La razón por la que podemos salvar al mundo entero

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Dios no quiere que nadie perezca sino que todos procedan al arrepentimiento. Según la providencia de Dios, ahora el pueblo de Dios está predicando el evangelio con más diligencia. Este año, Dios nos ha permitido levantar más alto su bandera en el grandioso viaje para salvar al mundo. Siguiendo el paso de la voluntad Dios, estamos participando en la obra de la salvación de establecer el reino del evangelio de Dios en nuestra casa, comunidad, país y en todo el mundo, encontrando al pueblo de Dios que será la luz del mundo como el tres por ciento que purifica el agua del mar.

Así como Daniel profetizó que la roca que golpeó la estatua se convertiría en una enorme montaña y llenaría la tierra, nuestro futuro será próspero aunque nuestro principio sea humilde. Si confiamos en nuestra propia habilidad y solo nos enfocamos en nosotros mismos, nos sentiremos inútiles y todo parecerá imposible. Pero si comprendemos quién es el que está a nuestro lado, obtendremos nuevas fuerzas todos los días. Esta es una razón segura por la que podemos salvar al mundo.

La última ayuda que podemos usar

Un día, un niño, que había iniciado la escuela primaria, regresaba de la escuela a su casa. La madre del niño se sentía orgullosa de su hijo que había crecido sin ningún problema y que había empezado la escuela. Ella le pidió a su hijo, que llegaba de la escuela, que hiciera algo por ella. Esto consistía en “sacar fuera de la casa una maceta que había sido puesta en el interior por el invierno” . El pequeño niño ajustó sus hombros y trató de levantar la maceta con todas sus fuerzas. Pero sin importar cuánto se esforzara por mover la maceta, esta no se movía. Su madre, que estaba a su lado, decía: “Usa toda tu fuerza” . Pero aunque él trataba de levantar la maceta con todas sus fuerzas, esta no se movía.

El hijo se cansó y dijo que ya no podía más. Cuando estaba por rendirse, su madre le dijo:

“¿Por qué no pediste a tu madre que está a tu lado que te ayudara? La última ayuda que puedes usar soy yo, tu madre. ¿Por qué no me pediste ayuda?”

Dios nos ha pedido que prediquemos rápidamente el evangelio a todo el mundo, y la gran meta de salvar al mundo está cumpliéndose según la palabra de Dios. Pero ya que tratamos de salvar al mundo con nuestra propia fuerza, este no se mueve en absoluto. No importa cuánto pensemos en esto, no sabemos qué hacer. No importa cuánto nos esforcemos, pensando que lo haremos con nuestra propia fuerza, pues no hay movimiento en absoluto.

Hasta ahora hemos tratado de hacer la obra de Dios con nuestra propia habilidad, sin pensar en quien ha estado siempre a nuestro lado. Ahora Dios nos dice: “¿Por qué no me piden ayuda, si dicen que soy Todopoderoso?” La sabiduría de la madre escrita en la historia anterior, también se encuentra en la Biblia.

『Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?』 Mt. 7:7-11

Para un niño, es difícil mover una maceta pesada por sí mismo. Pero están su padre y también su madre junto a él. “¡Mamá, papá, ayúdenme!” Si solo les pide ayuda, no será problema para él mover la maceta.

Dios nos ha dicho que nos dará todo si pedimos, buscamos y llamamos. Si solo confiamos en Dios y hacemos su obra, todo se cumplirá. Teniendo en mente este hecho, siempre debemos pedir, buscar y llamar a Dios en oración.

Lo que Dios nos ha encomendado

Hay algo que Dios nos ha encomendado en estos últimos días. Esto es “ir a todas las naciones y predicarles el evangelio para que sean salvos”.

『Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.』 Mt. 28:18-20

Si vamos por el mundo entero para enseñar a todas las naciones a obedecer todo lo que Cristo nos ha ordenado, encontraremos muchas dificultades. “¿Cómo podemos vencer la barrera del idioma? ¿Quién irá a las naciones? ¿Cuántos miembros deben ir a cumplir la última obra de la salvación?” No importa cuánto pensemos para hacer la obra, no importa cuánto nos esforcemos por solucionar nuestros problemas, pues parecerá imposible hacerlo con nuestra pobre habilidad.

Nosotros somos como el niño que recibió la orden de su madre de mover la maceta. Como el niño trataba valientemente de levantarla por sí mismo, nosotros también nos ofrecemos valientemente para salvar el mundo con un corazón obediente. Pero esta no es una tarea fácil que podamos hacer por nosotros mismos.

