Con solo limpiar su casa una vez, no puede mantenerla limpia para siempre. El polvo cae sobre las cosas, y las cosas, y siguen apareciendo cosas que limpiar. Si usted quiere mantener su casa limpia todo el tiempo, debe organizar las cosas y limpiarlas todos los días.
Lo mismo ocurre con nuestra mente. Aunque uno se arrepienta de lo que ha hecho y decida hacer algo bueno, su mente no queda igual para siempre. Uno hace cosas que no quería hacer por error, y a veces hasta se culpa a sí mismo.
“Los cordones de tus zapatos que ataste ayer, pueden aflojarse hoy y desatarse mañana. Así como atas los cordones de tus zapatos todos los días, debes recordarte lo que has decidido.” Si hemos decidido hacer algo para participar en la naturaleza divina, debemos verificar nuestra mente cada día. Si abandonamos lo que hemos decidido hacer por razones triviales, y nos culpamos, de nada vale. Tenemos que ordenar nuestra mente con la palabra de Dios y cerrar las grietas todos los días, hoy y mañana, así como atamos los cordones de los zapatos que se han aflojado.