La Biblia ya había profetizado cómo progresaría y se cumpliría el evangelio del reino de los cielos. Dios ha escrito todo en la Biblia, incluyendo las cosas que sucederán en esta época y los procesos por los que debemos atravesar hasta que vayamos al cielo. Cuando los examinamos uno por uno, podemos encontrar la voluntad predestinada de Dios que es maravillosa.
Entonces, ¿qué profecía queda por cumplirse y qué debemos hacer ahora? El Padre Ahnsahnghong dijo: “Los soldados se mueven al son de la trompeta, y los santos de la fe se mueven al sonido de la profecía”. Teniendo presente la palabra del Padre, debemos prestar atención al sonido de la trompeta de la profecía y poner en práctica correctamente las leyes y ordenanzas de Dios, como pueblo santo del cielo.
Dios ha dividido los seis mil años de la redención en tres periodos: la época del Padre, la época del Hijo y la época del Espíritu Santo, y nos ha dado un nombre del Salvador diferente para cada época, y Él guía a la humanidad al camino de la salvación. Ahora estamos viviendo en la época del Espíritu Santo. Veamos qué nos dice la Biblia que hagamos, qué tipo de misión se nos ha dado en esta época.
“Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” Mr 16:15-16
Jesús profetiza que el que creyere y fuere bautizado, será salvo; pero el que no creyere, será condenado y castigado. Aquí, el fin de nuestra fe que determina la salvación o el castigo es Cristo a quien predicamos y el evangelio del nuevo pacto que Él nos ha enseñado.
El Salvador de esta época, de quien da testimonio la Biblia, es Cristo Ahnsahnghong, quien ha venido con el nombre nuevo de Jesús (Ap 3:12, 2:17). En la época del Espíritu Santo, quien crea en el nombre Ahnsahnghong y sea bautizado puede ser salvo.
Veamos hasta dónde debe predicarse el evangelio en la época del Espíritu Santo, a través del sonido de la trompeta de la profecía.
“Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios. Pero digo: ¿No han oído? Antes bien, por toda la tierra ha salido la voz de ellos, y hasta los fines de la tierra sus palabras.” Ro 10:17-18
El evangelio de la época del Espíritu Santo nunca deja de ser predicado, sino que se predica en todo el mundo, hasta los fines de la tierra. Dios ha predestinado que el evangelio sea predicado en todo el mundo, para que nadie deje de ser salvo sin tener la oportunidad de escucharlo.
Averigüemos a qué se refiere el evangelio, que debe ser predicado a todas las personas del mundo, y a quiénes Dios encomienda la misión de predicar el evangelio, a través de la siguiente profecía.
“Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” Mt 28:18-20
“Haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado.” Esta es la misión que Dios nos ha dado a los que vivimos en la época del Espíritu Santo, no a los santos de los tiempos del Antiguo Testamento ni a los santos de la primera venida de Jesús. Es porque bautizar a las personas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo solo es posible en la época del Espíritu Santo.
El evangelio que predicamos es un mandamiento dado por Dios, quien tiene toda potestad en el cielo y en la tierra. Dios ha prometido que estará con nosotros hasta el fin del mundo si vamos y enseñamos su palabra a todas las personas. No debemos dejarnos influenciar por lo que está justo frente a nosotros, sino prestar atención a las profecías de Dios y seguir adelante. En esta época, es nuestra misión predicar el mensaje del evangelio fuertemente hasta lo último de la tierra, creyendo en las promesas de Dios: las profecías.
La pandemia de la COVID-19 ha cambiado por completo nuestra vida diaria. De acuerdo con las pautas de prevención de la COVID-19, muchos países han instituido medidas de cuarentena y las personas en países con restricciones de viaje no pueden reunirse con sus vecinos, parientes o familiares que viven separados. La Iglesia de Dios también ofrece cultos tanto en la iglesia como en línea para ayudar a superar la crisis nacional y garantizar la seguridad y salud de nuestros miembros, según la situación de cada región.
Entonces, ¿qué debemos hacer para cumplir nuestra misión profética de ir y predicar el evangelio a todas las personas? ¿Es la voluntad de Dios que permanezcamos en silencio en tiempos como este, cuando las enfermedades infecciosas están muy extendidas y siguen ocurriendo todo tipo de desastres climáticos?
No hay ninguna profecía en la Biblia que diga que el evangelio dejará de ser predicado en una situación determinada. La puerta al evangelio está abierta de par en par en cualquier situación. Incluso en este momento, Dios está esperando con los brazos abiertos para salvar a todas las personas, como está profetizado en la Biblia (Ro 10:20-21).
