Creo que todos al menos una vez, han sido atraídos en la calle por el dulce olor del pan recién horneado viajando por el aire.

Este olor del pan no solo estimula el apetito de la gente, sino también permite que sean amables. Los investigadores de la Universidad de Bretaña del Sur, Francia, reclutaron ocho voluntarios, y dejaron caer una de sus pertenencias fuera de una panadería y una tienda de ropa respectivamente, para experimentar el efecto del olor del pan. Como resultado de unos 400 experimentos, descubrieron que cuando los voluntarios dejaban caer artículos fuera de la panadería, el 77 % de los desconocidos se detenía para ayudar a recuperar el objeto perdido, pero solo el 52 % de los extraños ayudaron fuera de la tienda de ropa. Anteriormente se realizó un experimento similar, el cual mostró que el agradable olor de los cítricos o el café desencadena una buena influencia en la gente.
El maestro hindú Chanakia, dijo una vez: “La fragancia de las flores se extiende solo en la dirección del viento. Pero la bondad de una persona se propaga en todas las direcciones”. Aunque no sea una fragancia física captada por el sentido del olfato, la bondad de una persona que da un impacto positivo a los que la rodean, es como un agradable aroma. Tal vez emocionará el corazón de la gente más que una fragancia física que dura un momento.