La sobreprotección hace que los hijos sean débiles
En lugar de convertirse en un padre como un helicóptero que da vueltas sobre su hijo, conviértase en un padre como un faro que espera a su hijo con paciencia y fe.
Un joven que se había graduado de la universidad visitó un centro de asesoramiento psicológico. Fue llevado por sus padres, quienes ya no podían soportar ver a su hijo dormir durante el día y jugar juegos de computadora toda la noche. Tenía la edad suficiente para independizarse y planear su vida, pero no tenía voluntad de vivir.
A través de la consulta, el consejero descubrió que el mayor problema era que había crecido recibiendo una excesiva preocupación e intromisión de sus padres. Este joven, que es el único hijo de su familia, estaba bajo el sistema elaborado que sus padres crearon, y recibía todo lo que necesitaba incluso antes de pedirlo, y solo podía pasar el rato con los amigos que cumplían los criterios de su madre. Como no tenía oportunidad de tomar una decisión por su cuenta ni experiencia para superar las adversidades, todavía estaba viviendo una vida aletargada, dependiendo de sus padres, aunque ya era mayor.

Los padres ayudaban a su hijo en cada asunto y se ponían de su lado incondicionalmente, malinterpretando que eso era amor y preocupación. Ahora saben qué resultado produce una crianza así. Es natural que los padres sientan pena por sus hijos y los amen tanto que pueden dar todo su corazón y hasta su vida. Sin embargo, cuando se vuelve excesivo, causa un problema. Así como las plantas de un invernadero no pueden resistir las fuertes tormentas, la sobreprotección hace que los hijos sean débiles y dependientes como la tribu canguro (jóvenes que dependen económicamente de sus padres incluso después de que son lo suficientemente mayores como para ser independientes) e hijos de mamá.
Sobreprotección excesiva
La sobreprotección de los padres se está volviendo prominente debido al fervor por la educación, los constantes crímenes y accidentes crueles, un ambiente social deprimente y su deseo de que los hijos vivan sin sentirse intimidados a diferencia de ellos que crecieron en la pobreza y la represión.
Una madre llamó a la maestra de su hija y le pidió que hiciera que otra persona se sentara junto a ella en el aula porque a la niña no le gustaba la que actualmente se sentaba a su lado; y un padre agredió a la maestra de su hijo por tratarlo injustamente. En un país, un padre incluso envió a su niñera en una casa rodante a la escuela para que le preparara el almuerzo a su hija, de modo que pudiera comer lo que a ella le gustaba en el almuerzo.
Estos casos no solo son para niños pequeños. Algunos padres eligen clases para sus hijos universitarios, y uno de los padres incluso le pidió a la compañía de su hijo que lo enviara a un departamento diferente porque tenía dificultades en el departamento actual. El gerente de recursos humanos de una compañía tuvo dificultades porque la madre de un postulante que no aprobó el proceso de inspección llamó y gritó: “Mi hijo tiene la mejor calificación. ¡Explique por qué no fue aprobado!”.
En realidad, no es fácil para los padres observar a sus hijos pasando por momentos difíciles o controlar su deseo de brindarles la mejor atención de manera incondicional. También es difícil decir exactamente qué es protección adecuada y qué es sobreprotección. El Diccionario de Bienestar Social define la sobreprotección como la “tendencia en la que un padre protege excesivamente a un hijo para hacer que evite una situación que parece nociva psicológica o físicamente”. Sin embargo, es ambiguo juzgar qué situación es dañina psicológica o físicamente, y qué significa exactamente proteger de manera excesiva. El juicio es estrictamente de los padres. Ellos deben mantener el equilibrio del amor, siempre pensando si sus comportamientos son realmente para sus hijos.
La sobreprotección evita que el niño sea independiente
Wendy Grolnick, una psicóloga social estadounidense, realizó un experimento para ver cómo los padres influían en sus hijos. Dio juguetes a las madres de pequeños niños de 12 meses y les pidió que se quedaran con sus hijos mientras ellos jugaban. Algunas madres interferían, mostrando cómo jugar con el juguete, y algunas mamás observaban a sus hijos jugar y solo los ayudaban cuando necesitaban ayuda.

