Queja, el antónimo de felicidad

Las quejas no resuelven nada y en cambio generan problemas. Dar gracias es una forma de evitar las quejas.

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Una familia se fue de viaje. Todos los miembros de la familia estaban entusiasmados con su primer viaje al extranjero. El día de su partida, la esposa frunció el ceño cuando llovió por la mañana. “¡Está lloviendo! ¿Por qué justo hoy?” De camino al aeropuerto, volvió a quejarse. “No tenemos tiempo, ¡pero el embotellamiento es terrible! ¿Qué le pasa a este auto? ¿Por qué es tan lento? ¡Es frustrante!” Cuando llegaron a su destino, las quejas de la esposa continuaron. “No me gusta este hotel”, “No me gusta la comida de aquí”, “Me duelen las piernas por la larga caminata”… El esposo se enojó ante sus constantes quejas. Como resultado, la familia arruinó su viaje y regresó a casa con el corazón entristecido.

A pesar de la misma situación, algunos lo consideran positivo y otros encuentran motivos para quejarse. Las personas quejumbrosas, con frecuencia no son bienvenidas en ningún lado. Un portal de empleos encuestó a 1159 gerentes de personal sobre empleados a quienes querían despedir; el primer lugar (53,7 %) lo ocuparon los empleados que no estaban satisfechos con nada.

Si hay alguien con quien le resulta incómodo estar en el lugar de trabajo, puede evitarlo, pero no puede si es su familia. Además, puede expresar sus quejas más fácilmente a su familia. Si las quejas se desbordan, ya sea en casa o en la sociedad, el poder organizacional se debilita y la cohesión disminuye. Las quejas son un atajo para oscurecer el estado de ánimo y arruinar las relaciones.

Como dice un refrán: “La felicidad siempre entra por la puerta de la gratitud y sale por la puerta de la queja”, si está satisfecho y agradecido por su situación actual, continuará encontrando cosas por las cuales estar agradecido y tener alegría y felicidad en ellas. Pero si solo presenta quejas con pensamientos negativos, no puede evitar llevar una vida infeliz sin sentir la alegría de vivir. Por eso algunos expresaron que el antónimo de la felicidad es la queja, no la infelicidad.

Las quejas crean un problema

Quejarse significa “estar insatisfecho con una situación”, o “revelar lo que no le gusta con palabras o acciones”. Por ejemplo: “¿Por qué no nací en una mejor familia?”, “¿Por qué mi país va por este camino?”, o “¿Por qué mi hijo solo obtiene malas calificaciones?”. No hay límite una vez que se queja de cosas, situaciones y personas. Si se queja habitualmente, tendrá más motivos para quejarse.

Cuanto más se queje, más negativamente pensará su cerebro. En otras palabras, el cerebro se vuelve bueno para quejarse. Cuando hace lo mismo, será más eficiente si está contento con eso, que insatisfecho. Si siempre se queja, las cosas no irán bien porque el cerebro no notará una buena solución, aunque haya una. Las actitudes emocionales y quejas no permiten que su cerebro funcione correctamente.

Las quejas no solo estropean el trabajo sino también su salud. Las quejas secretan una hormona del estrés llamada cortisol. El exceso de cortisol constriñe los vasos sanguíneos y disminuye la inmunidad, lo que conduce a una variedad de males que incluyen enfermedades cardíacas, obesidad y diabetes. Quejarse incluso hace que el oyente se queje o se deprima. Después de todo, perjudica no solo su propia salud sino también la salud de los demás.

Las quejas y los hechos

Las personas a menudo se quejan pero no se dan cuenta de que se están quejando; piensan que solo señalan hechos claros. Si se queja todo el tiempo, llega a tener una percepción distorsionada de que siempre es la víctima y malinterpreta que lo tratan con hostilidad cuando lo tratan de forma ligeramente injusta. Las personas egocéntricas son más propensas a quejarse. Debido a que su propio pensamiento es lo primero, no pueden soportar lo que vaya en contra.

Que una declaración particular refleje un hecho o sea una queja, depende de si el hablante está experimentando una insatisfacción interna. En otras palabras, si el hablante quiere que algo o una situación cambie como desea, es una queja. Digamos que no queda arroz en casa. Si dice: “Se agotó el arroz”, está diciendo un hecho; si dice: “¿Por qué se nos acaba el arroz tan rápido?”, muestra sus sentimientos negativos y piensa que el arroz no debe agotarse.

