Haciendo brillar hasta un lugar escondido
Kim Bo-ra, desde Gyeongsan, Corea
Las calles de Taiwán están muy limpias, ya que el orden público se respeta mucho. Debido a la administración minuciosa, se prohíbe a las personas tomar bebidas, incluida el agua, después de pasar las puertas de control de boletos del tren subterráneo. Si violan la ley, se les cobra una multa de hasta 7500 nuevos dólares taiwaneses (245 dólares). El equipo de ASEZ en Taipéi, Taiwán, planeó limpiar la calle, pero se preguntó si habría suficiente basura ya que Hsinchu es una ciudad limpia cerca de Taipéi.
Sin embargo, cuando realmente fuimos allí, pudimos ver algo de basura por todas partes. Mientras recogíamos colillas de cigarrillos y desperdicios en la calle, encontramos basura amontonada en un callejón oscuro entre los edificios. El callejón era tan estrecho que solo una persona podía pasar, y estaba oscuro incluso en el día. Formamos una fila y pasamos la basura de persona a persona para limpiar allí. Parecía que en cualquier momento saldrían insectos de la basura húmeda, y estábamos totalmente empapados de sudor, luchando con la basura. A pesar de eso, todos sonreímos ampliamente, diciendo que no estábamos cansados porque estábamos juntos.
Nuestra energía positiva debe de haber pasado a otros. Una señora de mediana edad que nos observaba cuidadosamente, nos preguntó de qué organización éramos. No dejaba de elogiarnos, diciendo que hacíamos un gran trabajo. Los ciudadanos que pasaban por allí, pusieron la basura en nuestra bolsa de basura y nos alentaron. Después de terminar la limpieza, llegué a pensar que ni siquiera un callejón oscuro se llenaría de basura si miramos alrededor con el corazón de una madre que cuida minuciosamente de su hijo. Sea en una calle o en nuestro corazón, el secreto de hacer brillar hasta un lugar escondido es el amor de la madre.