Juntos

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Esto es tan dañino para el cuerpo como fumar quince cigarrillos al día. Esto aumenta la posibilidad de contraer ciertas enfermedades. Las personas que padecen esto tienen un 30 % más de probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular, un 40 % más de probabilidades de sufrir de demencia y el doble de probabilidades de padecer una enfermedad cardíaca, en comparación con personas sanas. ¿Qué es esto?

Es la soledad. Vivek H. Murthy, exvicealmirante del Cuerpo Comisionado del Servicio de Salud Pública de Estados Unidos, señaló que la soledad es un factor que causa problemas en la sociedad moderna, como la depresión y la adicción a las drogas. Afirmó que las enfermedades que surgen de la soledad pueden ser más dañinas para el cuerpo que las enfermedades físicas generales. Incluso se convirtió en la primera persona en agregar la soledad a la lista nacional de enfermedades que requieren cuidados especiales intensivos mientras estuvo en el cargo. Otros países como Australia e Irlanda también han reconocido la gravedad de la soledad y están buscando soluciones.

El Reino Unido incluso ha nombrado a un “Ministro de la Soledad” y está realizando activamente movimientos para superarla. Los residentes en varias partes del Reino Unido realizan voluntariamente fiestas en junio de cada año. Se llama “The Great Get Together” (La gran reunión en unión), un evento de tres días de duración en el que se comparte comida y conversan. Planear el evento con los vecinos y decidir la ubicación del evento y la comida que servirán, ayuda a reducir su soledad. El 71 % de los participantes respondió que les ayudó a aliviar su soledad. Una mujer de Bristol dijo: “Durante los últimos 20 años he sufrido el síndrome de fatiga crónica, lo que me dificulta trabajar o interactuar con otras personas. Pero preparando el evento, definitivamente obtuve energía”.

El Movimiento “Cabaña de hombres”, que es para hombres de mediana edad que sufren de letargo y soledad después de la jubilación, muestra un efecto similar. Tal como lo indica su nombre, los participantes se reúnen en una cabaña y se enfocan en actividades productivas como hacer muebles, macetas y juguetes, o reparar autos. Su objetivo es eliminar la soledad y el aislamiento mediante el trabajo en equipo.

Lo que estos dos proyectos tienen en común es que son actividades que las personas realizan juntas. Al comunicarse y compartir emociones, descubren que no están solos, y se sienten menos solitarios y también recobran fuerzas. El problema es que la situación actual no nos permite pasar tanto tiempo juntos como antes.

Nuestro estilo de vida ha cambiado drásticamente debido a la pandemia de la COVID-19. Se ha convertido en una norma trabajar desde casa o asistir a clases en línea; y reunirse con amigos o comer con conocidos se ha convertido en un evento especial. Durante este tiempo en el que es más fácil para cualquiera dejarse llevar por las olas de la soledad, hay una cosa que debemos recordar. Es el hecho de que Dios siempre está con nosotros.

Después del enfrentamiento contra los 850 adoradores de Baal, Elías huyó al desierto lejos de la amenaza de sus enemigos. Mientras Elías pensaba que nadie estaba a su lado, Dios le envió a su ángel para que lo cuidara; y cuando estaba en el monte Horeb, Dios le permitió darse cuenta de que no estaba solo al decir: “Y yo haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal”. Cuando se recuperó, Elías se levantó y llevó a cabo su misión (1 R. 19, Ro. 11:2-5).

Además, cuando Daniel estaba orando hacia Jerusalén todos los días mientras vivía en cautiverio en Babilonia, Dios siempre estaba con él y respondía a sus oraciones. Incluso en el momento crítico en el que fue arrojado al foso de los leones, Dios envió un ángel y lo protegió (Dn. 9:20-23, 6:16-23). Para Moisés, que guiaba al pueblo de Israel en el desierto después del Éxodo, Dios reunió a setenta varones de los ancianos de Israel para que llevaran con Moisés la carga del pueblo y para que no llevara él solo la pesada responsabilidad, y lo acompañó y ayudó dondequiera que él fuera (Nm. 11:14-17).

Según una reciente encuesta sobre la salud mental afectada por la pandemia de la COVID-19, realizada por los equipos de investigación de la Universidad de Cambridge en el Reino Unido y la Universidad de Stanford en Estados Unidos, el 35 % de los 15 000 participantes respondieron que a menudo se sienten solos. Todos tenemos momentos en los que sentimos que no hay nadie con quien hablar sobre lo que está en nuestra mente, o sentimos un vacío en nuestro corazón, o nos sentimos solos de repente. Siempre que llegue este momento, sintamos las manos de Dios, cuidando cada detalle de nuestra alma. Dado que Dios siempre está con nosotros en nuestro camino, no estamos solos. Nuestro camino de la fe no es solitario porque también tenemos hermanos y hermanas que se alientan y se animan unos a otros.