Haced todo lo que os dijere

Juan 2:1-11

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Se realizaron unas bodas en Caná de Galilea.

Estaba allí la madre de Jesús. Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus discípulos. Durante el banquete, se terminó el vino. La madre de Jesús dijo a los que servían:

—Haced todo lo que Jesús os dijere.

Señalando seis tinajas de piedra para agua, Jesús dijo a los siervos:

—Llenad estas tinajas de agua.

Las llenaron hasta arriba como Jesús les mandó.

—Sacad ahora, y llevadlo al maestresala.

Los sirvientes llevaron una copa llena de agua de la tinaja al maestresala.

El agua ya se había convertido en vino antes de que lo supieran.

Cuando el maestresala probó el agua hecha vino, se sorprendió y llamó al esposo.

—Todo hombre sirve primero el buen vino, y cuando ya han bebido mucho, entonces el inferior; mas tú has reservado el buen vino hasta ahora.

Este principio de señales hizo Jesús y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en Él.

El agua nunca puede convertirse en vino. Sin embargo, es posible para Dios Todopoderoso.

Si solo obedecemos lo que Dios nos diga, se hará; incluso algo más allá de la capacidad humana sin duda se puede cumplir. Esto no requiere de nuestros pensamientos o experiencias en absoluto.

¿Parece imposible predicar el evangelio a todas las personas del mundo?

Cuando obedezcamos a Dios, sin importar lo que Él nos pida que hagamos, la profecía de que “será predicado este evangelio del reino en todo el mundo” (Mt. 24:14), se cumplirá milagrosamente.

Entonces hay una cosa que recordar: “¡La obediencia viene de la fe perfecta!”.