mayo 23, 2021

Culto Conmemorativo del Día de Ascensión y Gran Asamblea del Día de Pentecostés 2021

El Espíritu Santo se derrama sobre quienes lo piden con fe, y quienes obedecen la palabra de Dios guían al mundo entero a la salvación

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En el pasado, cuando los israelitas fueron liberados de Egipto, cruzaron el Mar Rojo dividido mediante el gran poder de Dios. Cuarenta días después de cruzar el Mar Rojo, Dios ordenó a Moisés que subiera al monte Sinaí y le dio a conocer su voluntad. Diez días más tarde, Moisés volvió a subir al monte Sinaí para recibir las tablas de piedra de los diez mandamientos.

Las obras de Moisés son una sombra de las obras de Jesús. Jesús se presentó ante sus discípulos durante cuarenta días después de su resurrección, y el día cuarenta ascendió al cielo desde el monte de los Olivos. Al ver la resurrección y ascensión de Jesús con sus propios ojos, los discípulos se conmovieron mucho y se dedicaron a orar a Dios durante diez días para recibir el Espíritu Santo que Jesús había prometido. En ese momento, se reunieron en oración unos ciento veinte discípulos. En el décimo día, el Día de Pentecostés (conocido como la Fiesta de las Semanas en el Antiguo Testamento), el Espíritu Santo se derramó abundantemente sobre los discípulos. Tan pronto como recibieron el poder del Espíritu Santo, predicaron el evangelio, y personas de todo el mundo, que se habían reunido en Jerusalén, pudieron entender el evangelio en su propio idioma. En un día, unas tres mil personas fueron guiadas a la verdad, y el evangelio que se predicaba solo en Israel se difundió rápidamente a todos los países del mundo. El poder del Espíritu Santo se convirtió en el catalizador para la evangelización mundial (Hch. 1, 2).

Siguiendo el ejemplo de Jesús y sus discípulos, los miembros de la Iglesia de Dios en 175 países del mundo entero celebraron las fiestas solemnes durante diez días desde el Día de Ascensión, el 13 de mayo, hasta el Día de Pentecostés, el 23 de mayo. Los santos pidieron ansiosamente el Espíritu Santo por la mañana y por la noche participando en los cultos en línea o presenciales, cumpliendo las normas sanitarias por la COVID-19 y el distanciamiento social.

En el Día de Pentecostés, a través del caso de la iglesia primitiva de hace dos mil años, el Primer Pastor Kim Joo-cheol enfatizó: “El poder del Espíritu Santo se manifiesta a través de la predicación. Cada uno de nosotros tiene diferentes dones del Espíritu Santo, pero si participamos en la salvación de las almas como un solo cuerpo, lograremos la evangelización mundial”. Añadió: “Dios nos hizo sus discípulos porque desea nuestra salvación y la del mundo entero. Todos salvemos al mundo entero predicando el evangelio, y seamos hijos dignos de Dios” (1 Co. 12, Mt. 4:12-22, Is. 52:7-8, Jn. 15:1-10, Mt. 28:18-20).

La Madre animó a los hijos que participaron en las fiestas durante diez días y les aseguró que habían recibido el Espíritu Santo. Durante el culto de la tarde, nos recordó que la obediencia es una parte esencial para recibir la salvación de Dios, con el sermón titulado: “¿Qué es la obediencia?”. En la Biblia, hay registros sobre los antepasados ​​de la fe, como Abraham, Josué y el apóstol Pablo, quienes fueron bendecidos al obedecer la palabra de Dios incluso en situaciones difíciles en las cuales era difícil obedecerla. Por el contrario, están los que no recibieron la bendición de Dios porque desobedecieron su palabra, como el rey Saúl y los israelitas que cayeron en el camino del desierto de cuarenta años. La Madre enfatizó: “La obediencia proviene de la fe, y sin fe es imposible agradar a Dios. Si practicamos la palabra de Dios, sin falta recibiremos bendiciones. Con esa fe absoluta, obedezcamos la palabra de Dios, recibamos una gran bendición y regresemos al reino de los cielos con seguridad”. Además, deseó que toda la humanidad que sufre una serie interminable de desastres y calamidades pronto llegue a disfrutar de la verdadera paz, diciendo: “Especialmente en esta época en la cual se necesitan las noticias de la salvación de Dios a través del nuevo pacto, lo que debemos hacer es llevar a cabo el Movimiento del Espíritu Santo para salvar un alma más con el poder del Espíritu Santo” (Dt. 28, He. 3:7-19, He. 11:6).

El evangelio en los días de la iglesia primitiva y en la época del Espíritu Santo también ha sido predicado en varias partes del mundo por aquellos que obedecieron la palabra de Dios: “Me seréis testigos en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hch. 1:8). Aunque la situación de la COVID-19 está afectando nuestra rutina diaria, el evangelio sigue difundiéndose rápidamente al mundo, sin detenerse, a través de varios medios virtuales. Los santos que fueron revestidos con el poder del Espíritu Santo comenzaron a mirar nuevamente a su prójimo y familiares y determinaron obedecer el mandamiento de Cristo: “Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mt. 28:19-20).