La razón por la que Dios vino en carne

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En las pinturas sagradas de Cristo, vemos retratada divinamente la gloriosa imagen de su tolerancia. ¿Pero qué pensaba la gente acerca de Jesús hace dos mil años? ¿Qué pensaban de la iglesia que había establecido? ¿Qué pensaban con respecto a las buenas nuevas del reino celestial que Jesús predicaba? Sin meditar en estos asuntos, no podemos asegurar que conocemos a Cristo.

Cristo es Dios mismo en su naturaleza (Fil. 2:5), y Dios fuerte y Padre eterno (Is. 9:6). Pero los judíos intentaron apedrearlo cuando dijo:“Yo y el Padre uno somos”. Según la ley de Moisés, el que blasfemaba contra Dios debía morir; ellos pensaron que Jesús había blasfemado al decir esto.

El Dios del cielo vino a esta tierra y se presentó a sí mismo. Sin embargo, las personas que decían servirlo, trataron de matarlo cuando vino en carne; y finalmente crucificaron a aquel en quien decían creer.

¿Acaso no es irónico que hayan ejecutado al Dios que adoraban? Cuando miramos el fondo de este terrible acontecimiento, llegamos a saber que los líderes religiosos de aquellos tiempos no conocían bien a Dios. En realidad, tenían a un dios de su propia imaginación. No poseían conocimiento espiritual de Dios y, por ende, no sabían que podía aparecer con cualquier forma, incluso en el físico cuerpo humano semejante al de ellos.

Entonces, ¿por qué Dios vino en carne? Mediante una pequeña historia, investiguemos la voluntad de Dios, la razón por la que vino en carne.

Dios vino en carne con el mensaje de amor y salvación

Mientras andaba por un tranquilo camino rural, un viajero vio unas aves comiendo granos. Le parecieron muy bonitas y, de pronto, sintió ganas de acariciar sus cabecitas.

Pero en cuanto se acercó a ellas, volaron y se posaron varios metros lejos de él. Sin saber la intención del viajero, las aves temieron que las pudiera herir. Aunque intentó varias veces acercarse a ellas, todo fue inútil porque volaban lejos cada vez que lo hacía.

Entonces el viajero llegó a la conclusión de que no había otra forma de transmitir su amor, que convertirse en un ave.

Por la misma razón, Cristo vino en carne. Los hombres siempre han temido a Dios y han huido de su presencia cada vez que han visto su santidad con sus propios ojos. Por eso, Dios tenía que aparecer en carne como un hombre, para comunicarnos su especial mensaje de amor y salvación.

『Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos. Y dijeron a Moisés: […] pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos.』Éx. 20:18-21

Cuando los antiguos israelitas, en medio de una atmósfera espantosa, oyeron directamente la voz de Dios en el monte Sinaí, temblaron y pidieron a Moisés que intercediera entre Dios y ellos. Como las aves que, temiendo la muerte, volaban lejos cuando el viajero se les acercaba con un corazón amoroso, así también el pueblo tenía temor de morir cuando Dios proclamaba su palabra.

Los hombres se atemorizan cuando oyen directamente la voz de Dios. Por esta razón, nuestro Dios vino con la misma apariencia que nosotros. Dios es espíritu, pero los hombres son carne; para ellos, él es terrible y espantoso. Este es el porqué de su decisión de venir a la tierra a semejanza de los hombres.

『En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. […] Y aquel Verbo [Dios] fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.』Jn. 1:1-14

Aunque Jesús vino en carne, era Dios en su naturaleza, el Creador de todas las cosas. Él vino en carne para que los hombres pudieran acercársele. No obstante, los que temían a Dios cuando mostraba su poder y divinidad, lo despreciaron y repudiaron cuando vino en carne. En ese entonces, los principales sacerdotes y maestros de la ley, llamados líderes religiosos, no reconocieron la divinidad de Jesús y lo miraron como un simple hombre.

『Cinco días después, descendió el sumo sacerdote Ananías con algunos de los ancianos y un cierto orador llamado Tértulo, y comparecieron ante el gobernador contra Pablo. Y cuando éste fue llamado, Tértulo comenzó a acusarle, diciendo: […] Porque hemos hallado que este hombre es una plaga, y promotor de sediciones entre todos los judíos por todo el mundo, y cabecilla de la secta de los nazarenos.』Hch. 24:1-5

En aquellos días, los líderes religiosos llamaban“nazareno” a Jesús. La Biblia nos muestra vívidamente que acusaron a Dios de hereje, aunque él había amado a la humanidad y les había predicado las buenas nuevas del reino de los cielos.

