Dios da el crecimiento
Kim Seon-ju, desde Baltimore, MD, EE. UU.
Un Día de Reposo por la mañana, recibí un mensaje de texto de una hermana de Nueva York.
“¡María se bautizó!”
En el momento en que revisé el mensaje de texto, me abrumé, recordando vívidamente lo que había sucedido hacía un año.
Hace aproximadamente un año, salí a predicar con una hermana de Nueva York, y conocimos a María de Colombia, que viajaba a los Estados Unidos. La invitamos a la iglesia, y estuvo dispuesta a aceptar nuestra invitación. Se sorprendió mucho por las palabras de la Biblia acerca de Dios Madre. Ese día, cenó con los miembros de Sion, pasamos un momento divertido juntas, y luego regresó a Nueva Jersey, donde se hospedaba.
Unos días más tarde, vino a la iglesia a pesar de su apretada agenda, y entendió la verdad una por una mediante el estudio de la Biblia. Deseábamos continuar estudiando con ella, pero no tenía mucho tiempo.
Como estaba previsto, fue a Los Ángeles para encontrarse con su abuelo. Cuando llegó allá, nos dijo que le había predicado acerca de Dios Madre y que él también había mostrado interés. Cuando regresó a Colombia, visitó la Iglesia de Dios cerca de su casa y nos envió un mensaje de texto con una fotografía de ella y una hermana de Sion.
Parecía que renacería como hija de Dios de inmediato. Pero iba a la iglesia de vez en cuando debido a su agitado horario de clases, y cada vez teníamos menos contacto. Al principio, oraba por ella fervientemente, sintiendo mucha tristeza, pero posteriormente mi oración por ella disminuyó. Luego, pocas veces pensaba en ella.
No obstante, el alma que iba olvidando se bautizó y se convirtió en miembro de la familia celestial. Dios todavía estaba trabajando para salvar el alma de la hermana incluso cuando yo no estaba orando por ella; estaba agradecida y apenada al mismo tiempo. Me conmoví pensando que los miembros de Colombia deben de haberla cuidado durante un año sin renunciar a ella.
“Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento.” 1 Co. 3:6-7
Como dijo el apóstol Pablo, podemos plantar y regar, pero es Dios el que da el crecimiento. Sin duda, aquel que guía el evangelio es Dios.
Dios continuó la obra del evangelio a través de la hermana María. Su hermana menor guardó la Pascua con ella, y sus tres sobrinos guardaron el Día de Reposo. Su abuelo y su abuela, dos de sus amigas y su tía quieren estudiar la Biblia.
Oro para que se convierta en una gran obrera del evangelio y muestre la gloria del Padre y la Madre celestiales. Me esforzaré más por sembrar las semillas de la palabra y regarlas por las almas que Dios hará crecer.