El niño pudo mover fácilmente la maceta cuando le pidió a su madre que lo ayudara como ella le había enseñado. Recordando esto, ya no debemos confiar en nuestra fuerza y habilidad, sino pedir la ayuda de Dios. Entonces Dios cumplirá todo por nosotros.

『Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.』 Fil. 4:13

Solo Dios nos fortalece. Debemos creer que podemos hacerlo todo por medio de Dios. Es difícil para un niño levantar una maceta grande por sí mismo. Pero si les pide ayuda a sus padres, ellos ciertamente lo ayudarán. No hay padres que regañen a su hijo, diciendo: “¿Ni siquiera puedes hacer esto tú solo?” si él les pide ayuda. Hasta los que son malos, si sus hijos les piden algo que quieren, les dan un mejor regalo. Entonces, ¡cuánto más nuestro Dios Padre y Dios Madre nos darán buenos regalos si les pedimos!

Supongamos que un niño no tiene dinero y recibe una propina de parte de su madre después de hacer cosas buenas para ella, y luego compra algunas flores que a su madre le gustan y se las regala. La madre se sentiría muy contenta, pensando: “Mi hijo se ha esforzado mucho para complacerme” , aunque su hijo le compró las flores con el dinero que había recibido de ella. Este es el corazón de todos los padres y también el corazón de Dios.

Dios quiere que nadie perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. Esta es la voluntad de Dios. Si nosotros les pedimos seriamente a nuestros Padres que nos ayuden a cumplir la voluntad de Dios, nuestro Padre y nuestra Madre ciertamente nos ayudarán. Debemos recordar que nuestros Padres celestiales siempre nos ayudan y abren las puertas cuando sus hijos les pedimos que nos ayuden, incluso en cosas pequeñas, y hacemos nuestro mejor esfuerzo.

Dios ayudó a los antepasados de la fe

Dependiendo de con cuánta ansiedad pidamos la ayuda de Dios, una tarea difícil puede lograrse fácilmente, o una tarea fácil puede complicarse. Veamos la historia de Moisés en los tiempos del Antiguo Testamento.

『Y cuando Faraón se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí que los egipcios venían tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran manera, y clamaron a Jehová. Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto? ¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir a los egipcios? Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto. Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos. Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco.』 Éx. 14:10-16

Los israelitas trataban de lidiar con estas cosas por su propia fuerza. Pero cuando se encontraban indefensos, se sentían desanimados y empezaban a quejarse sin dudar. La barrera del Mar Rojo estaba delante de ellos, y detrás estaba el ejército egipcio persiguiéndolos. En esta desesperante situación, los israelitas pensaban que inevitablemente morirían por la espada del ejército egipcio.

Para ellos había un poder que aún no habían usado: el poder de Dios que estaba a su lado. En efecto, cuando Moisés clamó a Dios y extendió su vara, el Mar Rojo se dividió. Esto no fue el poder de Moisés ni el poder de los israelitas. Los israelitas no pudieron dividir el Mar Rojo aunque unieron todas sus fuerzas. El milagro del Mar Rojo fue posible solo porque Dios escuchó el clamor de Moisés y le otorgó poder.

Dios mostró su poder no solo a través de Moisés sino también a través de muchos otros antepasados de la fe como Josué, Gedeón, Sansón y David. Cuando ellos pedían ayuda a Dios a través de la oración, todas las cosas que no habían logrado antes las obtenían.

Ahora, hay una razón por la que podemos cumplir la obra de salvar al mundo entero. Dios ya ha creado todas las circunstancias favorables para que podamos cumplir su mandado. Pero aún no hemos pedido, buscado y llamado ansiosamente. Esa es la razón por la que aún no hemos podido salvar al mundo entero.

Necesitamos a nuestro Dios Padre y Dios Madre. Este año, debemos buscar, pedir y llamar diligentemente, orando a nuestros Padres celestiales. Haciendo esto, se retirarán todos los obstáculos que estén delante de nosotros, así como el Mar Rojo se dividió y todas las aguas se retiraron, y la gloria de Jerusalén nuestra Madre se revelará al mundo, por dondequiera que vayamos.

El sistema de milagros de Jesús: “Conforme a vuestra fe os sea hecho”

Nuestro Dios Padre y Dios Madre siempre están a nuestro lado, y al lado de nuestros Padres celestiales están los ejércitos celestiales que siempre siguen sus órdenes y preparan todo para administrar el sistema de milagros, viendo el proceso de la obra del evangelio. Cada vez que pidamos ayuda a Dios Elohim, él nos ayudará sin falta.

El sistema de milagros que Jesús mostró muchas veces a su pueblo, obró cuando ellos buscaron, pidieron y llamaron con fe. Veamos lo que ocurrió en esos días a través de Mateo 9.

