Y aunque tu principio haya sido pequeño

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Un río comienza con una gota de agua. Una gota de lluvia que cae del cielo y una pequeña gota de agua que brota de un bosque y forma un manantial se reúnen y fluyen en un arroyo. Cuando se encuentran con otros arroyos de todos lados, obtienen el nombre de río. El río que abarca docenas o cientos de afluentes, corre constantemente y se vuelve más ancho y profundo.

Las aguas que se han reunido en el río no contienden, sino que fluyen sin ninguna queja hasta llegar a su destino, el mar. Mientras el río avanza con la corriente, logra cosas que ni siquiera podía pensar cuando estaba solo como una gota solitaria. Rompe duras rocas con una fuerte ola y se convierte en un hogar acogedor que recibe todo tipo de seres vivos.

“Y aunque tu principio haya sido pequeño, tu postrer estado será muy grande.” Job 8:7

Aunque su principio parecía humilde, las diminutas gotas de agua se juntan y crean enormes olas. El agua de la vida, que cambiará al mundo con el amor de la Madre, fluye hacia el mar, siguiendo el camino del evangelio que abrió el Padre.