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En enero de 2007, un hombre que llevaba un sombrero con atuendo raído en una estación del tren subterráneo en Washington D. C., EE. UU., comenzó a tocar el violín. Durante 45 minutos de actuación, muchos transeúntes pasaron frente a él, no obstante, solo algunos se detuvieron por un tiempo, pero la mayoría ni siquiera se dio cuenta.
Dos días antes, se había realizado el concierto de un violinista en Boston. La entrada de más de cien dólares se agotó, y el concierto llegó a su fin con grandes vítores por parte de la audiencia. Su nombre era Joshua Bell. Él es un músico amado por los estadounidenses y un violinista de renombre mundial. La sorpresa es que Joshua Bell era quien tocaba el violín en la estación del tren subterráneo. Un músico de fama mundial estaba interpretando una actuación conmovedora, pero la gente simplemente pasaba.
El verdadero valor no está en lugares deslumbrantes ni en costosas entradas. Si juzga las cosas en función de su apariencia, es posible que pierda su verdadero valor. Debemos abrir de par en par los oídos de la mente y abrir los ojos del corazón para ver si hay algo en que no podemos encontrar el verdadero valor debido a su aspecto ordinario e indecoroso.