『Yo y el Padre uno somos. Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle. Jesús les respondió: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis? Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios.』Jn. 10:27-33

Los judíos intentaron apedrear a Dios, llamándolo blasfemo, diciendo que se estaba igualando a Dios. Así, rechazaron a Dios mismo y no pudieron recibir su palabra, preciosa como una joya.

Juan, el escritor del Evangelio, reconoció a Jesús como Dios mismo que había venido en carne. Sin embargo, ante los ojos de los líderes religiosos, Cristo parecía un simple hombre, un criminal mucho más peligroso que un ladrón o un asesino. Por eso pidieron a gritos que liberasen al ladrón Barrabás y que crucificasen a Jesús.

Y también su familia y sus parientes, de quienes se esperaba que lo conocieran y entendieran mucho mejor que cualquier otra persona, trataron de entregarlo.

『Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque decían: Está fuera de sí.』Mr. 3:20-21

¿Con qué propósito piensa usted que estas escenas están registradas en la Biblia? Necesitamos entender no solo la divinidad de Jesús, sino también su humanidad, para poder conocer correctamente a Dios.

Tengan ojos espirituales para entender la divinidad de Cristo

Dios amó tanto al mundo que vino en carne; pero el mundo no lo reconoció ni recibió, por el solo hecho de haber venido en carne. Los líderes religiosos, que afirmaban tener un pleno entendimiento de Dios, no valoraron el evangelio y llamaron a sus seguidores“secta de los nazarenos”. Ellos rechazaron y crucificaron a su propio Dios. Le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos; y lo abofetearon, diciendo:“Profetízanos, Cristo, quién es el que te golpeó” (Mt. 26:67-68).

Ni siquiera los gentiles profanaban a los dioses en los que creían. Sin embargo, los que decían creer en Dios, lo trataron con desprecio; su familia intentaba prenderlo, diciendo:“Se ha vuelto loco”; los principales sacerdotes y los maestros de la ley condenaron sus enseñanzas como herejías, gritándole a Dios, que daba testimonio de sí mismo:“Tú, siendo hombre, te haces Dios”.

Ellos no tenían ojos espirituales con los cuales distinguir lo bueno de lo malo, la verdad de la falsedad. Juzgaron solamente según la carne, sin abrir sus oídos espirituales para oír sus enseñanzas llenas de gracia. Aunque Cristo resucitó de los muertos, sobornaron a los soldados para que no fuesen testigos de su resurrección. No creyeron a pesar de tener una prueba tan contundente. Pensaban que creían absolutamente en Dios, pero ninguno de ellos lo recibió cuando vino a esta tierra.

Esta es la realidad de los llamados fundamentalismos religiosos. La situación actual es exactamente igual que en los días de Jesús. Después de ver las cosas que acontecieron en la primera venida de Jesús, es preciso que tengamos en cuenta lo que sucede en su segunda venida. La historia de la iglesia primitiva se repite en estos últimos días: la gente no recibe a Cristo por el solo hecho de haber venido en carne, a pesar de las pruebas verosímiles y fidedignas que ha traído.

『Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,』1 Ti. 2:4-5

A todos aquellos que una y otra vez se preguntan cómo Dios puede ser un hombre, la Biblia les da una respuesta definida mediante la palabra“Jesucristo hombre”. La Biblia dice que todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es el espíritu del anticristo (1 Jn. 4:1-3). Esto revela que los que son enseñados por el espíritu del anticristo, niegan que Jesús haya venido como un ser humano.

Las doctrinas cristianas son, en realidad, diametralmente diferentes de las enseñanzas de la Biblia. Las doctrinas e ideas fijas de los líderes religiosos de esos días, condujeron a Dios, en quien creían, a la cruz. Lo mismo ocurre ahora.

Los apóstoles sí reconocieron a Cristo. Tristes porque la gente no entendía que Cristo había venido en carne, les enseñaban:“Todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es el espíritu del anticristo”, poniendo énfasis en la palabra“Jesucristo hombre”.

