Sobre el sentido de la vida

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Esta anécdota fue relatada por Will Durant, historiador y filósofo estadounidense, en su libro On the Meaning of Life (Sobre el sentido de la vida).

Un día, un caballero lo visitó y le confesó que no veía ninguna razón para seguir viviendo. Sin embargo, el propio Durant no pudo darle una respuesta concreta.

Motivado por aquella conversación, Durant envió cartas a cien personas destacadas de distintos ámbitos, planteándoles preguntas fundamentales sobre el propósito de la vida:

  • ¿Dónde encuentra usted inspiración y energía?
  • ¿Qué lo impulsa a seguir adelante?
  • ¿Dónde halla consuelo y felicidad?
  • ¿Qué es lo que más valora en la vida?

Los destinatarios eran muy diversos: escritores, celebridades, artistas, académicos, empresarios, científicos, líderes religiosos e incluso personas que cumplían cadenas perpetuas. Cada uno respondió desde su propia visión:

—Mi único anhelo es encontrar una manera de liberarme de la ansiedad constante que parece rondar mi mente… Creo que la ansiedad es una enfermedad crónica.

—Lamento decirlo, pero ahora mismo estoy demasiado ocupado como para detenerme a pensar si la vida tiene o no un sentido.

Un reconocido dramaturgo europeo respondió sin rodeos:

—¿Y cómo habría de saberlo? ¿Qué sentido tiene siquiera esa pregunta?

Estas respuestas no son fáciles de ignorar. A lo largo de la historia, la humanidad se ha planteado una y otra vez las mismas preguntas profundas: “¿Por qué vivimos?”, “¿Cómo deberíamos vivir?”, “¿Es la muerte verdaderamente el final?”. Y aun así, nadie ha encontrado una respuesta universal, definitiva y absolutamente fiable. Incluso Durant concluyó su libro con estas palabras:

—Aunque la vida no tuviera otro sentido que sus momentos de belleza (y no estamos seguros de que tenga más), eso bastaría.

Para quienes avanzan por la vida como si estuvieran atrapados en un túnel oscuro, sin ver lo que hay más allá, ya ha sido escrita una carta: una que responde con delicadeza todas las preguntas esenciales sobre la existencia, el sentido, el propósito y el destino.

Esa carta es la Biblia, y quien la envía es Dios. A través de ella comprendemos la razón de nuestra existencia, el propósito de nuestra vida, el camino que debemos seguir y el verdadero valor de vivir. ¡Cuánto agradecimiento deberíamos sentir! Si estudiamos con diligencia las palabras de Dios y las ponemos en práctica, nuestra vida florecerá de maneras que jamás imaginamos. Además, compartir esta carta de Dios con quienes buscan el sentido de la vida no solo les ayudará a encontrar respuestas, sino que también infundirá en nuestra propia existencia un gozo más profundo y una plenitud verdadera.