El pueblo trae mucho más de lo que se necesita para la obra

Éxodo 35:4-36:7

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Cuando Moisés descendió del monte Sinaí después de recibir las dos tablas de los diez mandamientos de Dios por segunda vez, anunció a los israelitas la voluntad de Dios sobre la obra de la construcción del tabernáculo donde se guardarían los diez mandamientos.

“Todo aquel a quien su corazón estimuló y todo generoso de corazón, traiga ofrenda a Dios para la obra del tabernáculo y para las sagradas vestiduras de los sacerdotes”.

Los israelitas trajeron ofrendas todos los días, dando gracias a Dios por perdonar sus pecados de idolatría. Bezaleel y Aholiab, y todo hombre sabio de corazón a quien Dios dio sabiduría e inteligencia para saber hacer toda la obra del servicio del tabernáculo dejaron sus obras y hablaron a Moisés:

“El pueblo trae mucho más de lo que se necesita para la obra que Dios ha mandado que se haga”.

Entonces Moisés dio esta orden:

“Ningún hombre ni mujer haga más para la ofrenda del santuario”.

Así se le impidió al pueblo ofrecer más, pues tenían material abundante para hacer toda la obra, y sobraba.

Proféticamente, ahora estamos en la época de la Fiesta de los Tabernáculos, cuando se completa la construcción del templo de la Jerusalén celestial. Los miembros de todo el mundo, que han recibido abundantemente el Espíritu Santo de la lluvia tardía, están guiando constantemente a los hijos de Dios, representados por los materiales espirituales para el templo, hacia la Madre Jerusalén.

Hay un tiempo para todo. Como el evangelio del reino de los cielos se está predicando a todo el mundo según las profecías que están cumpliéndose sorprendentemente rápido, pronto vendrá el tiempo en el que nadie podrá trabajar.

Antes que desaparezca la oportunidad de recibir bendiciones, démonos prisa en la obra de la construcción del templo celestial, para la gloria que recibirán los que guían a muchas almas a la justicia, quienes brillarán como las estrellas a perpetua eternidad.