Cuando Dios apareció en el monte Sinaí en forma espiritual, el pueblo huyó aterrado; por eso se hizo carne y se acercó a los hombres. Pero ellos lo rechazaron y despreciaron sus enseñanzas, llamándolo“nazareno”. Comparecieron ante el gobernador contra los apóstoles que predicaban la verdad; los apóstoles fueron acusados de decir la verdad.

Al ver cómo fue rechazada la verdad, llegamos a comprender que, para la gente común y corriente, es muy difícil percibir la verdad. Entonces, ¿quién puede reconocer y recibir a Cristo, que ha venido en carne? Algunos lo recibirán y aceptarán sus enseñanzas, y otros lo perseguirán y rechazarán su doctrina, tildándola de herejía. Los que lo reciben son los nacidos de la bendición celestial.

『Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.』He. 2:13-15

Las aves volaron lejos cuando el viajero se aproximó a ellas; esto lo llevó a desear ser un ave para poder acercárseles. De la misma manera, como el pueblo huyó atemorizado cuando Dios se les acercó, él decidió venir al mundo teniendo la misma carne y la misma sangre que sus hijos. No le preocupó si el mundo le creería o no, si la gente calificaría de herejías sus enseñanzas o no; porque vino a la tierra con el solo propósito de salvar las almas con una fe verdadera.

El lugar que Cristo visitó por primera vez no fue el magnífico templo construido en 46 años. Él visitó el mar de Galilea donde Pedro pescaba para ganarse la vida.“Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.” Al oír estas palabras, Pedro dejó su red y siguió a Jesús.

『Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron.』Mt. 4:18-20

¿Por qué Jesús no fue al templo donde se reunían muchas personas, sino a un pequeño pueblo junto al mar? Jesús no fue al templo, sino que llamó a Pedro y a Andrés y les dijo que lo siguieran. Ellos entonces, dejando al instante las redes, lo siguieron. Cuando Jesús caminó un poco más, vio a Santiago y a Juan, a quienes llamó; ellos también lo siguieron de inmediato.

Había una gran diferencia entre aquellos pescadores y los principales sacerdotes. Estos últimos, aunque adoraban a Dios en un templo majestuoso con muchísimas personas, no eran agradables ante los ojos de Dios; porque no eran el pueblo que recibiría su palabra. Cuando Jesús les predicó el evangelio, lo rechazaron y lo llamaron herejía; por el contrario, cuando lo predicó a Pedro, él lo recibió con gozo y comenzó a seguir a Jesús por dondequiera que iba.

Jesús ya conocía el estado espiritual de ellos. ¿Alguna vez dijo a Pedro,“arrepiéntete”? No. Sin embargo, a los principales sacerdotes y maestros de la ley, les dijo repetidas veces y alzando la voz,“arrepiéntanse”. Estos invocaban a Dios solo con sus labios, pero su corazón estaba lejos de él; sin arrepentimiento, ninguno pudo entrar en el cielo.

Dense cuenta de la divinidad de Cristo y síganlo

Dios vino a la tierra y dio a sus hijos la pascua del nuevo pacto para poder redimirlos del diablo. No obstante, las iglesias actuales blasfeman, diciendo que“la pascua es una herejía”. Pero terminan pronunciando estas palabras contra Jesús, pues él destruyó a la muerte a través de la verdad de la pascua. No solo en la época de la iglesia primitiva, sino también en los últimos días, los líderes religiosos señalan que cada enseñanza de Jesús es una herejía.

La pascua del nuevo pacto es el evangelio que Jesús mismo predicó, y que también anunciaron los apóstoles Pablo y Pedro. Si los líderes religiosos la llaman herejía, vienen a ser como el sumo sacerdote Ananías y el orador Tértulo que levantó cargos de herejía contra el apóstol Pablo.

Si Jesús viniera de nuevo en carne, ¿qué diría de él el mundo? Lo rechazarían y llamarían hereje, porque no conocen a Dios. Las personas aseguran aceptar la verdad de la trinidad, pero en realidad no saben por qué existen los nombres del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Puesto que blasfeman contra Dios por su ignorancia, Jesús dijo:“Sin causa me aborrecieron” (Jn. 15:25). La Biblia profetiza de manera puntual que Cristo vendrá a la tierra por segunda vez.

