Un corazón agradecido

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Cinco personas de Chongqing, China, que nunca se habían conocido, formaron un grupo de música. Tenían diferentes profesiones y personalidades, como médico, ama de casa y vendedores de bienes raíces, y todos ignoraban la música. Sin embargo, con la guitarra, el bajo y las maracas (instrumento rítmico) en sus manos, practicaron duro para una actuación, dirigidos por un instructor de música profesional. Los miembros tenían planeado tocar canciones difíciles como Reborn (Renacer) y Feel Life (Sentir la vida). El nombre de la banda era “One Man’s Band” (banda de un hombre). El nombre de la banda se originó en la historia de los miembros que recibieron córneas, riñones e hígado de un donante que había muerto hacía un tiempo. Después de escuchar que al donante le gustaba la música y estaba a la vanguardia del interés público, formaron un grupo de música para ayudar a las personas con la música.

Poco después de que “One Man’s Band” fuera presentada a los medios de comunicación, apareció “One Man’s Basketball Team” (equipo de baloncesto de un hombre). Después de la primera mitad del juego de estrellas de baloncesto profesional, un equipo de baloncesto con uniformes con el mismo nombre entró en el estadio. Ese día, el equipo compuesto por tres hombres de mediana edad, un joven de 22 años y un estudiante de 14, jugó un partido especial durante dos minutos con el equipo All-Star. Todos ellos habían recibido el corazón, pulmón, hígado, etc. de un muchacho de 16 años, que soñaba con ser jugador de baloncesto. Luego de volver a tener una vida saludable, prepararon un evento para recordar al donante y cumplir su sueño en lugar de él. La multitud aplaudió fuertemente y vitoreó a “One Man’s Basketball Team”, independientemente de sus habilidades de baloncesto.

Ninguno de los diez receptores de órganos tenía talento para la música o el baloncesto. Simplemente estaban más ansiosos que nadie por tener una vida sana luchando contra su enfermedad y discapacidad. Por esa razón, la sinceridad de los receptores, que querían retribuir por haber recibido una nueva vida haciendo algo que agradara a los donantes, causó una gran impresión en los demás.

Dios nos rescató de la muerte eterna y nos trajo a la vida eterna al establecer la Pascua del nuevo pacto a través de su carne y su sangre. Por ello, no dudó en sufrir el dolor de la cruz y sembró la esperanza en el cielo en nuestros corazones, para que pudiéramos ser salvos de la cadena de los pecados guardando la fe hasta el final. Dado que Él también promete incluso la corona de la vida, su gracia se desborda.

Diez personas que tenían lepra se acercaron a Jesús y le rogaron que los sanara. Jesús los escuchó, pero solamente un samaritano regresó para agradecerle. Jesús estaba triste y le prometió la salvación al que glorificaba a Dios (Lc. 17:11-19).

Si queremos retribuir la gracia de Dios que nos ha dado una nueva vida, averigüemos y hagamos lo que le agrada a Dios. No se requiere ningún talento especial. Aunque a nosotros nos parezca poco o insuficiente, Dios da poder y bendiciones desbordantes del Espíritu Santo a aquellos que tratan de retribuir su gracia.