『Pasando Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: ¡Ten misericordia de nosotros, Hijo de David! Y llegado a la casa, vinieron a él los ciegos; y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer esto? Ellos dijeron: Sí, Señor. Entonces les tocó los ojos, diciendo: Conforme a vuestra fe os sea hecho. Y los ojos de ellos fueron abiertos. […]』 Mt. 9:27-30

No importaba cuánto se esforzaran los ciegos por recuperar la vista, pues no podían recobrarla para ver el mundo brillante. Por esa razón, vinieron a Jesús y le pidieron que les ayudara. Jesús les preguntó: “¿Creéis que puedo hacer esto?” Entonces los ciegos dijeron: “Sí, Señor” . Ellos le mostraron a Jesús que pedían con fe sincera, y que no se limitaban a seguir a la multitud que solo repetía: “Señor, Señor” . Entonces Jesús dijo: “Conforme a vuestra fe os sea hecho” , y los ojos de ellos fueron abiertos. La Biblia nos muestra claramente este hecho.

Todo lo que se escribió en el pasado fue escrito para nuestra enseñanza. Al dirigirnos a salvar al mundo, habrá muchas trampas, piedras de tropiezo y muchos otros obstáculos delante de nosotros. Si tratamos de vencerlos con nuestras propias fuerzas, no podremos superarlos. Oremos mucho y pidamos seriamente la ayuda de Dios. Haciendo esto, debemos guiar al arrepentimiento a todas las almas de nuestro alrededor, para salvarlas. Esta es la voluntad de Dios.

“¿Creéis que puedo hacer esto? Entonces, conforme a vuestra fe os sea hecho.” Esta es la fórmula para operar el sistema de milagros. Se necesita fe para cumplir la obra de Dios. Necesitamos creer que el Todopoderoso Dios Elohim siempre nos ayuda si solo le pedimos que nos ayude. Con esta fe debemos realizar la misión del evangelio.

Siempre te ayudaré

Sin la ayuda de Dios es imposible que podamos cumplir la gran obra de salvar al mundo entero; sin Dios no podemos ni imaginar hacer la obra. Pero ya que Dios está con nosotros, no es algo que debamos temer. Dios creó todas las cosas, hizo división entre la tierra y el mar, y creó la luz. Ahora Dios el Creador está ayudándonos. Confirmemos nuevamente una promesa definida en la que Dios promete con juramento que nos ayudará.

『No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.』 Is. 41:10

Es imposible para nosotros levantar la tierra o sostenerla sobre la nada. Pero Dios suspende la tierra como una esfera en el espacio vacío. El Todopoderoso es nuestro Dios. Dios Todopoderoso nos ayuda, por eso podemos hacerlo todo sin importar lo difícil que sea, ¿verdad?

『Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador […]. Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida. No temas, porque yo estoy contigo; […] trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra, todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice.』 Is. 43:1-7

Dios dice que nos ayudará. Aunque alguno prometa ayudar a otro, no puede cumplir su palabra si se encuentra en una situación difícil. Pero Dios siempre cumple su palabra.

『Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más. Por mí mismo hice juramento, de mi boca salió palabra en justicia, y no será revocada: Que a mí se doblará toda rodilla, y jurará toda lengua.』 Is. 45:22-23

『que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero; que llamo desde el oriente al ave, y de tierra lejana al varón de mi consejo. Yo hablé, y lo haré venir; lo he pensado, y también lo haré.』 Is. 46:10-11

Toda palabra de Dios nunca deja de cumplirse. Piense en la vida de 40 años de los israelitas en el desierto. En el proceso de la administración de Dios, los de poca fe no creían en la promesa de Dios, estaban llenos de quejas y cometieron idolatría, por eso todos ellos murieron. Sin embargo, Dios dio a los israelitas como su posesión la tierra de Canaán, que fluía leche y miel, como lo había prometido. Nuestro Dios es el que ciertamente cumple lo que ha planeado.

Si usted carece de habilidades, pida seriamente a Dios. Dios abre la puerta para quien le pide. Él abrió la puerta a Moisés, que era tardo para hablar, para que estuviera de pie delante de Faraón. A través de los apóstoles que parecían débiles y poco hábiles, Dios cumplió un notable crecimiento del evangelio en la iglesia primitiva.

Dios dice: “He aquí yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo” , cuando vamos y predicamos a Samaria y hasta lo último de la tierra, enseñando a todas las personas que obedezcan todo lo que Cristo nos ha ordenado. ¡Creyendo en el poder de Dios, busquemos y pidamos a Dios Elohim que está a nuestro lado, y cumplamos la salvación del mundo entero!