『así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.』He. 9:27-28

Dado que está profetizado que Jesús vendrá de nuevo, necesitamos prepararnos para recibirlo. No debemos cometer el mismo error de quienes lo rechazaron en su primera venida. En ese entonces blasfemaron contra Dios, diciendo:“¿De Nazaret puede salir algo de bueno? ¿De dónde tiene éste esta sabiduría sin haber estudiado?” Al parecer, pensaban que Dios debía provenir de una familia distinguida y tener muchos estudios. No lo escucharon a pesar de las muchas palabras que les dijo. Sin embargo, los discípulos lo siguieron luego de oír una sola palabra:“Os haré pescadores de hombres”. ¿Qué tipo de personas debemos ser nosotros?

En estos días oímos la profecía“aparecerá por segunda vez”. Tenemos que preparar las lámparas con aceite a fin de recibir a Cristo en su segunda venida. Menospreciando el evangelio y calificándolo de herejía, paradójicamente el mundo utiliza los nombres de Jesús, de Pablo y de Pedro. Diciendo creer en Jesús, llaman herejías a sus enseñanzas. ¿Cómo consideran a Jesús después de todo?

Ahora, necesitamos pensar en la razón que hizo que la gente rechazara a Cristo en su primera venida. Sin conocer las circunstancias de esos días, no podemos entender por qué los hombres rechazan a Cristo en su segunda venida en esta época, ni podemos recibirlo.

『De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así.』2 Co. 5:16

La mayoría de las personas miraron a Cristo desde un punto de vista terrenal; pero los apóstoles reconocieron su divinidad y lo recibieron, porque no miraron su apariencia externa, sino que reconocieron su verdadero carácter. ¿Cómo, pues, podemos ver la divinidad de Cristo igual que los apóstoles?

Observar organismos diminutos u objetos lejanos nos es posible utilizando un microscopio o un telescopio. Igualmente, podemos ver la divinidad de Cristo solo a través de“los ojos de la profecía”, esto es, la Biblia, que fue escrita por hombres inspirados por el Espíritu Santo. Únicamente a través de ella podemos reconocer la divinidad de Cristo, que es Dios en carne.

Todas las cosas con respecto a Cristo estaban escritas en la Biblia; aun así, los principales sacerdotes, fariseos y maestros de la ley no lo reconocieron porque no creían plenamente en la Biblia. No obstante, los discípulos recibieron a Cristo a pesar de no tener tanta sabiduría. Como decía la profecía:“Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios”, el evangelio de Cristo llegó a los de limpio corazón, quienes aceptaron su enseñanza como la palabra de Dios.

『[…] trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados. El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, […] todo fue creado por medio de él y para él.』Col. 1:13-18

El apóstol Pablo testificó enérgicamente que aquel que el mundo rechazaba, era Dios el Creador. El motivo por el que Dios escondió su divinidad, fue que los hombres siempre lo temieron y huyeron de él. Para salvarlos, cubrió su divinidad con el velo de la carne. Pero los hombres lo rechazaron y desdeñaron cuando vino en carne, acusándolo de hereje por causa de sus enseñanzas.

De igual manera, las iglesias del mundo actual, consideran que la pascua del nuevo pacto es una herejía. Esto no es extraño, pues en la época de la iglesia primitiva, el apóstol Pablo fue acusado de predicar el nuevo pacto. Los hombres ahora exaltan a Pablo, colocándolo en una posición elevada, llamándolo incluso San Pablo; en aquellos días, no obstante, Pablo fue llamado“cabecilla de la secta de los nazarenos”.

Lo mismo sucede en estos últimos días: Cristo ama tanto a la humanidad, que ha venido en carne para traer las buenas nuevas de salvación. Casi nadie lo recibe, igual que en su primera venida. Sin embargo, como los antepasados y mártires de la fe, debemos caminar con diligencia en la senda correcta, a pesar de las desventajas que suframos por causa de Cristo. Cuando sigamos las enseñanzas de Dios escritas en la Biblia, él nos bendecirá y amará grandemente.

Jesús dijo:“Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros” (Jn. 15:18). Ya que Cristo nos ama, es lógico que seamos aborrecidos por el mundo. Teniendo en cuenta que Dios nos dará grandes bendiciones a los que sufrimos en el camino de Cristo, reconozcamos correctamente al Cristo que ha venido en estos últimos días, y creamos en él dando un enérgico testimonio de él. Edifiquemos nuestra fe sobre Cristo, la roca sólida, y sigamos la senda de Cristo, y entraremos todos juntos en el eterno reino de los cielos.