¿Cómo era la idea acerca de Cristo en los días de la iglesia primitiva? Averigüemos la verdad y la idea sobre Cristo que tenían los primeros cristianos. En realidad, si estudiamos las profecías del Antiguo y del Nuevo Testamento de la Biblia, Jesucristo es Dios mismo que vino a esta tierra en la carne. Sin embargo, cuando el Dios Todopoderoso vino a este mundo, ¿por qué se llamó a sí mismo Hijo de Dios, invocando a Dios como Padre?
“Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; […]” Lc. 1:31-32
Jesús es Dios hecho carne que vino a esta tierra, pero llevó una vida como Hijo de Dios y no como Dios, a fin de hacernos hijos de Dios. En realidad, no sabíamos la manera de llegar a ser hijos de Dios. Por esta razón, Dios mismo vino en la posición de un hijo y nos dio ejemplos como un hijo de Dios.
“Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.” Jn. 13:15
La razón por la que Jesús nos dio el ejemplo para que hiciéramos lo mismo, es que todos los hechos de Jesús en esta tierra son los que tienen que hacer sus hijos. Sin seguir los ejemplos de Cristo, es imposible llegar a ser los hijos de Dios y entrar en el reino de los cielos.
El ejemplo de llamar Padre a Dios
Llegamos a llamar a Dios como Padre porque Jesús nos mostró este ejemplo.
“Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.” Mt. 6:9
Ya que Jesús nos dio el ejemplo de llamar Padre a Dios, los santos llegaron a llamar Padre a Dios.
El ejemplo de vencer las tentaciones
Después de ser bautizado, Jesús fue tentado por el diablo y nos mostró el ejemplo de con qué tipo de fe los hijos de Dios deben vencer las tentaciones (Mt. 4:1-11).
Cuando el diablo tentó a Jesús con los alimentos físicos, lo venció con la palabra de la Biblia: “Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Y cuando el tentador le puso sobre el pináculo del templo, y dijo: “Échate abajo”, Jesús lo venció citando la palabra de Dios: “Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios”. Otra vez el diablo, mostrándole todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, le dijo que podría darle todo, si lo adoraba postrado. Entonces Jesús lo venció, diciendo: “Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás”. Nosotros también nos enfrentamos a numerosas tentaciones mientras recorremos la vida del desierto de la fe después del bautismo. Este es un proceso que debemos atravesar para ser hijos de Dios.
Jesús mismo nos mostró el ejemplo de con qué tipo de fe debemos vencer las tentaciones y ser hijos de Dios.
El ejemplo de guardar los mandamientos de Dios
Si somos hijos de Dios, debemos guardar los mandamientos de Dios.
“Si me amáis, guardad mis mandamientos.” Jn. 14:15
Los hijos de Dios se alegran de guardar los mandamientos de Dios porque aman a Dios. En cambio, los que no son hijos de Dios guardan los mandamientos de hombres sin apreciar las leyes de Dios.
Por eso, Jesús guardó el Día de Reposo según su costumbre (Lc. 4:16), y también los apóstoles guardaron el Día de Reposo como acostumbraban, siguiendo el ejemplo de Jesús (Hch. 17:2).
“Y las mujeres que habían venido con él desde Galilea, siguieron también, y vieron el sepulcro, y cómo fue puesto su cuerpo. Y vueltas, prepararon especias aromáticas y ungüentos; y descansaron el día de reposo, conforme al mandamiento.” Lc. 23:55-56
Dado que Jesús dio el ejemplo de celebrar la Pascua, los miembros de la iglesia primitiva celebraron la Pascua sagradamente. La razón por la que Jesús guardó el Día de Reposo, la Pascua y los demás mandamientos de Dios, no fue porque tuviera necesidad de los mandamientos. A fin de hacer que su amado pueblo se convirtiera en hijos de Dios, Jesús mismo guardó los mandamientos que los hijos de Dios deben obedecer.
Ejemplo de obediencia para sus hijos
Entre los hechos de Jesús, hay muchos escritos que muestran que Jesús fue absolutamente obediente a Dios.
