La ciencia en la Edad Media

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En 1992, la Iglesia Católica Romana admitió oficialmente haberse equivocado al condenar a Galileo Galilei, el astrónomo italiano del siglo xvii, quien sostuvo que la Tierra gira alrededor del Sol. Galileo Galilei observó la Luna y Júpiter con un telescopio que inventó, y su experimento en la Torre inclinada de Pisa se convirtió en uno de los pilares de la física moderna. Él es conocido como el padre de la ciencia moderna, por haber ejercido un desarrollo definitivo en la ciencia moderna. Pero fue llevado a juicio porque defendía la teoría heliocéntrica de Nicolás Copérnico, y en 1633 fue condenado por la Iglesia Católica Romana. Le tomó unos cuatrocientos años ser restituido.

La pérdida de lo correcto y lo incorrecto

Denis Diderot y Jean le Rond d’Alembert, pensadores representativos de la Ilustración francesa, percibieron la Edad Media como un período oscuro de la historia humana. Abrumados por el poder del papado, lo suficientemente fuerte para hacer que un emperador se arrodillara en la nieve, la sociedad europea perdió la habilidad de distinguir lo correcto de lo incorrecto. En una completa oscuridad sin un rayo de luz, la Inquisición papal ejecutó a los que no seguían a la iglesia católica y los denunció como herejes. La cacería de brujas en los siglos xvi y xvii es un buen ejemplo.

La época de la oscuridad no dio lugar a la verdad de Dios, e incluso todo el conocimiento estuvo bajo la autoridad de la iglesia católica. El conocimiento existía solo para apoyar las ideas de la iglesia. Fiel a su nombre, la iglesia “católica”, que significa universal, aceptó todo lo que se adaptaba a su gusto. Sin embargo, si la gente iba en contra del papado, ni siquiera la verdad se libraba de la persecución, y el conocimiento científico no fue la excepción.

En el siglo iv, cuando vivía el filósofo medieval Agustín, se aprobó oficialmente el cristianismo en el Imperio Romano. Con el pretexto de ayudar a los paganos a comprender la doctrina cristiana, Agustín estableció la filosofía patrística aceptando la teoría de las ideas del antiguo sabio griego Platón.

En el siglo xii, la doctrina católica se desarrolló de la filosofía patrística a la filosofía escolástica. Fue compilada por Tomás de Aquino. Él heredó la teoría del filósofo griego Aristóteles y estableció el escolasticismo, y contribuyó a que la filosofía griega fuera parte de las doctrinas católicas. Esto determinó que la teoría geocéntrica de Ptolomeo, que sucedió a la visión del mundo de Aristóteles, fuera reconocida como verdad, y no se aceptó nada que fuera contrario a esto.

La Revolución de Copérnico

El juicio de Galileo fue causado principalmente por la teoría heliocéntrica de Copérnico. En el tiempo en que la teoría geocéntrica, establecida por el astrónomo griego Ptolomeo, era predominante, Copérnico, que era teólogo y astrónomo, tuvo dudas acerca de las explicaciones complejas con muchos círculos del geocentrismo y trató de establecer otra idea acerca del universo creado por Dios de una manera simple y lógica. Sin embargo, negar la teoría geocéntrica creada por Aristóteles era un intento peligroso.

Mientras observaba las estrellas, estuvo más seguro de la teoría heliocéntrica; los planetas giraban alrededor del Sol, no de la Tierra. Por ello publicó un libro que explicaba brevemente su nuevo sistema astronómico y lo distribuyó a los astrónomos. Algunos de ellos se opusieron, diciendo que era una teoría malvada que contradecía la Biblia —a la doctrina católica, en realidad—. Ya que Copérnico era consciente de su objeción, pospuso la publicación de su libro Sobre el movimiento de las esferas celestiales incluso después de haberlo terminado.

El libro fue impreso solo unos días antes de su muerte, y él añadió el prefacio donde se leía que el nuevo sistema era para “proporcionar una base correcta para el cálculo” con el fin de evitar las críticas. Gracias al prefacio interpretando que se trataba de una herramienta conceptual y no de una verdadera descripción del universo, fue excluido de la lista de libros prohibidos por cierto tiempo.

La teoría de Copérnico no solo fue atacada por los católicos sino también por los protestantes. Martín Lutero no dudó en llamar a Copérnico un tonto que pensaba que la Tierra se movía. Como el cristianismo se levantó contra él, hubo pocas personas que apoyaron la teoría heliocéntrica hasta el siglo xvii. Y en 1616, setenta años después de su publicación, el libro fue prohibido por el papado y dio causa para el juicio de Galileo.

