Las partes deben tener la misma preocupación por los demás

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El tercer cedro rojo más alto del mundo se encuentra en Nolan Creek, en Washington D. C. Desafortunadamente, ya está muerto.

Unos 30 años atrás, fueron talados muchos árboles alrededor de este árbol. Ya que este árbol tenía un significado simbólico, lo dejaron solo. Sin embargo, cuando los árboles contiguos fueron cortados uno por uno, el cedro rojo comenzó a marchitarse. La gente trató por todos los medios de salvar al árbol, pero todos sus esfuerzos fueron en vano. El árbol siguió marchitándose hasta morir.

La razón por la que el cedro rojo se marchitó, era muy simple: ni siquiera un árbol gigante puede vivir resistiendo él solo los fuertes vientos del vasto desierto.

Nosotros somos los árboles de Dios, que estamos viviendo juntos en el monte de Sion. Somos diferentes partes de un cuerpo, pero tenemos que alumbrar la luz de la vida en unidad. Podemos aprender la providencia de Dios a través de la naturaleza que él ha creado.

“[…] para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros. De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan. Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.” 1 Co 12:25-27