Al final de la dinastía Chosun en Corea, había un alfarero llamado Woo Myeong-ok en la zona montañosa de la provincia de Gangwon. Anhelaba crear porcelana hermosa fuera de la loza de barro, así que ingresó en el Bunwon, donde se producía porcelana para la familia real, con una gran ambición. Allí aprendió mucho de su maestro con sus grandes esfuerzos, y su habilidad finalmente alcanzó el dominio artístico. Como resultado, ganó una enorme riqueza y fama. Sin embargo, olvidando su primera resolución, se volvió arrogante y llevó una vida disoluta. Después de perder todo lo que tenía, recapacitó.
Después, mantuvo su mente y cuerpo limpios y elaboró una taza con todas sus fuerzas. El trabajo se llamó “taza que se rebalsa de advertencia”. Si la taza se llena más de tres cuartos, todo el líquido se derrama al suelo. Como hay una columna central en forma de ∩ en la taza, cuando se llena más allá de la columna, el agua fluye hacia un agujero en la parte inferior de ella y drena.
Hoy, esta copa se considera de alta calidad, probablemente porque nos da una lección de vida: “La avaricia lo pierde todo”.