“Pero el don no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo. […] Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.” Ro. 5:15-19
Cuando Dios vino en la carne a esta tierra y obedeció a Dios, estaba en la posición de Hijo y no en la posición de Dios. Para ser hijos de Dios, nosotros también debemos obedecer a Dios absolutamente. Para esto, Jesús mismo haciéndose Hijo, mostró el ejemplo de obediencia a Dios.
“Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen;” He. 5:8
El ejemplo como real sacerdocio
Entre las tribus de Israel, Dios escogió a la tribu de Leví como sacerdotes. Y la tribu que tenía la legitimidad de real era la tribu de Judá. Por eso, estaba prohibido que un hombre o una tribu desempeñara el papel de rey y de sacerdote al mismo tiempo.
Sin embargo, cuando Jesús vino a este mundo como humano, vino como el rey de los judíos (Mt. 2:1-2, Jn. 18:33-37) y con el ministerio del sumo sacerdote según el orden de Melquisedec, a la vez (He. 5:6-10). Jesús mostró el ejemplo de que podemos ser hijos de Dios y real sacerdocio del cielo si hacemos como Él hizo.
“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, […]” 1 P. 2:9
“[…] sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.” Ap. 20:6
Cuando el pueblo de Dios que será salvo se convierta en real sacerdocio del cielo, Cristo será Rey de reyes y Señor de señores.
“Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles.” Ap. 17:14
El ejemplo como heredero
También en este mundo, un hijo recibe la primogenitura por la cual puede recibir la herencia de su padre. De igual manera, si llegamos a ser hijos de Dios podemos recibir la herencia del cielo de parte de Dios.
Para enseñarnos la manera de ser los hijos de Dios que recibirán la herencia celestial, Él mismo vino a esta tierra como el Hijo de Dios.
“Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo […]. Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.” Gá. 4:1-7
Debemos hacernos como Jesucristo para ser los hijos de Dios que tengan capacidad de recibir la herencia de Dios. Aunque Jesús es Dios, vivió como Hijo para convertirnos en hijos de Dios.
El camino que Jesús tomó en esta tierra es el que los hijos de Dios deben tomar. Jesús oró a Dios diciendo “Padre”, le suplicó con lágrimas y se alegró de guardar los mandamientos que Dios ordenó con obediencia a Dios, incluso en el camino de aflicción. Toda la vida de Jesús en este mundo es la vida que debemos recorrer y la vida que los hijos de Dios debemos tomar.
Cristo es Dios
Aunque Jesús se vistió de la ropa humana, su naturaleza es Dios mismo. Y la Biblia profetizó que el Espíritu y la Esposa aparecerían en la última época; Ellos también son nuestro Dios que tienen que venir a la tierra a hacernos hijos de Dios. Por eso, los que habían comprendido a Cristo testificaron que Jesús es Dios mismo.
“de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos.” Ro. 9:5
“[…] y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.” 1 Jn. 5:20
El camino que debemos recorrer
Para conceder de nuevo a sus pobres hijos que pecaron en el cielo, el derecho de ser hijos de Dios, Dios mismo se vistió de la ropa de pecado igual que sus hijos, y nos hizo conocer la manera de llegar a ser hijos de Dios dándonos ejemplos y recorriendo el camino de Hijo de Dios, estando en el mismo estado que nosotros.
Si Dios hubiera recorrido el camino como Hijo con toda la gloria y poder de Dios, habríamos abandonado el camino para ser sus hijos, viendo solo sus obras gloriosas. Pero nuestro Dios nos dio ejemplo de ser hijos de Dios, obedeciendo a Dios con el mismo aspecto humano y teniendo el mismo poder que nosotros, entonces ¿cómo podríamos abandonar este camino?
Con este consejo y verdad, los miembros de la iglesia primitiva creyeron en Cristo que vino en la carne como Dios y predicaron a Cristo. Solo el consejo y verdad que tenían los apóstoles nos pueden guiar al eterno reino de los cielos. Los que vivimos en la última época debemos creer en nuestros Salvadores, el Espíritu y la Esposa, como nuestro Dios que ha venido a salvarnos en esta época, y debemos mostrar su gloria.