Esto ocurrió en Nueva York, EE. UU. Un joven trabajador social se topó con un ladrón en un lugar solitario en su camino a casa del trabajo. El ladrón con un cuchillo era un adolescente. El trabajador se sintió nervioso un momento, pero sacó su billetera y se la entregó al joven ladrón. El ladrón que le arrebató la billetera comenzó a correr rápidamente.
Persiguiendo al ladrón que huía, gritó en voz alta: “¡Oye, espera! Dejaste algo”. El ladrón se detuvo y miró atrás extrañado. El hombre le dijo al ladrón: “Para mantenerte activo por la noche, tendrás frío, así que toma mi abrigo. Y ahora estoy por ir a cenar, ¿por qué no vienes conmigo?”. El ladrón, que vaciló ante su sugerencia, finalmente fue al restaurante favorito del hombre. El individuo trató amablemente al gerente del restaurante y a los empleados, pero dicha actitud pareció poco familiar al ladrón.
Cuando terminaron de cenar, el hombre dijo: “Ya que tienes mi billetera, debes pagar. Pero si me la devuelves, lo pagaré yo”. El ladrón devolvió dócilmente la billetera, y el hombre le dio veinte dólares por su cuchillo.
El adolescente que se habría convertido en ladrón, cambió su mentalidad por la bondad de una persona.