En Corea, a veces se puede leer en el diario la expresión: “La Asamblea Nacional en estado vegetativo”. Es una expresión sarcástica que se refiere a la Asamblea Nacional, la cual ocasiona un alto costo social sin cumplir con su deber. Un paciente que se encuentra en estado de coma y cuyo cerebro no funciona, también es descrito como “en estado vegetativo”. Así, algo o alguien que ha perdido la capacidad de realizar funciones, se compara con un vegetal. Entonces, ¿las plantas realmente no tienen capacidad de percibir nada como asumimos?
La Mimosa pudica (nombre científico), llamada comúnmente “mimosa sensitiva” desafía nuestro prejuicio. Las hojas de la mimosa sensitiva se cierran rápidamente al tocarlas; parece que reaccionan al sentido del tacto. El secreto de su movimiento se encuentra en el pulvino de la base del peciolo de sus hojas. Como las células del pulvino contienen una gran cantidad de agua, las paredes celulares reciben presión, lo cual hace que las hojas se extiendan. Sin embargo, cuando las hojas sienten un toque repentino, las células drenan agua y las hojas se doblan. Esta reacción de la mimosa sensitiva es un comportamiento defensivo contra el ataque de insectos.
La “planta bailarina”, que causó una gran sensación en la Exposición de Flores de Kunming, China, en 1999, tiene una habilidad especial. No es llamativa ni especialmente fragante, y es muy difícil cultivarla. Sin embargo, muestra su valor real cuando se enciende la música. Sus pequeñas hojas se mueven con flexibilidad al compás de la música como si una bailarina danzara. Las hojas se mueven tan obviamente que podemos notarlo de inmediato. La planta bailarina danza más activamente en un ambiente soleado, cálido y húmedo, y es más sensible a una canción aguda cantada por un niño o una mujer. Los eruditos asumen que la planta bailarina se mueve cuando el pulvino reacciona a las ondas de sonido, al igual que la mimosa sensitiva.
Aunque no todas las plantas muestran reacciones inmediatas como la mimosa sensitiva y la planta bailarina, la mayoría de ellas constantemente aceptan estimulación y se mueven. Las plantas que se mueven siguiendo al sol como los girasoles, mueven lentamente su cabeza hacia el sol durante el día. Cuando el sol se pone, mueven la cabeza hacia donde el sol saldrá al día siguiente. Si giramos una planta hacia la otra dirección, se mueve hacia la luz de nuevo. Las plantas no pueden realizar la fotosíntesis sin luz. Es por eso que perciben la dirección de donde viene la luz y se mueven con diligencia para recibir tanta luz solar como sea posible.
La “palmera que camina”, la cual crece en estado salvaje en los bosques tropicales de América Central y del Sur, incluso tiene poder para moverse como se puede deducir de su nombre. La palmera que camina va hacia la luz del sol echando nuevas raíces en lugares soleados y dejando que las raíces del otro lado se descompongan, cortándolas. A diferencia de otros árboles, la mayoría de sus raíces están expuestas en la superficie del suelo, ya que no se arraigan profundamente, y pueden moverse de cuatro a veinte centímetros por año.
Entonces, ¿cómo pueden las plantas sentir la luz del sol aunque no tengan ojos? La naturaleza de las plantas que crecen en respuesta a un estímulo luminoso se llama fototropismo. Generalmente, el crecimiento de tallos y hojas hacia una fuente de luz se llama fototropismo positivo, y el crecimiento de raíces en la dirección contraria a la de la fuente lumínica se llama fototropismo negativo.
El fototropismo es un fenómeno que se produce por las hormonas llamadas auxinas, que tienen un papel en la coordinación de los procesos de crecimiento. Las auxinas tienen la naturaleza de moverse en la dirección opuesta a la luz y hacia la gravedad. Las auxinas de alta concentración aceleran el crecimiento de tallos y hojas. En los tallos y las hojas, las auxinas se concentran en el otro lado de la luz, y ese lado crece más, lo cual hace que el lado que recibe luz se doble hacia ella. Y como las auxinas se concentran hacia la gravedad, los tallos y las hojas crecen hacia arriba.
Probablemente hayamos visto una cebolla vieja brotando dentro de un refrigerador. Aunque no haya luz dentro de un refrigerador, las cebollas todavía brotan de alguna manera. El brote verde de una cebolla crece hacia arriba a medida que se dobla. Incluso un árbol que crece en un acantilado no crece recto con respecto a la superficie, sino hacia el cielo. Esto significa que incluso las plantas perciben la gravedad.
El fenómeno de que los tallos de las plantas crezcan hacia arriba y las raíces hacia abajo, detectando la gravedad, se llama gravitropismo. El gravitropismo de las plantas parece simple, pero su sistema biológico es muy complicado, lo cual genera dolores de cabeza a los científicos.
Cuando inclinamos la cabeza, podemos sentir fácilmente que esta está inclinada. Esto se debe a que el vestíbulo en el oído interno tiene pequeños cristales de carbonato de calcio llamados otolitos. Cuando inclinamos la cabeza, los otolitos se mueven según la gravedad para estimular las células pilosas que envían señales al sistema nervioso, lo cual es interpretado por el cerebro como movimiento. Los sólidos como los otolitos son llamados estatolitos en las plantas.
Hace unos cien años, los botánicos descubrieron pequeños granos hechos de almidón similares a los estatolitos en una célula específica al final de la raíz. Ahora asumen que las plantas perciben la gravedad cuando estos granos se mueven de acuerdo con ella. Chara globularis, comúnmente conocido como chara, forma rápidamente un rizoide de unos pocos centímetros de largo como un hilo, cuando parte de su raíz se rompe. Si a través de un microscopio nos fijamos en el rizoide, que consiste en una célula transparente como el cristal, se pueden ver muchas partículas moviéndose dentro de la célula, así como doce estatolitos rodando.
Cuando el rizoide de la Chara globularis se tuerce horizontalmente, los estatolitos dentro de la célula se mueven lentamente en dirección de la gravedad. Van exactamente hacia la pared celular en el fondo. Cerca de tres minutos más tarde, todos los estatolitos están en el fondo, y tan pronto como golpean la pared celular, el rizoide comienza a remolinar a gran velocidad. En dos horas, las células rizoides hacen un giro vertical completo. Así que las plantas cambian de dirección, dependiendo de la ubicación de los estatolitos, al igual que los animales. Sin embargo, el mecanismo sobre cómo los estatolitos inducen a acumular a las auxinas, que se encuentran lejos físicamente, no se ha demostrado todavía. Se supone que se hace a través del marco estructural dentro de la célula.
Hay muchas cosas sobre la percepción de las plantas que aún no han sido probadas. Pero lo que sí es seguro es que las plantas que parecen insignificantes reconocen su entorno. Perciben dónde está la luz, sienten la gravedad, reaccionan al ambiente externo y se mueven cambiando su forma. ¿Cómo pueden las plantas tener este asombroso poder?
- Fuentes
- Daniel Chamovitz, What a Plant Knows, Farrar, Straus y Giroux, 2012
- Volker Arzt, Plantas inteligentes (en alemán), Goldmann, 2011
- Lee Wan-ju, Métodos de cultivo ecológico musical (en coreano), Deulnyeok, 2011
- Kim Yeon-hee, Las plantas reaccionan al estímulo externo y se mueven (en coreano), Science Times, 30 de agosto de 2010