Una persona que guía a los miembros de un grupo u organización se llama líder. La palabra alemana leiden, que significa liderar, deriva del protogermánico līþaną, que significa llevar, soportar y atravesar (aflicciones). De esto puede interpretarse que el rol de un líder no es fácil.
Una persona que sigue las indicaciones del líder y lo asiste de manera proactiva, para que este pueda dirigir bien al grupo, se denomina seguidor. El término alemán fultum, que quiere decir seguidor, derivó del alto alemán antiguo follaziohan, que significa “ayudar, estar a la mano, apoyar”. Así, podemos decir que un seguidor es aquella persona que entiende las dificultades que el líder atraviesa y lo ayuda en secreto.
Cuantos más seguidores buenos haya en un grupo, más activamente funcionará el grupo dando mejores resultados. Cuando los seguidores comprenden la voluntad de su líder y sus propios roles, y se dedican a alcanzar el objetivo con las destrezas necesarias, el grupo avanzará directo a la meta como navegando a favor del viento.
Dios nos llamó como guerreros de Melquisedec. Por eso somos los seguidores espirituales: nos dedicamos al evangelio y seguimos al Padre y a la Madre celestiales que guían los ejércitos celestiales. Dado que hemos comprendido la voluntad de Dios de salvar al mundo entero, y estamos avanzando hacia el reino de los cielos llevando a cabo la misión dada por Dios, somos los seguidores más exitosos que están con el líder más grande del mundo, ¿no es verdad?