
El 16 de septiembre de 1976, en una ciudad de la Unión Soviética, un trolebús perdió el equilibrio y cayó a un lago. Entonces un hombre se lanzó al agua sin dudar. No podía ver lo que estaba delante de él a causa de las aguas negras, y el agua estaba fría, pero sacó a los pasajeros del lago con todas sus fuerzas. Era un famoso nadador de la modalidad de natación con aletas, llamado Shavarsh Karapetyan, que batió el récord mundial en once ocasiones y ganó trece veces el campeonato europeo y diecisiete veces el campeonato mundial.
Zambulléndose en el lago más de treinta veces, rescató a unas treinta personas y luego se desmayó. Desde ese día tuvo neumonía y septicemia. Cuando despertó cuarenta y seis días después, su cuerpo se descompuso tanto que no podía participar más en competiciones de natación. Debe de haber sido una noticia impactante para él, que venía disfrutando del mejor momento de su vida. Sin embargo, había algo que lo atormentaba más. El día del accidente, mientras rescataba a las personas, una vez sacó un cojín de un asiento, confundiéndolo con una persona. Pensando que podría haber salvado a una persona más si no hubiera cometido ese error, sufría de pesadillas y depresión.
Ahora es dueño de una tienda de reparación de calzado y una tienda para las personas con discapacidad. La gente lo recuerda como el héroe que salvó a muchas personas, más que como un nadador competente.