Hay un refrán que dice: “Si se enoja una vez, envejecerá una vez. Si se ríe una vez, será más joven una vez”. Como dice este refrán, la risa nos hace más jóvenes y saludables, pero la ira nos envejece y enferma. Cuando se enoja, su cuerpo secreta hormonas como la adrenalina y el cortisol, que pueden hacer que aumente su presión arterial y que su pulso se acelere, dañando las paredes internas del sistema cardiovascular. Cuando esta condición se repite, puede conllevar fácilmente a enfermedades como cardiopatías, hipertensión, arteriosclerosis, y trastornos digestivos, y hay un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer debido a los daños en las células cerebrales.
El Dr. Elmer Gates de los Estados Unidos realizó un experimento interesante con la respiración humana. Recogió el aliento de la gente y lo congeló para dejar algún sedimento. Sorprendentemente, el color y la composición de los sedimentos eran diferentes, dependiendo del estado emocional de la persona. Lo que es aún más sorprendente, es que cuando el residuo marrón producido durante la ira, se inyectó en ratones experimentales, estos murieron en tan solo unos minutos. Esto demuestra que cuando nos enojamos, nuestro cuerpo produce un veneno mortal.
El hábito de enojarnos con impaciencia puede dañar nuestra propia salud y también la de los demás. Mantengámonos jóvenes y saludables teniendo autocontrol sobre la ira.