
Una universidad de Estados Unidos realizó una investigación sobre la relación entre la carrera y la felicidad entre personas que trabajan en la misma industria. Los dividieron en dos grupos: aquellos que consideraban su carrera como un llamado y aquellos que lo hacían como un medio de vida, lo cual mostró una diferencia considerable. Los que trabajaban simplemente para subsistir, no hallaban un significado especial en sus trabajos. Por otro lado, aquellos que tenían un sentido del llamado, sentían mucho gozo y satisfacción en sus trabajos, ya que creían que estaban haciendo algo que el mundo necesitaba.
El apóstol Pablo asumió con gusto la misión de predicar a pesar de todo tipo de adversidades: ser encarcelado, golpeado, asaltado, y padecer hambre. Fue porque comprendió que fue llamado por Dios y que hacía el trabajo más valioso del mundo. Nosotros también hemos sido llamados por Dios para predicar la verdad de la salvación a toda la humanidad. Aunque atravesemos problemas, la alegría y la recompensa por salvar almas son incomparables. Se nos concedió la misión más maravillosa que nos dará incluso la corona de la vida.
『Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.』 Hch. 20:24