El mensaje de los tres ángeles

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La Biblia es un libro de profecías escrito por inspiración de Dios y nos da la sabiduría que conduce a la salvación. Dios, que anuncia lo por venir desde el principio, escribió en la Biblia desde la antigüedad lo que aún no era hecho (2 Ti 3:15-16, 2 P 1:19-21, Is 46:10).

La Biblia es la palabra de Dios que prevé el futuro, y esa es definitivamente la razón por la que debemos confiar en ella. A lo largo de la historia, podemos ver que las profecías de la Biblia se han cumplido sin falta en el momento señalado. Ahora, entre muchas profecías, averigüemos lo que Dios intenta mostrarnos a través del mensaje de los tres ángeles en el libro de Apocalipsis.

El mensaje de los tres ángeles a la humanidad

En el libro de Apocalipsis, el apóstol Juan escribió cosas futuras que vio en una visión, incluso cosas que sucederían en esta época. A través de ellas, Dios nos mostró qué personas podrán entrar en el cielo.

“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas. Otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación. Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero; y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre.” Ap 14:6-11

Los tres ángeles entregan el mensaje de Dios a toda la humanidad. El primer ángel dice que todos deben entender a Dios correctamente y temerle porque se acerca el tiempo en que Dios juzgará la tierra. El segundo ángel declara que Babilonia, la gran ciudad que ha cometido fornicación espiritual, será destruida sin falta. El tercer ángel nos insta a no adorar a la bestia ni su imagen y a nunca recibir la marca de su nombre, porque los que reciben la marca de la bestia en la frente o en la mano serán atormentados con fuego y azufre.

Adoren a Dios Elohim el Creador

El primer ángel aconseja a la humanidad, que enfrenta el juicio inminente de Dios, que “adoren a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas”. Dios Elohim es el que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas. Según la profecía bíblica, Dios el Creador ha venido como el Espíritu y la Esposa para dar el agua de la vida a la humanidad.

“Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.” Ap 22:17

El Espíritu y la Esposa dicen: “Ven. Toma del agua de la vida gratuitamente”. ¿Por qué nos dicen que “vayamos”? Es porque podemos ser salvos si buscamos a los que hicieron el cielo, el mar y las fuentes de las aguas y los adoramos, antes de que venga el tiempo del juicio de Dios. Ahora es el momento en que el mundo entero debe acercarse a Dios Padre y Dios Madre que hicieron las fuentes de las aguas.

El mensaje del segundo ángel que anuncia la caída de Babilonia está relacionado con Apocalipsis 18.

“Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria. Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible. Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites. Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas; porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades […] porque poderoso es Dios el Señor, que la juzga.” Ap 18:1-8

La gran Babilonia se refiere a las iglesias falsas que dicen creer en Dios, pero han cometido fornicación espiritual y han engañado a todas las naciones. Mucha gente las considera justas, pero Dios enfatiza que Babilonia es un lugar de juicio y le dice a su pueblo que salga de ella, para que no reciba parte de sus plagas.

Entonces, ¿adónde debe ir el pueblo de Dios? La habitación de Dios es Sion, donde Dios está con su pueblo que celebra las fiestas y les da las bendiciones del perdón de pecados, la salvación y la vida eterna (Sal 132:13-16, 133:1-3, Is 33:20-24).

Aquellos que siguen a la bestia

El tercer ángel nos dice que toda la humanidad se dividirá en dos grupos: los que reciben la marca de la bestia y los que obedecen los mandamientos de Dios y guardan su fe en Él. Necesitamos examinar el estado actual de nuestra fe, si pertenecemos a la bestia y adoramos su imagen o si pertenecemos a la verdadera iglesia que Dios dirige personalmente.

“[…] y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo. Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad. Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia, y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?” Ap 13:1-4

Aquí, “una bestia” se refiere a aquellos a quienes el dragón da autoridad y poder y hablan contra Dios. Como está profetizado que toda la tierra seguirá a la bestia, todas las personas del mundo que no conocen la verdad seguirán a la bestia.

“Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.” Ap 12:17

El dragón, que dio autoridad a la bestia, es la serpiente antigua en el huerto del Edén, Satanás el diablo (Ap 12:9). Dios ha hecho a la serpiente y a la mujer enemigas desde el huerto del Edén. La mujer, Eva, representa a nuestra Madre celestial, la fuente de la vida, y su esposo Adán representa al que había de venir, Cristo, que vendrá por segunda vez (Gn 3:20, Ro 5:14).

En otras palabras, la guerra entre el dragón y la mujer que el apóstol Juan vio en una visión es la guerra espiritual entre Satanás y la Madre celestial, que tendrá lugar en los últimos días. La Biblia muestra que están los seguidores del dragón y el resto de la descendencia de la mujer. A diferencia de los que adoran al dragón y serán atormentados con fuego y azufre, el resto de la descendencia de la mujer son los que guardan los mandamientos de Dios y serán salvos.

Los que guardan los mandamientos de Dios y la fe en Él

“Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.” Ap 14:12

El tercer ángel explica acerca de las personas que sufrirán juicio como resultado de adorar a la bestia y a su imagen, y luego menciona a los santos que serán salvos. Ellos guardan con paciencia los mandamientos de Dios y la fe en Cristo, y nunca renuncian a las bendiciones espirituales. Estos son los que irán al cielo.

Hoy en día, muchas personas creen en Jesús como Cristo, pero en la época de la Iglesia primitiva, la mayoría de la gente no creía en Jesús, que vino en la carne. Jesús creció en Nazaret y predicó el evangelio. Su padre era José, su madre era María y también tenía hermanos y hermanas. Por tal razón, consideraron hereje a Jesús y condenaron a los santos, que predicaban que Jesús era el Salvador, como seguidores de la secta de los nazarenos (Hch 24:5). Sin embargo, incluso en medio de los prejuicios sociales, las dificultades y la persecución, obedecieron los mandamientos de Dios y guardaron su fe hasta el final, y ahora descansan en paz y consuelo en el cielo (Ap 14:13).

Lo mismo sucede en la época del Espíritu Santo cuando Cristo viene por segunda vez según la profecía bíblica. Si obedecemos con paciencia los mandamientos de Dios y mantenemos nuestra fe en Jesús, que ha venido por segunda vez, Dios nos retribuirá con consuelo y descanso eterno de acuerdo con nuestra fe y nuestras obras. Independientemente de las dificultades que enfrentemos, debemos guardar los mandamientos de Dios como su pueblo. Este es el mensaje de Dios para la humanidad en esta época.

El mundo entero sigue al dragón y a la bestia. Entonces, ¿cómo podemos encontrar la verdadera iglesia? Podemos distinguir la iglesia verdadera de las iglesias falsas viendo si guardan o no los mandamientos de Dios.

“[…] es la Pascua de Jehová. Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Jehová. Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto. Y este día os será en memoria, y lo celebraréis como fiesta solemne para Jehová durante vuestras generaciones; por estatuto perpetuo lo celebraréis.” Éx 12:11-14

La Pascua, que celebramos hoy, es una ley y un mandamiento que Dios estableció en el tiempo del Éxodo. Jesús lo estableció como el nuevo pacto cuando vino a esta tierra en la carne hace dos mil años.

“Llegó el día de los panes sin levadura, en el cual era necesario sacrificar el cordero de la pascua. Y Jesús envió a Pedro y a Juan, diciendo: Id, preparadnos la pascua para que la comamos. […] Fueron, pues, y hallaron como les había dicho; y prepararon la pascua. Cuando era la hora, se sentó a la mesa, y con él los apóstoles. Y les dijo: ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca! […] Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.” Lc 22:7-15, 19-20

Jesús celebró la Pascua, y sus doce discípulos, incluyendo Pedro y Juan, también guardaron la Pascua. Hoy en día, muchas personas dicen creer en Jesús y quieren imitar la fe de los apóstoles, pero pocos celebran la Pascua que Jesús nos enseñó guardar.

