La Fiesta de las Trompetas, el Día de Expiación y la Fiesta de los Tabernáculos 2022
La obra del Espíritu Santo a través del arrepentimiento y la fe
En la Biblia, hay siete fiestas de tres tiempos que Dios nos ordenó guardar. Las fiestas comprenden la Pascua, la Fiesta de los Panes sin Levadura, el Día de Resurrección, el Día de Pentecostés, la Fiesta de las Trompetas, el Día de Expiación y la Fiesta de los Tabernáculos. Las siete fiestas están agrupadas en tres tiempos, y cada fiesta tiene su propio origen y significado profético. Hoy en día, no hay ninguna iglesia excepto la Iglesia de Dios Sociedad Misionera Mundial (en adelante, Iglesia de Dios) que guarde las fiestas de Dios según la Biblia.
La Fiesta de las Trompetas, el Día de Expiación y la Fiesta de los Tabernáculos, las tres últimas de las siete fiestas de tres tiempos, se celebraron del 26 de septiembre al 17 de octubre de 2022, en todas las iglesias de Dios en 175 países. Los miembros compartieron con alegría las bendiciones de Dios al flexibilizarse las normas de prevención de la COVID-19.
Desde la Fiesta de las Trompetas hasta el Día de Expiación: solo aquellos que se arrepienten pueden entrar en el cielo
La Gran Asamblea de la Fiesta de las Trompetas se llevó a cabo en la Iglesia de Dios en todo el mundo el 26 de septiembre (el primer día del séptimo mes según el calendario sagrado). La Fiesta de la Trompetas es una fiesta en la que nos preparamos para el Día de Expiación (el décimo día del séptimo mes según el calendario sagrado). El Día de Expiación se originó del evento histórico en el cual Dios entregó a Moisés el segundo par de tablas de los diez mandamientos como una señal de su perdón, ya que los israelitas se arrepintieron de sus pecados después que el primer par de tablas de los diez mandamientos había sido quebrado por causa de ellos (Ex 32-34). En los tiempos del Antiguo Testamento, los israelitas prepararon el Día de Expiación tocando trompetas fuertemente como un llamado al arrepentimiento (Lv 23:23-32). En los tiempos del Nuevo Testamento, ofrecemos oraciones de contrición durante diez días desde la Fiesta de las Trompetas hasta el Día de Expiación.
En el Templo de la Nueva Jerusalén en Pangyo, la Madre celestial oró que sus hijos de Sion recibieran el perdón de todos sus pecados cometidos en el cielo y en la tierra, a través de sus sinceras oraciones de arrepentimiento, y que completaran la obra de gracia de encontrar a todos los miembros perdidos de la familia celestial, tocando la trompeta del evangelio fuertemente como un llamado de arrepentimiento.
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El Primer Pastor Kim Joo-cheol dijo: “El reino de los cielos es un lugar adonde nosotros, los seres humanos que vivimos transitoriamente en esta tierra, como resultado de nuestros pecados cometidos en el cielo, podemos ir cuando nos arrepintamos por completo. La Fiesta de las Trompetas es una oportunidad para que reflexionemos sobre nuestros pecados y nos arrepintamos. El verdadero arrepentimiento es guiar a los demás, y no solo a nosotros mismos, a arrepentirse de los pecados. Siguiendo el ejemplo de Cristo, quien vivió predicando el evangelio para guiar a los pecadores a arrepentirse, guiemos a todas las personas al arrepentimiento, el camino al cielo, predicando el evangelio del reino en todas partes” (Is 50:1, Mt 4:17, Mt 9:13).
Después del culto, la Madre animó a sus hijos, quienes están guardando su fe en medio del deterioro de las condiciones globales: la COVID-19, las guerras, las crisis económicas, los desastres naturales causados por el cambio climático, etc. Luego, les pidió que confesaran todos sus pecados y predicaran rápidamente la verdad de la salvación a sus familiares y vecinos, sembrando en sus corazones la esperanza en el cielo, donde disfrutarán de la felicidad eterna.
Los miembros de todo el mundo reafirmaron su determinación de alcanzar el verdadero arrepentimiento, y oraron fervientemente para el arrepentimiento en la madrugada y la noche por diez días desde la Fiesta de las Trompetas. El 5 de octubre fue el Día de Expiación, el décimo día del séptimo mes según el calendario sagrado. El Día de Expiación es el día en que el pueblo de Dios es liberado completamente de los pecados; todos los pecados de la humanidad, que Dios mismo cargó, son transferidos a Satanás, el que originó el pecado.