Nuestros miembros de Sion estudian la Biblia en línea porque no pueden reunirse de forma presencial, y hacen videollamadas a sus familiares y conocidos que viven en el extranjero para saludarlos y también predicarles la verdad. Han sido pioneros en una nueva forma de predicar, creyendo que el evangelio será predicado en Samaria y hasta lo último de la tierra. Estudian la Biblia y predican el evangelio a través de sistemas en línea, a diferencia de antes. Al verlos hacer eso, descubro la profunda providencia de Dios que trata de salvar a las personas de los desastres.
Si creemos plenamente en las promesas de Dios y las ponemos en práctica, todo se cumplirá según las profecías de la Biblia. Toda palabra profética en la Biblia es confiable como para que podamos creer en ella plenamente.
“Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones;” 2 P 1:19
La palabra de los hombres puede fallar, pero la palabra de Dios nunca falla. Todas las profecías de la Biblia se cumplirán sin falta. Jesús mismo enseñó este hecho cuando vino a la tierra hace dos mil años.
“Pero uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espada, e hiriendo a un siervo del sumo sacerdote, le quitó la oreja. Entonces Jesús le dijo: Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que tomen espada, a espada perecerán. ¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles? ¿Pero cómo entonces se cumplirían las Escrituras, de que es necesario que así se haga? En aquella hora dijo Jesús a la gente: ¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y con palos para prenderme? Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis. Mas todo esto sucede, para que se cumplan las Escrituras de los profetas. […]” Mt 26:51-56
Cuando una multitud enviada por los principales sacerdotes y los fariseos vino a arrestar a Jesús, Pedro empuñó una espada para protegerlo y le cortó la oreja a Malco, el siervo del sumo sacerdote. Jesús lo detuvo, diciendo: “¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles?”. Como dijo, Jesús tenía autoridad y poder para reprimirlos si quería. Sin embargo, si lo hubiera hecho, ¿quién habría cumplido la profecía del cordero de la Pascua y cómo se habrían cumplido las Escrituras que dicen que Cristo llevaría personalmente los pecados de toda la humanidad y se convertiría en una ofrenda por el pecado?
Jesús le enseñó a Pedro que ellos estaban cumpliendo una parte de la profecía de la Biblia. Podrían haber arrestado a Jesús en cualquier momento mientras predicaba la palabra de Dios durante tres años. No obstante, de repente llegaron a arrestarlo en la noche de la Pascua, porque había llegado el tiempo profetizado. Entonces, Jesús se rindió voluntariamente a su arresto, haciendo comprender a sus discípulos que todas las profecías de la Biblia se cumplen sin excepción.
Pensemos en la profecía de nuestro tiempo. Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para salir a todo el mundo y predicar el evangelio a todas las personas. Hay tantas comodidades modernas en esta época, como los aviones, que nos llevan rápidamente al otro lado del mundo, así como computadoras y teléfonos inteligentes que nos permiten comunicarnos incluso con personas que están lejos. En la época del Espíritu Santo, cuando se cumplirá la profecía de la evangelización mundial, la ciencia, el conocimiento y la cultura se han desarrollado mucho más rápido que en cualquier generación anterior.
“[…] pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro. Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua. Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad. Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará.” Dn 12:1-4
Cuando se escribió el libro de Daniel, nadie sabía cómo se cumpliría la profecía: “Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará”. En aquellos días, los caballos eran el único medio de transporte de las personas para viajar rápidamente de un lugar a otro. Ahora, sin embargo, hay varios medios de transporte que conectan el mundo entero como una zona de vida de un día, por lo que podemos viajar por todo el mundo cientos o miles de veces más rápido que nunca. En el pasado, la mayoría de las personas obtenían conocimientos a través de los libros, pero ahora podemos obtener una gran cantidad de información sobre lo que sucede en todo el mundo, simplemente buscando en Internet. Podemos confirmar una vez más que cada profecía de la Biblia se cumple sin falta.
La misión profética que Dios nos ha dado en esta época es predicar el evangelio a todas las personas. La Biblia dice que aquellos que enseñan la justicia a la multitud —los que guían al cielo— recibirán la gloria de brillar como las estrellas a perpetua eternidad. Depende de cada persona decidir si seguir o no la profecía de la Biblia, pero Dios ya ha predestinado que el evangelio será predicado a todas las naciones del mundo. Dios nos ha concedido su gracia de salvación y también nos ha abierto el camino para que participemos del gozo de salvar a otras personas. Todavía hay muchas almas que aún no han escuchado las buenas nuevas. Prediquémosles diligentemente las enseñanzas de Dios, para que puedan regresar al cielo, su hogar eterno, y brillemos como las estrellas a perpetua eternidad.
