Buscando almas humildes que anhelan la verdad
Ah Yeong-hun, desde Ámsterdam, Países Bajos
Los Países Bajos, la tierra de los tulipanes y los molinos de viento, son conocidos por haber expandido su territorio llenando los humedales y lagos con tierra y construyendo diques. Países Bajos significa literalmente “países más bajos”. Hay muchas tierras bajas allí, por lo que los Países Bajos recuperaron tierras del mar para evitar la cloración de las tierras de cultivo por el agua de mar. El territorio recientemente recuperado es una sexta parte del territorio nacional. Así que los neerlandeses están muy orgullosos de su país, y dicen: “Dios creó el mundo, pero los neerlandeses crearon los Países Bajos”.
Después de ser enviado a los Países Bajos como misionero, prediqué diligentemente el evangelio junto con los miembros locales o los miembros de las misiones de corto o largo plazo, para buscar las almas que amaban la verdad y esperaban el mensaje de salvación. Lamentablemente, fue difícil encontrar personas interesadas en la Biblia o que tuvieran una fe sincera en Dios. A pesar de la indiferencia y la frialdad de la gente, no nos rendimos, sino que continuamos predicando el evangelio con un solo corazón; entonces finalmente pudimos encontrar un alma más bella que las joyas y las flores. Es el hermano Benjamín.
El hermano estudió la verdad en Sion detenidamente, después de escuchar el mensaje sobre Dios Madre. Al día siguiente, recibió una nueva vida y se convirtió en hijo de Dios. El hermano afirmó que tenía curiosidad acerca de a quién se refería la palabra “nosotros” en Génesis 1:26: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”. Desde la perspectiva del hermano, Dios era más de uno. No podía entender por qué la iglesia a la que asistía antes, insistía en que solo hay un Dios. Después de presenciar frecuentes desacuerdos y disputas entre los miembros de esa iglesia, se volvió incluso escéptico hacia ellos y, mientras tanto, nos conoció a nosotros, los miembros de Sion.
La fe del hermano creció diariamente aceptando la palabra de Dios, como una esponja que absorbe agua, hasta que se propagó la COVID-19. Como se hizo difícil reunirnos en Sion, nos preocupaba que el hermano no fuese capaz de guardar los cultos en casa.
Sin embargo, nuestras preocupaciones eran infundadas. El hermano celebró con gracia la Pascua en casa y también los cultos del Día de Reposo. Después de que terminaba cada culto, nos enviaba el entendimiento que recibía del sermón a través de mensajes de texto y compartía fragancias de Sion. Después de levantarse la restricción de las reuniones, estudia la Biblia nuevamente con diligencia. No debe de ser fácil para él visitar Sion, porque le toma aproximadamente una hora desde su casa hasta Sion en transporte público, pero cada vez que viene a Sion, no puede ocultar su alegría y gratitud por estar en Sion. Antes de regresar a casa, siempre nos saluda en coreano de una manera muy humilde. Cuando trata de predicar el evangelio a su familia, primero pide sabiduría a los que llegaron a la fe antes que él, y dice: “Me preocupa mucho si podré entrar en el reino de los cielos, porque todavía soy muy arrogante”. Luego, en ese momento, recuerdo la palabra de Dios: “Salvaré al humilde de ojos” (Job 22:29).
En neerlandés, “Ne’derig” significa “bajo” y también “humilde”. Mi corazón se acelera al imaginar cuántas almas deben de estar esperando la verdad de Dios humildemente como el hermano Benjamín en los Países Bajos, un país con una altitud por debajo del nivel del mar. A pesar de que vivimos un momento difícil, debemos esforzarnos aún más por sembrar esperanza y valor en las personas. Sin duda, nos esforzaremos al máximo con un solo corazón para cumplir la misión que Dios nos confió. Miembros de Sion en todo el mundo, incluyendo Ámsterdam, Países Bajos, ¡ánimo!