En los tiempos del Antiguo Testamento, el ritual para perdonar los pecados de los israelitas tenía lugar en el santuario. El santuario estaba dividido en dos habitaciones: la habitación exterior llamada Lugar Santo y la habitación interior llamada Lugar Santísimo. También en tiempos ordinarios, los rituales de expiación se realizaban en el santuario, pero a nadie se le permitía entrar en el Lugar Santísimo porque en él se guardaba el arca del pacto que contenía los diez mandamientos. Solo al sumo sacerdote se le permitía entrar en el Lugar Santísimo una vez al año, en el Día de Expiación, para hacer el ritual de expiación. Imponiendo las manos sobre el macho cabrío (Azazel), confesaba sobre él todos los pecados de los israelitas y lo enviaba al desierto (Lv 16). Esta ceremonia muestra el proceso del perdón de pecados: Todos los pecados que el pueblo había cometido durante un año se transferían temporalmente al santuario, y posteriormente al macho cabrío (Azazel) en el Día de Expiación. Todos sus pecados desaparecían con la muerte del macho cabrío que había sido enviado al desierto. Proféticamente, el santuario representa a Dios (Ap 21:22). Dios mismo lleva los pecados de su pueblo, y en el Día de Expiación, los pecados son transferidos a Satanás, representado por el macho cabrío (Azazel). Cuando Satanás sea juzgado por Dios en el día del juicio, todos los pecados desaparecerán (Ap 20:10).
En el culto de la Gran Asamblea del Día de Expiación, la Madre ofreció una oración de agradecimiento al Padre por haber abierto el camino del perdón de pecados y la vida eterna para sus hijos a través de su sacrificio, y deseó que sus hijos, que llegaron a ser limpios de sus pecados en el Día de Expiación, practicaran completamente el amor, remontando su fe vigorosamente hacia el cielo.
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El Primer Pastor explicó el significado profético contenido en el Lugar Santísimo, donde se realizaba el ritual de expiación en el Día de Expiación. Una de las características del Lugar Santísimo es que su longitud, altura y anchura son iguales (1 R 6:14-20). La Jerusalén celestial, que el apóstol Juan vio en una visión, es también igual en longitud, altura y anchura (Ap 21:9-16). La Jerusalén celestial representa a Dios Madre (Ga 4:26). El Primer Pastor enfatizó: “Podemos recibir por completo el perdón de pecados cuando vayamos no solo a Dios Padre, sino también a Dios Madre, la realidad del Lugar Santísimo. Demos gracias a Dios Elohim por llevar nuestros pecados y sacrificarse como la realidad del Lugar Santísimo, e instemos a las personas del mundo a arrepentirse”.
La Madre dijo: “Todos ustedes se han dedicado a orar para el arrepentimiento durante diez días, y todos sus pecados han sido perdonados”. Ella dio a sus hijos la bendición de predicar el evangelio hasta saciarse, con una alegría abrumadora, y para que llenaran el resto de su vida con gratitud, perdón y amor, y no más con el pecado.
La Fiesta de los Tabernáculos: El Espíritu Santo viene sobre aquellos que creen en Dios Elohim
La Gran Asamblea de la Fiesta de los Tabernáculos, la última de las siete fiestas, se celebró el 10 de octubre (el día quince del séptimo mes según el calendario sagrado). La Fiesta de los Tabernáculos conmemora la construcción del tabernáculo (Éxodo 35-36). Los israelitas permanecían en cabañas hechas de ramas y hojas durante siete días, desde el día quince del séptimo mes del calendario sagrado (Lv 23:33-43, Neh 8:14-18). Esta profecía ha de cumplirse mediante la predicación del evangelio, es decir, reunir al pueblo de Dios que es representado por los materiales para el templo (Ef 2:20-22, Ap 3:12). La Madre oró para que sus hijos, que habían sido limpiados del pecado en el Día de Expiación, pudieran llevar abundantes frutos con el poder del Espíritu Santo, predicando el evangelio valientemente con fe y entusiasmo.
El Primer Pastor explicó la obra de la construcción del tabernáculo e instó a los miembros: “Dios nos ha dado la gran misión de predicar el evangelio a todas las naciones, en Samaria y hasta lo último de la tierra. Con un solo corazón, cumplamos fielmente la misión de completar el templo celestial, cuando Dios nos ordene hacerlo y mientras aún podamos trabajar” (Mt 28:18-20, Hch 1:6-8). También enfatizó la necesidad de tener el corazón de la Madre para cumplir la misión del evangelio: “Una madre cuida de sus hijos con amor, devoción, mansedumbre, misericordia, humildad, perdón y paciencia. Si los predicadores cambian, adoptando el corazón de la Madre y esforzándose por salvar a todas y cada una de las almas, cuidando de los hermanos, todos podrán llevar los frutos del Espíritu Santo y cumplir rápidamente la salvación del mundo entero” (1 Corintios 13, Col 3:12-17, 1 Ti 6:11-12).
