
El 8 de mayo de 2019, una mujer de unos treinta años llamada Amanda Aller se perdió mientras caminaba por una reserva natural en Maui, Hawái. Como dejó su teléfono móvil en el auto, no había forma de que se contactara con nadie. Cuanto más caminaba para encontrar la salida, más se adentraba en el bosque y más oscuro se hacía el día.
Luego, tuvo que pasar por todo tipo de dificultades para sobrevivir. Por la noche, cuando bajaba la temperatura, se cubría con hojas o excavaba en el barro para mantener su cuerpo caliente. Durante el día, deambulaba y buscaba alimentos como frutas, agua e insectos. Un día, se cayó por un precipicio y se lastimó la pierna. Incluso perdió sus zapatos en el agua durante una inundación. Diecisiete días después de haberse perdido en el bosque, se encontró dramáticamente con un equipo de rescate a 11 km del lugar donde había partido. Aunque la búsqueda y el rescate oficial ya habían terminado, la familia siguió buscándola con voluntarios, ofreciendo una recompensa.
Su padre se echó a llorar ante la noticia del rescate de su hija. Y su madre dijo: “No me rendí ni por un instante. Creía firmemente que si continuábamos la búsqueda, la encontraríamos”. Aunque Amanda vivió el momento más difícil de su vida, el afán de su familia por salvarla sin rendirse fue un rayo de luz para su vida.