En Baton Rouge, donde se cumple la profecía

Jeong Min-gyeong, desde Houston, TX, EE. UU.

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Ha pasado casi un año desde que mi esposo y yo vinimos a Baton Rouge, Luisiana, EE. UU. Sería mentira si digo que no teníamos ningún temor de venir a esta tierra espiritualmente seca y desolada, donde aún no se había predicado el evangelio. Sin embargo, como siempre, Dios también estuvo con nosotros en esta ciudad. Comprendo el poder de Dios una vez más, viendo a los hermanos y hermanas revivir a través del agua de la vida en un corto tiempo.

Antes de venir aquí, una hermana coreana había estado predicando el evangelio sola durante cinco años. Estaba ocupada administrando una estación de servicio, pero predicaba a sus clientes, considerando su lugar de trabajo como el campo del evangelio. Algunos clientes no regresaban, porque no les gustaba la verdad, pero su ansiedad de salvar almas moribundas la motivaron a continuar predicando fervientemente como fuego.

El primer fruto de la Casa-Iglesia de Baton Rouge nació en esa estación de servicio. Él es el hermano Kade. Llegó a la estación de servicio y escuchó la verdad del agua de la vida por primera vez en su vida. Estudió la Biblia durante semanas y finalmente aceptó a Dios Elohim.

El hermano creyó en todas las palabras de Dios y quiso seguirlas con todo su corazón; guardó diligentemente los Días de Reposo y participó en la predicación cuando el equipo misionero de corto plazo vino de Houston. Después, la predicación se convirtió en su importante rutina diaria. Ya que se había graduado de la escuela secundaria, pudo haber deseado salir con sus amigos, pero predicaba mientras tomaba un descanso reuniéndose con ellos, comprando cosas, bajando del auto; predicaba la verdad dondequiera que estuviera. Así como un buen árbol da buenos frutos, se convirtió en un buen obrero del evangelio que lleva buenos frutos.

La Casa-Iglesia se llenó de energía con el hermano, y se animó aún más después de que un equipo misionero de corto plazo vino de Corea. Aunque sudamos mucho en el caluroso verano, pasamos un momento muy feliz y significativo. Entre ellos el hermano Sam y la hermana Jozell, estudiantes universitarios que fueron guiados a la verdad, habían estado buscando al verdadero Dios durante mucho tiempo. Afirmaron que habían estado anhelando la verdad, yendo a una y otra iglesia. No era de extrañar que ambos vinieran juntos, recibieran la verdad y se convirtieran en predicadores del evangelio. Eran como Jeremías, que no podía contener la palabra de Dios que estaba en su corazón como un fuego ardiente, si no la predicaba. Ambos predicaban tan diligentemente que necesitábamos imitarlos.

El hermano Sam predica solo, hasta altas horas de la noche, diciendo que hay muchos que deben escuchar la verdad; en la universidad incluso recibió el apodo “Sr. Iglesia”. Con el objetivo de ser una persona que hace la obra de Dios, predica sin descanso, diciendo que no hay tiempo que perder.

La hermana también predica la verdad valientemente, sintiendo lástima de todos sus amigos que no conocen la verdad. A pesar de los obstáculos de las personas que la rodean, dice que es probable que estas cosas pasen y nos consuela a los que nos preocupamos por ella. Estoy segura de que el Padre y la Madre estarán encantados con estos miembros. Como era de esperar, tanto al hermano como a la hermana se les concedieron hermosos frutos poco después de comenzar a predicar.

Los nuevos miembros no solo son grandiosos en pasión por la predicación. También son activos en el servicio en Sion. Ayudan a lavar los platos y a limpiar, tomando la delantera en recibir bendiciones, aunque nadie les diga que lo hagan. Creo que todos ellos se convertirán en buenos obreros del evangelio en el amor de Dios.

Ahora nuestra Casa-Iglesia se ha reducido. De acuerdo con la profecía: “En aquel día, saldrán de Jerusalén aguas vivas, la mitad de ellas hacia el mar oriental, y la otra mitad hacia el mar occidental”, siento con todo mi ser que la verdad de Dios revive muchas almas en Baton Rouge.

Puesto que es evidente que más almas vendrán a Sion, estamos planeando mudarnos a un lugar más grande. Mi corazón palpita de alegría, imaginando quién llenará el nuevo templo y cómo los hermanos y hermanas, que han llegado a los brazos de Dios, agradarán a Dios.

Vamos a estar más ocupados en el año nuevo, porque hay más cosas que hacer para que el cántico de salvación se difunda por todo Baton Rouge y Luisiana. Caminando con Dios día tras día, estamos llenos de gratitud y felicidad.