En 2016, la Unesco reconoció oficialmente la cultura de las mujeres buceadoras (haenyo) en la isla Jeju, Corea, como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. La solidaridad de la comunidad local y las actividades económicas que coexisten con la naturaleza, la tecnología de buceo transmitida de generación en generación, la fuerza de las mujeres que se lanzan al mar sin ningún equipo mecánico, y su rareza se reconocieron como valores de preservación. Entre ellos, la cultura que se preocupa por los débiles es indispensable.
La zona marítima de las buceadoras difiere según sus habilidades personales. Es una regla tácita que la haenyo de alto nivel se sumerja en las profundidades del mar. Sin embargo, aunque sean excelentes en el buceo, cuando envejecen y se debilitan, no pueden evitar perder sus destrezas. Hay una zona marítima para esas buceadoras mayores, que se llama halmangbadang (mar de la abuela).
El halmangbadang es generalmente poco profundo, ubicado cerca del pueblo, y tiene recursos marinos diversos y abundantes. Es relativamente fácil y seguro sumergirse en el agua, y también se garantiza cierta cantidad de ingresos. Una vez que una zona marítima se designa como halmangbadang, solo las buceadoras de edad avanzada tienen acceso a ella, y todas las demás cumplen la regla estrictamente.
Gracias a esta consideración y orden de la comunidad haenyo donde las fuertes ayudan a las débiles, el peso de su dura vida cotidiana contra el mar agitado puede ser más ligero, aunque sea un poco.