
Entre la alegría de encontrar un billete de cien dólares en el camino y la pena de perder uno, ¿qué emoción creen que es mayor?
La gente generalmente escoge la última. Es porque sienten más la pena de perder que la alegría de obtener la misma cantidad de dinero. Este fenómeno psicológico, de ser más sensible a la pérdida que a la ganancia, se denomina “sesgo de la aversión a la pérdida”.
Lo mismo ocurre en el golf; la agonía que uno siente cuando no mete la pelota que parecía entrar, le afecta más que la alegría que le da cuando la pelota entra en el hoyo y no lo esperaba. Esto hace que los golfistas tengan miedo al fracaso y los desanima para volver a intentarlo. Si se desafiaran, quizá lo harían mejor, pero pierden la oportunidad por jugar de forma conservadora.
La manera de tomar decisiones racionales contra el sesgo de la aversión a la pérdida es identificar la causa y desafiar de nuevo, en lugar de enfocarse en el fracaso. Así, el fracaso se convierte en la base del éxito.