El fruto de la paciencia

Pamela Lau, desde Londres, Reino Unido

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La participación en la obra del evangelio en el continente europeo ha estado acompañada de las bendiciones y el amor del Padre y la Madre. Una de las principales cosas que he aprendido al predicar con diligencia es la paciencia. Así como los agricultores son pacientes con las cosechas, el Padre y la Madre me han enseñado a tener paciencia para cada alma hasta que reciba una nueva vida.

Mientras predicaba el evangelio con diligencia en Londres, no había podido llevar fruto durante mucho tiempo. Mucha gente muestra interés en la palabra de Dios cuando predicamos en la calle, pero eso es todo. No es fácil para ellos concertar citas y reencontrarse, e incluso después de estudiar algunas veces, muchas personas abandonan su fe, preocupadas por los afanes de la vida. No me desanimé, enfrentando muchas situaciones como esas. Creí en las palabras de la Madre: “El evangelio también irá bien en Europa”. Oré ansiosamente con los predicadores de Sion y seguí sembrando semillas confiando en Dios. Las palabras de la Madre celestial eran ciertas. En el tiempo señalado por Dios, comenzaron a llegar almas hermosas a Sion. Entre ellas, me gustaría compartir la fragancia de una hermana.

Mostró mucho interés en la verdad sobre la Madre celestial desde que nos conocimos. Ella expresó mucha emoción por reunirnos de nuevo. Sin embargo, debido a circunstancias inevitables, no pudimos hacerlo durante unos meses. Esperando el momento de volvernos a reunir, oramos fervientemente a Dios. No tardó en abrirse el camino para que su alma estudiara la Biblia. Finalmente nos volvimos a encontrar y estudiaba la palabra de Dios en Sion después de sus clases en la universidad. Sorprendentemente, su universidad estaba a unos quince minutos a pie de la iglesia. Habiendo nacido en Rumania, la hermana Ilinca creció en una denominación cristiana con muchas tradiciones creadas por el hombre que estaban grabadas en todos los aspectos de su cultura. Así que al principio no le fue fácil comprender la verdad. Sin embargo, lo bueno es que antes de conocerla, ella y su prometido se preguntaban sobre la existencia de Dios Madre. Estudió durante unos cinco meses y finalmente se llenó de confianza en la verdad y recibió una nueva vida en el nombre del Salvador de la época del Espíritu Santo.

Y luego, después de completar sus estudios, regresó a su país de origen, Rumania. Era difícil determinar si volvería a Londres. Sorprendentemente, poco después, su situación cambió y se abrió el camino para que regresara a Londres por la gracia de Dios. Estaba profundamente agradecida con Dios, estudiaba diligentemente y asistía a los cultos con regularidad, por lo que llegó a crecer en la fe y a predicar a todos sus conocidos. Entre ellos, predicó primero a su prometido. Él recibió la verdad con gozo después de estudiar la Biblia durante unas semanas. Asimismo, la hermana guio a su madre y a su hermano a recibir una nueva vida y todos juntos guardaron las fiestas de primavera. Y guio a Sion a otra amiga en Rumania.

Las palabras de la Madre: “El evangelio también irá bien en Europa”, se están cumpliendo rápidamente ahora. Como obreros del evangelio, todo lo que necesitamos es oración, paciencia y fe firme en que Dios ayuda. Continuaremos sembrando las semillas del evangelio orando con fe y perseverando hasta el día en que encontremos a toda nuestra familia celestial en Europa y los guiemos a los brazos de Dios. Realmente doy gracias a Dios por concederme el privilegio de encontrar a la primogénita perdida en Europa.