¡Ahora!

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Existe un dicho: “El mañana es un viejo engañador”. Esto implica que si uno frecuentemente posterga las cosas para mañana, es fácil que casi siempre solo las deje pasar completamente. En realidad, cuando llega el mañana, nada cambia. Sin embargo, la mayoría de la gente pospone para mañana lo que tiene que hacer inmediatamente. Esta es una prueba de que no tienen la voluntad de cumplirlo.

En la parábola de los talentos dicha por Jesús, hubo algo en común entre los que fueron elogiados por su señor por haber ganado el doble de lo que habían recibido. Ellos fueron “inmediatamente” y pusieron sus talentos a trabajar. Ellos eran completamente diferentes del hombre que escondió el talento de su señor en la tierra y solo esperó su retorno sin hacer nada, y finalmente fue privado incluso de lo que tenía.

En esta época, una de las características de los que permanecen alertas es que cuando comprenden algo, lo ponen en práctica “inmediatamente”. No importa cuántos buenos entendimientos tengamos, si posponemos el ponerlos en práctica, esto muestra que estamos dormidos espiritualmente.

Si conocemos la voluntad de Dios, debemos ponerla en práctica inmediatamente. Si queremos llevar frutos, necesitamos sembrar la semilla ahora, y si nuestras lámparas están escasas de aceite, tenemos que llenarlas inmediatamente. No debemos olvidar que este preciso momento es el mejor momento para hacer la obra del evangelio.

¿Cuándo es el mejor momento para poner en práctica lo que hemos comprendido?