Acerca de lo que vemos y oímos
Lo que comemos afecta la salud de nuestro cuerpo, y lo que vemos y oímos afecta nuestros pensamientos, palabras y acciones.
Una madre vio a su hijo imitando a un doliente. Sorprendida, la madre dejó la casa cerca de un cementerio y se mudó a una casa al lado de un mercado. Entonces su hijo comenzó a imitar a un comerciante. La madre empacó sus cosas nuevamente y se mudó a una casa cerca de una escuela. Ahora su hijo comenzó a imitar la lectura de libros y la madre se sintió satisfecha. Este es el origen de la expresión china 孟母三遷之敎 (meng mu san qian zhi jiao), que significa que la madre de Mencio se mudó tres veces para la educación de su hijo, lo cual contiene el mensaje de que los hombres son influenciados por lo que ven y oyen.
Incluso una mujer a la que solía gustarle ver películas de terror impactantes y escuchar música a todo volumen con ritmos desiguales, por lo general intenta ver películas emocionales y reconfortantes y escuchar música tranquila y pacífica una vez que queda embarazada. Esto se debe a que lo que el feto ve y escucha indirectamente a través del cuerpo de la madre, influye enormemente en sus emociones. Entonces, es innecesario decir cuánto nos influye lo que vemos directamente con nuestros propios ojos y lo que oímos con nuestros propios oídos.
Vivimos en abundancia de cosas para ver y oír debido al desarrollo de los medios de información y comunicación, más que nunca. En la televisión, cientos de canales están encendidos las 24 horas del día, y todos los días brotan como una inundación vídeos de transmisión personal y de diverso contenido. Es casi imposible vivir sin contacto con los medios de comunicación en esta sociedad moderna. Entonces, ¿qué deberíamos ver y oír? No se trata solo de un individuo, sino de la paz y la felicidad de la familia.
Lo que entra por los ojos y oídos sale a través de palabras y acciones
En la década de 1960, el psicólogo canadiense-estadounidense Albert Bandura, realizó el experimento del muñeco Bobo en niños de entre tres y seis años. Un muñeco Bobo es un tentetieso que se balancea hacia una posición vertical después de haber sido derribado. Él observó el comportamiento de los niños después de dejarlos ver a un adulto tratando a este muñeco de manera agresiva, y también el comportamiento de los niños que no estuvieron expuestos a tal adulto. Los niños que vieron al adulto abusando del muñeco, también fueron agresivos con este, y los que no estuvieron expuestos a ese ambiente, no mostraron un comportamiento agresivo aunque había elementos a su alrededor que podían causar violencia, como pistolas o cuchillos de juguete.
Una empresa coreana también tuvo un experimento similar utilizando tecnología de inteligencia artificial. Reprodujeron a dos niños virtuales clonando a un niño de cinco años a través de tecnología 3D, e hicieron que uno de ellos viera un vídeo que lee cuentos infantiles, y el otro, vídeos aleatorios de un sitio web de intercambio de vídeos.
Después de que esos dos niños virtuales estuvieron expuestos a diferentes vídeos durante ocho semanas, fueron entrevistados. Sus conversaciones eran totalmente diferentes entre sí. El niño virtual que fue expuesto a vídeos de contenido infantil de alta calidad usó expresiones creativas y palabras suaves, mientras que el niño que fue expuesto a vídeos indiscretos usó en exceso jergas y un vocabulario de burlas hacia otras personas.
Como muestran estos experimentos, los niños absorben lo que ven y oyen como una esponja. Entonces, ¿el entorno solamente afecta a los niños que aún no han crecido por completo?
Una estación de televisión coreana hizo un experimento con adultos; dividieron a los participantes en dos grupos y les pidieron que formaran oraciones utilizando tarjetas de palabras. El experimento fue para ver cómo cambia el comportamiento de las personas después de estar expuestas a ciertas palabras. En consecuencia, el grupo que estuvo expuesto a las palabras relacionadas con personas mayores como viejo y ahorro para la jubilación, caminó dos segundos más lento en promedio que antes del experimento; y el grupo que estuvo expuesto a las palabras relacionadas con los jóvenes como desafiante, apasionado y nuevo recluta, caminó dos segundos más rápido en promedio que antes del experimento.
Independientemente de nuestra intención, lo que entra en nuestro interior a través de nuestros ojos y oídos sale a través de nuestras palabras y acciones. Ni los adultos con abundante conocimiento, experiencia y discernimiento son la excepción.
El cerebro cambia según lo que vemos y oímos
Aproximadamente el 80 % de la información que maneja el cerebro llega a través de los ojos, y un 10 % por los oídos. Cuando los ojos transmiten la luz que se refleja en un objeto, el cerebro forma una imagen que podemos ver; y cuando los oídos transmiten la vibración del aire, lo escuchamos como el sonido que podemos entender. En este proceso, el cerebro interpreta y juzga la nueva información, basándose en la experiencia del pasado. En otras palabras, los ojos y los oídos solo juegan el papel de transmitir la información visual y auditiva, y no es exagerado decir que en realidad es el cerebro el que ve y oye.
