preparó la administración a largo plazo de la redención según el Antiguo y el Nuevo Testamento para sus hijos que no tenían forma de escapar del juicio debido a sus pecados del cielo, y vino a este mundo estableciendo el nuevo pacto sacrificándose a sí mismo. La Madre también oró fervientemente pidiendo que todos los hijos guiaran muchas almas a la salvación predicando el mensaje de salvación con el amor ilimitado recibido del Padre.

El culto de la Pascua se compone de dos partes: la Ceremonia del Lavado de Pies y la Ceremonia de la Santa Comunión. La Ceremonia del Lavado de Pies fue instituida por Jesús lavando los pies de sus discípulos antes de la Santa Comunión (Jn 13:1-10). La Madre también lavó los pies de los miembros, humillándose. Luego, los miembros se lavaron los pies unos a otros, recordando la voluntad del Padre y la Madre celestiales que enseñaron la humildad.

A través de la Ceremonia de la Santa Comunión, el Primer Pastor Kim Joo-cheol explicó la importancia de la Pascua: “Es la noticia más bendita y el sistema de la verdad para todas las personas que perdieron el derecho a pertenecer a la familia celestial debido a sus pecados, que pueden volver a relacionarse con Dios mediante su sangre”. Y enfatizó la Pascua: “Nadie puede salvarse ni convertirse en hijo de Dios sin guardar la Pascua. Por esta razón, Jesús deseaba ansiosamente celebrar la Pascua por nosotros”. Hizo hincapié en la Pascua una vez más: “Demos gracias a Dios por darnos el derecho de convertirnos en sus hijos mediante la Pascua, y prediquemos el evangelio diligentemente para que incluso aquellos que aún no han oído la verdad de la salvación puedan alcanzarla” (He 8:5, 12:9, 2 Co 6:17-18, Ga 4:26, Jn 6:53-54, Mt 26:17-28, Ef 2:11-19).

Mientras los miembros comían el pan y bebían el vino, dando gracias a Dios por su gracia de salvar a los pecadores incluso dando su vida, la noche de Pascua se llenaba cada vez más del amor de Cristo.

La Gran Asamblea de la Fiesta de los Panes sin Levadura: siguiendo el camino de Cristo con el anhelo de la eternidad

El 5 de abril, el día siguiente de la Pascua, los miembros asistieron a la Gran Asamblea de la Fiesta de los Panes sin Levadura, conmemorando el sufrimiento de Cristo con ayuno, como está escrito: “Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán” (Mt 9:15).

La Fiesta de los Panes sin Levadura fue establecida por Dios para recordar a los israelitas, que fueron liberados de la esclavitud, las penalidades que atravesaron hasta cruzar el mar Rojo siendo perseguidos por el ejército egipcio. Después de celebrar la Pascua, Jesús fue arrestado por los soldados romanos, interrogado y atormentado toda la noche, y en este día cumplió las profecías del Antiguo Testamento al ser crucificado (Ex 12:17, Mt 27:1-50).

En la Fiesta de los Panes sin Levadura, la Madre dio gracias al Padre por haber soportado todos los sufrimientos en la cruz con la determinación de llevar al cielo a sus hijos que están en las cadenas del pecado y la muerte. La Madre también oró para que sus hijos tuvieran el mismo amor dado por el Padre en sus corazones, a fin de que todos ellos se amaran unos a otros y salvaran a muchas personas difundiendo el amor del Padre a las almas moribundas que no han escuchado el mensaje de salvación.

El Primer Pastor Kim Joo-cheol subrayó que el sacrificio de Jesús son los pasos que debemos seguir y señaló: “Aunque tengamos dolor y pruebas en el camino al cielo, pensemos en Jesús que superó sufrimientos extremos en nuestro lugar y venzámoslos”. En cuanto a la actitud de fe que debemos tener ante las dificultades, declaró: “Si tenemos el anhelo de la eternidad como los santos de la Iglesia primitiva que soportaron y vencieron la persecución y la tribulación con esperanza y convicción en el eterno reino de los cielos, también podemos superar las dificultades temporales que experimentamos en este mundo y podemos estar siempre gozosos y dar gracias en todo”. Añadió: “Deshagámonos de todos nuestros pecados, como el orgullo y la arrogancia, y dediquémonos al evangelio, pensando en las bendiciones y las recompensas del cielo que brillarán con gloria por los siglos de los siglos” (Lc 23:33-43, Mt 26:62-68, 27:27-31, 1 P 2:19-25, 5:10, Ec 1:1-8, 3:9-11, 2 Co 4:16-17, He 11:33-40).

Después del culto, la Madre consoló a los miembros que habían participado en el sufrimiento de Cristo ayunando, diciéndoles: “El Padre se apiadó de quienes lo perseguían y se esforzó por salvarlos. Solo mostró misericordia durante su ministerio. Salvemos a muchas almas con el amor y la misericordia del Padre”.