La obra del evangelio a través de la cual Dios salva al mundo entero debe cumplirse sin falta. Dios ya ha dispuesto todos los canales del evangelio, de principio a fin, y nos guía por todo el camino. El evangelio sin falta se cumplirá. Por eso, todos debemos participar en él para que podamos recibir las bendiciones que Dios tiene preparadas para nosotros, ¿no es así?
“Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; […]” 2 Ti 4:1-2
Estas palabras se aplican a los que vivimos en la época del Espíritu Santo, así como a los santos de la Iglesia primitiva. Si nos hemos dado cuenta del valor del evangelio, solo necesitamos participar en él. La trompeta de la profecía está haciendo sonar un claro llamado a avanzar, y no debemos quedarnos quietos ni retroceder. ¿Qué pasa si nos cansamos y nos damos por vencidos a mitad de camino, justo antes de entrar en la Canaán celestial? Nos alejaremos del cielo.
“Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca. El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía. He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.” Ap 22:10-12
Incluso en el momento en que la profecía está casi cumplida, los que hacen el mal continúan haciendo el mal. Sin embargo, los santos hijos del cielo realizan la justicia de Dios. Aunque haya un obstáculo, no lo usan como excusa. Es porque saben que la profecía de Dios tiene el poder de vencer cualquier obstáculo.
Debemos recordar que tenemos una meta definida: el cielo. Aquellos que no tienen metas no pueden evitar tambalearse. Cuando los israelitas vivían en el desierto, se quejaron contra Dios por no tener comida ni agua. Distraídos por las cosas que sucedían cada día y las palabras pronunciadas por las personas a su alrededor, se olvidaron de su objetivo original: Canaán. Sin embargo, aquellos que mantuvieron su objetivo en mente simplemente procedieron de acuerdo con la profecía, y como resultado pudieron entrar en la tierra prometida que fluía leche y miel.
La evangelización mundial debe llevarse a cabo sin falta, sin importar los obstáculos o impedimentos que puedan aparecer, porque ha sido planeado y propuesto por Dios, no por el hombre. Dios también ha preparado recompensas celestiales para cada uno de nosotros cuando se cumpla el evangelio del reino de los cielos. Ya que Dios ha prometido que recompensará a cada uno según sus obras, solo tenemos que correr diligentemente hacia el cielo con fe sin importar las circunstancias que enfrentemos.
Hay dos tipos de personas a la hora de enfrentarse a una situación aparentemente imposible: los que se dan por vencidos y los que lo convierten en una oportunidad, cambiando su forma de pensar. Una empresa de calzado envió a dos vendedores a África para encontrar una oportunidad de vender zapatos. Cuando llegaron allí, no pudieron ver a nadie con zapatos. Investigaron e informaron a la oficina central. Uno de ellos dijo: “Aquí no podemos vender zapatos”. El otro dijo: “Aquí nadie lleva zapatos, Así que hay un gran mercado para nosotros, si la gente se da cuenta de lo cómodo que es llevar zapatos”. La empresa aceptó la opinión del segundo vendedor y promovió con éxito la importancia y la comodidad de usar zapatos, abriendo nuevos mercados en África.
Así como la empresa apoyó a la persona que vio potencial incluso en una situación difícil, Dios le da poder al que intenta hacer algo. Él ha prometido estar con nosotros cuando pasemos por las aguas y cuando caminemos por el fuego. Si creemos en esta promesa, podremos recibir la ayuda de Dios incluso en condiciones y circunstancias peligrosas. Sin embargo, si dudamos, poniendo varias excusas, difícilmente podremos experimentar la obra del Espíritu Santo.
Debemos movernos al sonido de la trompeta de la profecía. Según la profecía de la Biblia, el evangelio del reino de los cielos se predicará sin falta hasta lo último de la tierra. Dado que la trompeta de la profecía hace sonar el llamado “levántate, resplandece”, no debemos alejarnos de las bendiciones del cielo. Como guerreros de la fe, prestemos atención al sonido de la trompeta de la profecía y sigamos su ritmo, así como los trescientos guerreros de Gedeón guardaron silencio cuando se les dijo que escondieran las teas dentro de los cántaros, y los rompieron y gritaron todos a la vez cuando se les dijo que se levantaran y gritaran.
Hoy, escuchamos noticias de desastres de todo el mundo. Dios ha abierto de par en par la puerta de la salvación al darnos varias formas de predicar incluso en esta difícil situación. No descuidemos la misión de predicar el evangelio, poniendo los obstáculos como excusa, sino tratemos de encontrar las oportunidades dadas por Dios. Miembros de la familia celestial de Sion, sigamos la voluntad de Dios, que considera que un alma es más preciosa que el mundo entero, y trabajemos aún más duro para enseñar la justicia a la multitud, para que todos podamos participar juntos de la gloria del cielo.