Parece que la forma en que el cerebro maneja la información es complicada, pero también tiene un lado simple. El cerebro se resiste a la nueva información, pero se siente bien y confía en la información que ha recibido con frecuencia. Esta es la razón por la que la mayoría de las personas compran productos de marcas reconocidas que han visto en anuncios si no tienen conocimiento o información en ese campo. La torre Eiffel de París era considerada horrible cuando se construyó y estuvo en peligro de ser demolida, pero con el paso del tiempo los ciudadanos se acostumbraron y dieron una buena respuesta, así que ahora se erige como una atracción. Este es el origen del “Efecto torre Eiffel”, que se refiere a un fenómeno en el que la simpatía aumenta a través de la exposición repetitiva.
No obstante, el problema es que el cerebro puede aceptar todo indiscretamente sin considerar si es un hecho o no y si es perjudicial o beneficioso, quedando cegado por la familiaridad. Además, la neurona espejo del cerebro, que nos hace sentir empatía y copiar lo que ven los ojos, se activa más para el objeto en el que tenemos una impresión positiva. Por tanto, la posibilidad de copiar lo que otros dicen y cómo se comportan aumenta si nos resultan familiares y favorables. Es por eso que el entorno que nos rodea a menudo nos afecta más que nuestra propia voluntad a la hora de decidir qué pensar y hacer.
Hay una cita que dice: “Eres lo que comes”. Si lo que comemos y bebemos se convierte en la base de nuestro cuerpo, lo que vemos y oímos se convierte en la base de nuestra mente y espíritu. En otras palabras, lo que vemos y oímos se acumula y se convierte en nosotros.
Ser una buena persona
Ahora vivimos en el mundo de los medios, que está repleto de contenido estimulante e información indiscreta no probada, y de contenido que se centra en la diversión temporal. Si ve y escucha algo siempre que le dé una diversión momentánea, es como si se metiera en la boca cualquier alimento sin comprobar si es perjudicial o beneficioso para su organismo. Esta es la razón por la que la “alfabetización mediática” va en aumento.
La alfabetización mediática indica la capacidad de discernir información de los diferentes tipos de medios, como libros, periódicos, radio, televisión e Internet. Las personas en el campo de la educación dicen que la educación en alfabetización mediática es fundamental para prevenir el acoso cibernético que está creciendo entre los estudiantes debido al aumento de las clases en línea.
Los medios visuales tienen efectos secundarios cuando se expone a ellos durante demasiado tiempo, aunque tenga contenido beneficioso. Una vez que el cerebro se acostumbra a recibir estímulos visuales y auditivos de forma corta a través de los medios visuales, el lóbulo frontal, que está a cargo del pensamiento profundo, se debilita y puede hacer que busque una estimulación más rápida y fuerte y se vuelva adicto a ella. Por eso es más beneficioso para el cerebro obtener la misma información del libro que de la pantalla digital. Leer en papel real activa regiones más grandes del cerebro al mismo tiempo en el proceso de comprender y analizar el significado del contenido, lo que le ayuda a tener concentración, perspicacia y el poder de pensar y ampliar su perspectiva del mundo.
La cantidad de energía que el cerebro puede utilizar durante un día es limitada. Si el cerebro gasta toda su energía estimulando los nervios periféricos, se vuelve difícil elegir lo que es importante y ponerlo en práctica. La capacidad de discernir si algo es bueno para usted, comienza por ser consciente de qué ver y qué escuchar. Para disfrutar de los beneficios de los medios de comunicación, debe filtrar el contenido dañino o de baja calidad y mantenerse cerca de las cosas que pueden brindarle esperanza y energía positiva. Cuando ve a alguien ayudar, amar y considerar a los demás, aprende de ellos y también hace algo bueno. En otras palabras, se convierte en una buena persona cuando ve y escucha cosas buenas.
La mayoría de las mamás tratan de ver y escuchar solo cosas buenas para que los fetos en el útero crezcan brillantes y saludables. Dado que todos recibimos tanto amor, ¿no deberíamos darnos cosas buenas ahora? Esta es la mejor manera de expresar gratitud a quienes nos dejaron ver y escuchar. Y también es una forma de amarnos a nosotros mismos y a nuestros preciosos familiares.
Si conoce la importancia de lo que ve y escucha, tendrá cuidado cuando hable y actúe con los miembros de su familia, pensando en la influencia que ejercerá sobre ellos.
En lugar de enseñarle a su hijo a ser una buena persona, usted debe ser un buen padre. En lugar de querer que su cónyuge sea una buena persona, primero debe hacer un esfuerzo por convertirse en una buena persona. Así, se acercarán a lo que usted quiere que sean. Hay un dicho: “En el campo del cáñamo que crece erguido, incluso la artemisa crece erguida”. Esto también se aplica al campo llamado hogar.