El Día de Reposo que observamos también es un mandamiento que Dios estableció personalmente para bendecir a la gente, diciendo: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo” (Ex 20:8). Sin embargo, es muy difícil encontrar una iglesia que observe el Día de Reposo el día séptimo, el sábado, según la palabra de Dios. Eso se debe a que Satanás cambió los tiempos y las leyes establecidos por Dios, como estaba profetizado (Dn 7:25).

En la actualidad, muchas iglesias guardan el culto dominical, celebran la Navidad y adoran la cruz, que son iniquidades que provienen de las doctrinas de las religiones paganas. Estas doctrinas idólatras ocultan la verdad y provocan la ira de Dios.

Necesitamos entender correctamente por qué guardamos los mandamientos de Dios, como la Pascua y el Día de Reposo. El hecho de que guardemos los mandamientos de Dios prueba que estamos de su lado, no adorando a la bestia ni a su imagen. Estemos orgullosos de ser el pueblo de Dios y de que el evangelio que tenemos es la verdad que salva a la humanidad.

Amen a Dios guardando la ley

“Solamente que con diligencia cuidéis de cumplir el mandamiento y la ley que Moisés siervo de Jehová os ordenó: que améis a Jehová vuestro Dios, y andéis en todos sus caminos; que guardéis sus mandamientos, y le sigáis a él, y le sirváis de todo vuestro corazón y de toda vuestra alma.” Jos 22:5

“Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.” 1 Jn 2:3-6

Los que guardan la ley son los que aman a Dios. Si realmente vivimos en Dios, debemos andar como Él anduvo. Cuando Dios vino a esta tierra, guardó el Día de Reposo. Por esa razón, nosotros también debemos guardar el Día de Reposo. Dado que Dios celebró la Pascua, también debemos celebrar la Pascua. La Biblia testifica claramente que los que no guardan los mandamientos de Dios son mentirosos y la verdad no está en ellos.

“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.” Mt 7:21-23

Jesús dijo: “Ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mt 7:13-14). Y agregó que en el día del juicio muchas personas dirían que lo conocían, pero Él les dirá claramente: “Apartaos de mí”. Es porque aquellos que abandonan los mandamientos de Dios y violan sus leyes no son dignos de ir al cielo.

Veamos de nuevo el mensaje de los tres ángeles. Según sus mensajes, cuando todo el mundo adora a la bestia y a su imagen, aquellos que no participan en esa idolatría, sino que obedecen los mandamientos de Dios y guardan la fe en Cristo, que ha venido por segunda vez, son el verdadero pueblo de Dios, y Él recompensará todos sus esfuerzos con las bendiciones del cielo. Todas estas profecías se están cumpliendo. ¡Qué gozoso y glorioso es para nosotros pertenecer al resto de la descendencia de la mujer!

Dios vino como el Espíritu y la Esposa, nos enseñaron todas las verdades del nuevo pacto y nos hicieron obreros del nuevo pacto. Nuestra misión es guiar a la humanidad por el camino al cielo porque corren el peligro de ser atormentados por los siglos de los siglos como resultado de adorar ídolos, aunque sea inconscientemente. Los profetas en la Biblia se jactan del pueblo de Dios que está del lado de Dios y guarda sus mandamientos con paciencia hasta el final, y Dios Elohim, nuestro Padre y nuestra Madre, también nos respaldan. El glorioso reino de los cielos está reservado para los que guardamos los mandamientos de Dios. Les pido sinceramente a todos ustedes, pueblo de Sion, que crean firmemente en esto y prediquen el evangelio con gran confianza, siguiendo al Padre y a la Madre celestiales por dondequiera que nos guíen.