Luego, separó a las madres de sus hijos y dio juguetes nuevos a los niños. Los niños cuyas madres tenían una tendencia controladora pronto perdieron interés en los juguetes, pero los niños cuyas madres les permitieron tener libertad siguieron examinando los juguetes. Grolnick llegó a la conclusión de que cuando una madre tiene una tendencia a controlar al niño, la habilidad y motivación innata de su hijo pueden dañarse.
En la mente de los padres que sobreprotegen a sus hijos, los pensamientos “es demasiado joven para hacer eso”, “será demasiado difícil para él hacerlo solo”, están profundamente arraigados. Es porque no creen que su hijo sea confiable. Como no creen que su hijo sea confiable, tienen muchas ansiedades e inquietudes. Sin embargo, si los padres se presentan y resuelven todo incluso antes de que su hijo les pida ayuda, para evitar situaciones ansiosas y preocupantes porque su hijo es muy pequeño, e interfieren y los controlan por cada asunto, no será diferente de transmitir el mensaje: “No puedes manejar esto por tu cuenta”.
Por lo tanto, los hijos que son criados bajo padres sobreprotectores no tienen confianza en su propia decisión, por lo que su capacidad para tomar decisiones y medidas es débil, y es muy probable que se rindan cuando la situación parece un poco difícil puesto que sus mentes y cuerpos son débiles. Entonces pueden terminar teniendo problemas con las relaciones personales y la vida social, y tomarlo de forma natural para depender de sus padres incluso después de que hayan crecido.
Algunos padres creen erróneamente que la dependencia de su hijo en ellos muestra su profundo vínculo con los padres. Debe formarse una relación sana entre padres e hijos, pero si desea evitar una situación desafortunada en la que se rompa la espalda mientras cuida a su hijo de la tribu canguro en su vejez, debe abstenerse de la sobreprotección.
Sea un faro, no un navegante
El objetivo final de la crianza no es ser responsable de la vida del hijo hasta el final, sino enseñarle a ser independiente para que pueda crecer y vivir las dificultades por sí mismo. Los padres deben ser como el faro que ilumina su camino, no como los navegantes que sostienen el timón en la vida de sus hijos. El faro proporciona la dirección correcta para que un barco pueda navegar de manera segura; es el barco el que debe vencer los fuertes vientos y las fuertes olas.

Lo que los padres necesitan más que cualquier otra cosa es paciencia, si quieren que sus hijos sean autosuficientes. Si desea que sus hijos se bañen solos, debe esperar que el baño sea un desastre, y si desea enseñarle a su hijo a hacer su tarea y arreglar su habitación solo, tendrá más trabajo del cual encargarse. Cuando su hijo esté haciendo algo, no lo presione ni interfiera, diciendo: “Más rápido”, “Hazlo bien”, “Déjame hacerlo”, sino espere pacientemente aunque sea lento e imperfecto en eso.
En lugar de preocuparse y pensar: “¿Y si no lo hace bien?”, demuestre que cree que puede hacerlo. Esto es importante. Cuando los hijos piensan que sus padres confían en ellos, tratan de vivir a la altura de sus expectativas. Cuando el hijo comete un error o se siente herido, los padres se sienten tristes y desconsolados, mirándolo, pero se convierte en una experiencia valiosa para el niño. Si la madre ayuda a su hijo a levantarse cada vez que se cae, o carga su mochila cuando parece pesada, y lo lleva sobre sus espaldas cuando le duelen las piernas, el hijo nunca podrá sentir alegría y satisfacción por haber hecho algo. Cuando su hijo esté teniendo dificultades, aliéntelo y, cuando haga algo bien, elógielo sin reservas.
Algunos padres omiten la disciplina necesaria porque solo quieren proteger a su hijo. Algunos padres no dejan de defender a su hijo cuando sus vecinos que viven en la planta baja se quejan del ruido del niño al correr; y algunos padres no dicen nada a pesar de que su hijo está haciendo ruido en un lugar público; y algunos padres no se lo toman en serio cuando sus hijos intimidan a alguien en la escuela y dicen que es preferible a que su hijo sea una víctima. Estas actitudes no los protegen, sino que los hacen egoístas. Ayude a su hijo a fortalecer la autonomía, pero asegúrese de mantener la moralidad y las reglas.
No hay águilas que mantengan a sus crías en sus nidos solo porque son lindos, o porque están preocupadas de que se caigan mientras vuelan y se lastimen. Aunque las crías sientan temor y miedo, pueden cazar y disfrutar de la alegría de volar cuando aprenden a volar. Es por eso que el águila madre empuja a las crías fuera del nido resueltamente incluso hasta el punto de parecer crueles, y de esa manera les enseñan a volar.
Un animal con un amor materno extremadamente profundo puede sacrificarse por sus crías, pero jamás las cuida para que sean seres débiles que ni siquiera pueden cuidarse a sí mismos. Así como hay una expresión: “Si su hijo es valioso para usted, envíelo muy lejos de casa”, si quiere que sus hijos tengan éxito, no solo debe protegerlos, sino entrenarlos para que se fortalezcan permitiéndoles experimentar las dificultades del mundo. Luego, en algún momento, crecerán tanto física como mentalmente y regresarán a usted como hijos e hijas confiables que puedan retribuir su gracia.