El psicólogo estadounidense Robin Kowalski afirmó: “Muchas quejas no reflejan las verdaderas actitudes de las personas hacia un objeto o una persona, sino que implican intentos de provocar reacciones interpersonales particulares”. Estas “reacciones interpersonales” se resumen en cinco formas: llamar la atención, eliminar la responsabilidad, inspirar envidia, ejercer poder y poner excusas por las malas actuaciones. Cuando esté a punto de quejarse, trate de determinar cuál podría ser su motivación subyacente.

“¿Cómo?” en lugar de “¿por qué?”

Las quejas no resuelven ningún problema. Sin embargo, no puede soportar las cosas injustas e irrazonables. Para una vida mejor, son necesarias críticas con alternativas y motivos razonables. En otras palabras, las quejas pueden convertirse en críticas constructivas de acuerdo con la actitud de la persona que las expresa.

Confucio dijo: “Es mejor encender una vela que maldecir la oscuridad”. “Muchas personas pasan por la vida quejándose de sus problemas. Siempre he creído que si toma una décima parte de la energía que pone para quejarse y la aplica para resolver el problema, se sorprenderá de lo bien que pueden funcionar las cosas”, aseguró Randy Pausch en su última conferencia antes de su muerte, como profesor de la Universidad Carnegie Mellon.

Es mejor concentrarse en resolver problemas en lugar de quejarse. En vez de decir: “¿Por qué?”, busque una solución en una dirección positiva. Cuando la mesa de un restaurante no está limpia, puede pedir que la limpien, en lugar de quejarse: “¿Por qué está tan sucia?”. Si es algo que puede cambiar por su voluntad o esfuerzo, puede encontrar una solución como esta y resolver la queja. Sin embargo, si es lo que no puede ser cambiado por ningún esfuerzo, no tiene sentido quejarse. Entonces no se preocupe demasiado por eso. A veces hay que saber aceptar la situación tal como es.

Cuando la gente se queja

Las personas generalmente son tolerantes con sus propias quejas, pero se sienten cansadas de las quejas y lamentos de los demás. En cualquier caso, no tenemos más remedio que escuchar las quejas y la insatisfacción de otros, incluyendo familiares, amigos y vecinos.

Si alguien se queja, no se quejen juntos ni se enojen, sino mantengan la calma. Las palabras insatisfacción y queja suenan negativas, por lo que es mejor decir: “¿Qué te preocupa?”, en lugar de “¿De qué te quejas?”, o: “¿De qué estás insatisfecho?”. Escuchar las quejas también es una forma de conversación y comunicación, así que escuche primero. No interrumpa así: “Entonces, ¿cuál es la conclusión?”.

El papel de un oyente es empatizar, no resolver el problema. Si se satisface el deseo de simpatizar, la mayoría de las quejas desaparecerán. Cuando la esposa se queja de que las tareas domésticas son difíciles, si el esposo dice: “Si es tan difícil, deja de hacerlo”, solo aumentará su descontento. Lo que la esposa quiere es simpatizar, no renunciar a las tareas domésticas. Si la esposa realmente está atravesando dificultades para hacer los quehaceres domésticos, la pareja puede buscar la forma de resolver sus quejas juntos.

Aunque no crea que la otra persona tenga razón, o si él o ella se queja por malentendidos acerca de usted, reconozca sus sentimientos para que no tenga argumentos innecesarios y pueda mantener buenas relaciones. El argumento para la queja puede hacerse más tarde.

Yu-gwan, el segundo vice primer ministro de la época del rey Sejong durante la dinastía Chosun (1392-1910) de Corea, es conocido como un funcionario decente y recto, que practicaba una vida frugal y el autocontrol. Un día, le pidió a su esposa que trajera un paraguas ya que el techo estaba goteando durante la temporada lluviosa. Era para evitar la lluvia usando el paraguas en la habitación. Le dijo a su esposa, que se quejaba de sus malas condiciones de vida a pesar de su alta posición en el gobierno:

“¡Qué afortunados somos! Tenemos al menos un paraguas. ¿Cómo pueden soportar otros sin un paraguas?”

Al difundirse esta historia, la gente llamó la casa de Yu-gwan, “Usan-gak” (que significa “casa paraguas”).

Si solo piensa en sus condiciones incómodas, no puede ver las circunstancias de otras personas. ¿Qué pasa si una persona que vive en una casa grande le dice a otra que vive en una habitación individual que no puede vivir porque su casa es demasiado pequeña? ¿Qué pasa si se queja de su insomnio con su cónyuge que trabajó toda la noche? Absténgase de quejarse y evite cometer esos errores.

Como el antónimo de felicidad es queja, el sinónimo de felicidad es gratitud. La gratitud protege contra todas las quejas. No se queje si no va a actuar sobre la queja; dé gracias si la queja no puede resolverse.