
Como dice el proverbio coreano: “Las bendiciones vienen cuando sonríes”, no perdemos nada si sonreímos. Sin embargo, hay diferentes maneras de sonreír. Cuando estamos felices, los músculos que están alrededor de nuestros ojos se contraen y arrugan. La sonrisa genuina sin fingimiento es conocida como la sonrisa de Duchenne, nombrada así por el neurólogo que la descubrió. La sonrisa de Duchenne estimula la parte del cerebro donde se siente la alegría.
Un profesor universitario de los Estados Unidos realizó un experimento para comprobar si los tipos de sonrisas son relevantes para la calidad de vida. El profesor analizó precisamente las sonrisas de 111 mujeres del anuario universitario y rastreó sus vidas durante treinta años. La investigación concluyó que las mujeres graduadas con sonrisas genuinas tenían menos estrés en la vida cotidiana y mejores relaciones interpersonales que las graduadas con sonrisas forzadas; la mayoría de ellas estaban viviendo feliz y saludablemente.
La Biblia dice que los hijos de Dios son como Isaac (Gá. 4:28). Isaac significa risa. Si se siente incómodo por sonreír, como si el nombre Isaac no le sentara, mírese en el espejo.
Sonreír también requiere práctica. Sonriamos. Sonriamos y riamos con alegría incontrolable, agradeciendo por la gracia de la salvación. La sonrisa genuina nos identifica como los hijos de la promesa como Isaac.