Una neuróloga que sufrió un derrame cerebral

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La competente neurocientífica Jill Bolte Taylor sufrió el colapso de un derrame cerebral a los 37 años y, como estudiaba con gran interés el cerebro desde que era joven, aceptó su derrame cerebral como algo maravilloso en lugar de desesperarse. Fue a partir de la idea de que pocos científicos tenían la oportunidad de estudiar su propio cerebro y observar el proceso. Taylor se sometió a una cirugía para extirpar un coágulo de sangre del tamaño de una pelota de golf en la cabeza, y superó la enfermedad tras ocho años de esfuerzo con firme voluntad. Actualmente trabaja más activamente compartiendo sus experiencias a través de escritos y conferencias.

Otro factor que le permitió una segunda vida fue el gran amor de su madre. La madre de Taylor volvió a enseñar paso a paso a su hija adulta, cuyas habilidades físicas y cognitivas habían regresado al nivel de un bebé, a caminar, hablar, leer y escribir. Nunca gritó ni criticó a su hija, y mantuvo una actitud amistosa constante. En lugar de lamentar lo que su hija no podía hacer, elogiaba cualquier pequeño cambio y le ayudaba a comprender cuál era su próximo objetivo y cómo lograrlo. El amor de una madre que nunca se dio por vencida, llenó de esperanza la segunda vida de su hija.

“El haber nacido de mi madre fue en verdad mi primera y más grande bendición. Nacer de ella por segunda vez ha sido mi mayor fortuna.” Jill Bolt Taylor