
El gusto es uno de los sentidos que posee una persona. No obstante, el sentido del gusto por sí solo no puede reconocer cómo saben las comidas. Cuando mastica los alimentos, ese sabor se transmite a la faringe situada entre la boca y la nariz, y puede sentir el sabor; es porque el sentido del olfato desempeña un papel importante. Esta es la razón por la cual no puede saborear correctamente cuando su nariz está tapada.
No es solo el olfato el que afecta al gusto. El cromatista Nomura Junichi pintó las mismas latas de café con diferentes colores como rojo, amarillo, azul y marrón. Y pidió a las personas probarlos y preguntó sobre su sabor. El 73 % de participantes respondieron que el café de la lata marrón era un café más cargado, y el 87 % dijo que la lata amarilla era un café más suave. Aunque se trataba del mismo café, tenían un sabor diferente dependiendo del color de la lata, porque la vista tiene un impacto en el gusto.
La vista también influye en el oído. El psicólogo cognitivo Harry McGurk creó un vídeo con el sonido de la sílaba “ba” pero con la imagen de la boca pronunciando la sílaba “ga”. Y mostró el vídeo a las personas y les preguntó sobre lo que escucharon. Más personas lo escucharon como “ga” o “da” —la forma de la boca para pronunciarlas es la misma—, que como “ba”.
De esta manera, los ojos, la nariz, la boca y los oídos son partes diferentes, pero cada uno por sí solo no puede desempeñar plenamente su función. Es porque todas las partes están estrechamente conectadas entre sí.