Si lo desea ansiosamente…

Lee Ji-ye, desde Daegu, Corea

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“…Si quieres hacer algo, deséalo ansiosamente.”

Había pasado mucho tiempo como una rama sin fruto a pesar de que siempre me había alimentado de la savia nutritiva de Dios que es la vid. Yo quería predicar las palabras de Dios a mi familia y amigos, pero no tenía la valentía para predicarles y solo pensaba que no podían ser hijos de Dios. Cuando vi a otros hermanos y hermanas recibiendo la bendición de llevar abundantes frutos, trataba pausadamente de apartar la mirada de mí misma, que carecía de valentía y también de oración, y solía consolarme creyendo que algún día sería bendecida con un fruto, porque guardaba diligentemente los mandamientos de Dios. Entonces un día leí las siguientes frases que realmente llamaron mi atención:

“Un zorro perseguía a un conejo, pero nunca podía atraparlo. La razón es que el zorro corría por su comida, pero el conejo corría por su vida. Si usted quiere hacer algo, deséelo ansiosamente.”

Después de leer estas palabras, me quedé en silencio por un momento. Sentí que el significado de la palabra “ansiosamente” había conmovido mi corazón en ese momento.

Dios siempre nos dice que si deseamos algo ansiosamente, él lo cumplirá. Pero yo no había prestado atención a las palabras de Dios. Debí haber pedido a Dios ansiosamente con un deseo ferviente en lo profundo de mi corazón, como el conejo que habría corrido desesperadamente. Esa es la “ansiedad” y la manera de que mi alma viva…

Durante las fiestas de otoño, ofrecí oraciones de arrepentimiento con un corazón ansioso. Todos los días derramaba lágrimas; lloraba porque me sentía apenada hacia Dios y también porque Dios todavía sostenía a quien era tarda para comprender. Mientras tanto, no podía dejar de pensar en mi amiga con quien había pasado mi niñez y con quien había asistido a una iglesia hasta que encontré al verdadero Dios. Había perdido el contacto con ella hacía muchos años, pero pensé que tenía que predicarle por cualquier medio, y me aferré al Padre y a la Madre en oración.

Días después, entré en contacto con ella por medio de otras amigas. Me encontré con ella después de mucho tiempo. Viendo su rostro que lucía tan cansado porque no había podido encontrar un refugio para su alma, me sentía muy apenada por no haberle predicado antes la verdad, y también me sentía enormemente culpable ante Dios.

Mi amiga escuchó la verdad y volvió a nacer inmediatamente como hija del verdadero Dios. Ella estudiaba la Biblia todos los días y ponía en práctica todo lo que aprendía sin dejar de cumplir ni lo más pequeño. Recientemente organizó todo para que yo me encontrara con una de sus amigas, diciendo que quería guiarla a Sion. En ese momento, ella no cumplía ni un mes de haber recibido la verdad. Cuando nos encontramos las tres, ella dijo a su amiga al borde de las lágrimas:

“Ahora no puedo enseñarte las palabras de la Biblia porque recién he empezado a asistir a la iglesia, pero estoy segura de que esta es la verdad perfecta. Por eso quiero que asistas a la iglesia junto conmigo.”

Lo que mi amiga dijo conmovió mi corazón. Parecía que Dios me mostraba cómo predicar el evangelio a través de mi fruto.

Mi amiga siempre está lista para escuchar la palabra de Dios. Ella está ansiosa de practicar la predicación de la Biblia aparentemente porque se siente muy mal por el hecho de no poder predicar la verdad a su amiga. Todos los días, da gracias a Dios Elohim por haberla llamado a Sion. Cuando la veo, me lamento de haber desperdiciado mi tiempo precioso sin reconocer a mi hermana celestial pese a que estuvo cerca de mí.

Ahora sé que Dios mira nuestros corazones y responde nuestras oraciones al 100 % si oramos ferviente y seriamente. Padre y Madre celestiales, estoy muy apenada de comprenderlo tan tarde; lamento mucho no haberle predicado a ella mucho antes. De ahora en adelante ya no volveré a dudar. Predicaré fervientemente las buenas nuevas de salvación a los que están espiritualmente muertos sin conocer la verdad.