La Gran Asamblea del Día de Resurrección: fortaleciendo la fe a través de la esperanza de la resurrección y la transformación

El Día de Resurrección es el día en que Jesús resucitó tres días después de su muerte en la cruz, y dio la convicción de la resurrección y la esperanza del cielo a la humanidad que no puede escapar de la muerte. El Día de Resurrección es siempre el domingo, como el día siguiente al primer Día de Reposo posterior a la Fiesta de los Panes sin Levadura (Mr 16:9). En el Antiguo Testamento, se le llamaba Fiesta de las Primicias, derivada también de la obra de Moisés: al día siguiente de la Pascua (la Fiesta de los Panes sin Levadura), los israelitas, que habían salido de Egipto pero eran perseguidos por el ejército egipcio, cruzaron el mar Rojo y llegaron sanos y salvos, convirtiéndose así en el origen de la Fiesta de las Primicias. En los tiempos del Antiguo Testamento, el día siguiente del primer Día de Reposo posterior a la Fiesta de los Panes sin Levadura, que es la Fiesta de las Primicias, se ofrecía a Dios el primer grano que cosechaban. Jesús cumplió esta profecía de la fiesta resucitando como primicia de los que habían dormido (Ex 14:22-31, 34:22, Lv 23:9-14, 1 Co 15:20).

El domingo 9 de abril los miembros asistieron a la Gran Asamblea del Día de Resurrección, imaginando la gloria y el gozo de la resurrección. La Madre ofreció una oración de gratitud al Padre, quien dio a sus hijos la convicción y la esperanza de la resurrección, y pidió encarecidamente a los miembros participantes en la celebración del Día de Resurrección que resucitaran su fe, pasión y amor, a fin de compartir la alegría y la bendición de cielo con muchas personas.

El Primer Pastor Kim Joo-cheol explicó el significado de la resurrección: “El evento sin precedentes de la resurrección de Jesús nos ha dado la confianza de que nuestro cuerpo humilde se convertirá en la imagen gloriosa de Dios, y que nuestra vida temporal en este mundo se transformará en una vida eterna y espiritual en el cielo”. Asimismo, añadió: “Jesús pidió a quienes creen en su resurrección que se conviertan en sus testigos y prediquen el evangelio en Samaria y hasta lo último de la tierra. Prediquemos la verdad del nuevo pacto no solo a nuestros seres queridos, como nuestra familia, amigos y compañeros de trabajo, sino también a todas las personas del mundo, y compartamos nuestra esperanza y bendiciones de una vida gloriosa que recibiremos para siempre a través de la resurrección y la transformación” (Fil 3:20-21, Mt 28:1-7, Lc 24:1-9,1 Co 15:49-58, 1 Ts 4:13-18, He 11:35-38, Jn 20:19-29, Hch 1:6-9).

Ese día, los miembros partieron el pan del Día de Resurrección según el ejemplo de Jesús que se apareció a los dos discípulos que iban camino a Emaús y les abrió los ojos espirituales al partir el pan bendecido (Lc 24:13-31).

Tras finalizar todos los cultos, la Madre dijo: “Estudiar las palabras de la Biblia, guardar los mandamientos, amarnos unos a otros y seguir las enseñanzas de Dios son las formas de ser transformados a la imagen de Dios”. También pronunció palabras de bendición: “Participemos todos en la alegría de la resurrección y la transformación, que Dios está preparando”.

Los miembros de todo el mundo celebraron las fiestas con reverencia y tomaron la firme determinación de amar a la humanidad compartiendo la bendición de la salvación y la esperanza del cielo contenidas en la fiesta.

“Siento que me he acercado aún más a Dios al celebrar la Pascua, la cual contiene grandes bendiciones que no se comparan con ninguna otra cosa en el mundo. Así como Dios se ha compadecido de nosotros y nos ha salvado, yo practicaré el más alto nivel de amor que conduce a los demás a la vida”. Kevin Kauffmann, de Berlín, Alemania

“Mientras celebraba la fiesta, sentí pena por los que aún no conocen esta verdad. Entregaré la bendición de la salvación a mi prójimo para retribuir a Dios que me dio la salvación gratuitamente, aunque soy una pecadora del cielo”. Marta Londoño, de Medellín, Colombia

“Estoy agradecido y feliz de poder guardar las siete fiestas de tres tiempos en esta época en Egipto, donde el poder de la Pascua se mostró por primera vez hace tres mil quinientos años. Después de encontrarme con Dios, comprendí el propósito y el significado de la vida. Quisiera difundir rápidamente esta maravillosa verdad a todo el mundo, y espero que todas las personas tengan la misma alegría que yo siento”. Adhar Abiem, de El Cairo, Egipto