Sistema geocéntrico de Ptolomeo (geocentrismo)
Fuente: Por Fastfission [Dominio público], vía Wikimedia Commons
Sistema heliocéntrico de Copérnico (heliocentrismo)
Fuente: [Dominio público], vía Wikimedia Commons

El académico italiano Giordano Bruno fue uno de los que estuvieron de acuerdo con la teoría heliocéntrica de Copérnico antes de Galileo. Una vez ingresó en un monasterio, pero se sintió escéptico hacia el catolicismo y el protestantismo que seguía las mismas maneras antiguas católicas. Cuando se enteró de la teoría de Copérnico, argumentó audazmente que el universo era infinito, centrado en el Sol.

Fue expulsado bajo el cargo de difundir creencias heréticas, y vivió en el exilio recorriendo muchos países y ciudades. Cuando fue entregado a la Inquisición, fue puesto en prisión durante ocho años pero no abandonó su convicción. En 1660, el Papa Clemente VIII declaró que era un “hereje impenitente”, y lo quemó en la hoguera. Sus últimas palabras a los jueces que leían la sentencia fueron: “Tal vez ustedes que me condenan sienten un temor mayor que el que tengo yo, que soy condenado”.

La Revolución de Copérnico ahora se utiliza para referirse a un importante revés en las teorías e ideas que se han creído. Esta fue una teoría revolucionaria que sacudió los cimientos construidos por el sistema ptolemaico. El heliocentrismo fue perseguido en particular entre muchas teorías contemporáneas, porque contradecía la visión del universo de Aristóteles, lo cual irritaba a la iglesia católica.

El juicio de Galileo y los científicos bajo persecución

Con el telescopio que inventó, Galileo observó las manchas solares, la superficie de la Luna, Venus como una media luna creciente y menguante, los satélites de Júpiter, y tuvo confianza en el heliocentrismo que Copérnico argumentó.

Se le acusó de difundir el heliocentrismo y se le advirtió que abandonara lo que era “tonto y absurdo en filosofía, y hereje en teología”, y la iglesia católica prohibió el libro de Copérnico, pero Galileo publicó “Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo”, y no dejó de abogar por la teoría heliocéntrica.

La Inquisición convocó a Galileo, de 68 años de edad, y lo condenó. Fue severamente torturado para que renunciara a su creencia. El 22 de junio de 1633, hizo una confesión abyecta y humillante ante el público: se arrodilló, se disculpó y juró que nunca apoyaría la teoría heliocéntrica. Por esto, su sentencia de muerte se redujo a un arresto domiciliario por el resto de su vida.

“Eppur si muove” (y sin embargo, [la Tierra] se mueve).

Esta famosa cita, que se cree fue dicha por Galileo cuando dejó la corte, apareció después de su muerte; pero no habrá ninguna otra palabra que pueda describir su pensamiento con más precisión.

Galileo Galilei encarando a la Inquisición Romana (Cristiano Banti, 1857)
Fuente: [Dominio público] vía Wikimedia Commons

El juicio de Galileo influyó en muchos científicos, sin dejar lugar para continuar el debate sobre la nueva cosmología. René Descartes declaró su punto de vista acerca de la estructura del universo en base a la teoría de Copérnico, pero no lo anunció por temor a las objeciones. Su libro fue publicado después de su muerte.

Johannes Kepler, que fue contemporáneo de Galileo, también apoyó la teoría de Copérnico. Gracias a su estrecha relación con el emperador, escapó del castigo pero tuvo que luchar durante años porque su madre fue acusada de brujería y estaba en riesgo de ser quemada. Roger Bacon, considerado precursor de la ciencia moderna, fue encarcelado por diez años y su libro fue prohibido por trescientos años porque su ciencia experimental fue considerada como un milagro con la maldición del diablo.

La iglesia católica abolió el Día de Reposo, la Pascua y otros mandamientos de Dios y los compensó con teorías y creencias paganas. Para respaldar su doctrina, adecuaron la Biblia a la filosofía de Aristóteles y establecieron un concepto del universo de que la Tierra habitada por humanos era el centro del universo y que todo giraba alrededor de ella.

Durante este período, la verdad científica fue tildada de herejía y perseguida, porque señalaba los errores de la lógica de la iglesia católica. Muchos científicos cedieron ante la autoridad de la iglesia católica y callaron; otros que tenían sus propias creencias tuvieron que arriesgar la vida para mantenerlas.

Sin embargo, la oscuridad nunca puede vencer a la luz. La antorcha del desarrollo científico, que fue encendida por Copérnico, fue realizada por Galileo y Newton. Como preludio al notable desarrollo de la ciencia moderna, se produjo la Revolución Científica. Muchas leyes y fórmulas se inventaron durante ese período. El avance de la ciencia moderna ahora demuestra que la Biblia es verdadera.

La Edad Media, época en que no había luz de la verdad, fue realmente la época de la oscuridad en la que hasta la verdad científica fue perseguida. En un lado de la historia de la ciencia, podemos encontrar la oscura sombra de la iglesia católica.

Referencias
James E. III McClellan, Science and Technology in World History
Jon Balchin, Science: 100 Scientists Who Changed the World