
Así como no necesitamos enseñar a los peces a nadar, no es necesario mencionar la vida corta ante las efímeras. Las efímeras viven un tiempo muy corto. Su esperanza de vida varía según la especie; el tiempo máximo es de dos semanas. ¿Sabe usted cuánto tiempo esperan para venir a este mundo?
Es muy largo: mil días. Mientras viven en el agua como ninfas, moldean su piel más de veinte veces hasta convertirse en imagos. Como si mostraran que ninguna vida, aunque muy corta, puede llegar a este mundo fácilmente, salen del agua después de repetir la muda pacientemente durante mucho tiempo y luego vuelan animadamente para la misión de reproducir su especie. No son ni perezosas ni aplazan su trabajo para mañana. Hacen su mejor esfuerzo, valorando mucho su tiempo.
Las efímeras dicen a los que las consideren criaturas insignificantes: “Ya que sabemos nuestra misión, ni mil días de espera son en vano. En cambio, podemos vivir aunque sea un día de manera significativa”.