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La Madre dijo: “Los que han recibido el Espíritu Santo se dedican a salvar almas. Guiemos sin demora a Sion, el lugar de salvación, a las almas que tienen miedo de los desastres que ocurren constantemente”. Luego, los bendijo para que llevaran buenos frutos: “El Padre estará muy complacido de ver a sus hijos trabajar en unidad para juntar el trigo espiritual, que son los miembros perdidos de nuestra familia celestial”.
Los miembros continuaron orando, pidiendo el Espíritu Santo, y predicaron el evangelio durante siete días desde la Fiesta de los Tabernáculos. Con el fuego del Espíritu Santo, los miembros de cada Sion en todo el mundo predicaron y se reunieron el octavo día, el Último Día de la Fiesta de los Tabernáculos, el 17 de octubre (el día 22 del séptimo mes según el calendario sagrado).
La Madre ofreció una oración de gratitud al Padre por derramar el Espíritu Santo de la lluvia tardía como una cascada sobre sus hijos. Ella deseó que el Espíritu Santo obrara maravillosamente, para sorprender al mundo dondequiera que sus hijos predicaran el evangelio con fe, así como Jesús dijo: “Al que cree todo le es posible”, y que las compuertas del agua de la vida se abrieran de par en par y todas las personas del mundo se dieran cuenta de la gloria de Dios.
Hace dos mil años, Jesús enseñó en el templo en la Fiesta de los Tabernáculos y prometió el Espíritu Santo, diciendo en voz alta: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva [el Espíritu Santo]” (Jn 7:37-39). Según la profecía de Apocalipsis, el Espíritu y la Esposa aparecen y claman a toda la humanidad: “El que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente” (Ap 22:17). En el libro de Zacarías, Jerusalén está profetizada como la fuente del agua de la vida (Zac 14:7-8). Jerusalén se refiere a la esposa del Espíritu, Dios Madre (Ap 21:9-10, Ga 4:26). Esto significa que en la época del Espíritu Santo, Dios Padre y Dios Madre nos dan el agua de la vida, el Espíritu Santo prometido en la Fiesta de los Tabernáculos. El Primer Pastor Kim Joo-cheol dijo: “La condición previa para recibir el Espíritu Santo de la lluvia tardía es conocer a Dios y creer en Él” (Os 6:3). Añadió: “Cuando creemos en Dios Padre y Dios Madre, y seguimos su voluntad, podemos experimentar la obra del Espíritu Santo”.
El Primer Pastor Kim Joo-cheol enfatizó más la fe. Él dijo: “Lo que debemos hacer después de recibir el Espíritu Santo es predicar el evangelio. Solo los que creen pueden experimentar la gran obra del evangelio, que se lleva a cabo a través del Espíritu Santo. Si creemos en lo que Dios Elohim dijo: ‘El evangelio será predicado en todo el mundo’, y lo ponemos en práctica, podremos encontrar un camino incluso ante una montaña de obstáculos. Ahora que hemos recibido el Espíritu Santo de la lluvia tardía, prediquemos valientemente el evangelio con ojos de fe, para que podamos presenciar el milagro de la predicación mundial, que es mayor que el de la Iglesia primitiva” (Hch 2-4).
La Madre dijo a sus hijos, que se habían esforzado por predicar el evangelio mientras oraban en la madrugada y en la noche durante una semana: “Todos ustedes han recibido el Espíritu Santo de la lluvia tardía”. Luego les dio la bendición de recibir elogios del Padre por trabajar juntos en unidad para salvar almas, que son más preciosas que el mundo entero, creyendo que serían capaces de hacerlo por el poder del Espíritu Santo.
La Fiesta de las Trompetas, el Día de Expiación y la Fiesta de los Tabernáculos también son llamados la Fiesta de la Cosecha. Las fiestas de 2022 han terminado, pero los obreros del nuevo pacto están más ocupados, cosechando el trigo espiritual a través del Espíritu Santo de la lluvia tardía. Con una fe absoluta y el corazón de la Madre, los miembros están escribiendo una nueva obra del evangelio en la época del Espíritu Santo, guiando diligentemente familias, vecinos y personas del mundo a Sion.