El amor de papá

Wei Wei, desde Singapur

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En mi infancia, me prometí no convertirme en una persona de negocios. Fue debido a que mi padre era un hombre de negocios. Él estaba tan ocupado todo el tiempo que casi no podía verlo. Frecuentemente iba de viaje de negocios; y cuando no estaba de viaje, cenaba con sus clientes. Apenas puedo recordar a mi familia cenando todos juntos.

Incluso cuando estaba en casa, siempre hablaba por teléfono. Si terminaba una llamada telefónica, pronto respondía otra. En ocasiones, hablaba por teléfono durante horas. Apenas podía verlo estuviera en casa o no, así que me quejé ante mi madre.

“Papá se preocupa solo por su trabajo.”

“Está trabajando duro por ti.”

No comprendí lo que mi madre quiso decirme. A mi parecer, era obvio que a él le importaba más su trabajo que su familia, y yo creía que hacía negocios porque eso era lo que le gustaba.

No supe hasta más tarde que era una persona tranquila como yo, y que no era realmente sociable. A él le gustaba leer o caminar en un lugar tranquilo más que cenar con los clientes y hablar de negocios con ellos todo el tiempo que estaba comiendo, pero se las arregló para mantener un trabajo que no se ajustaba a su personalidad solo para criar a su hija, exactamente como me dijo mi madre.

Recordando el pasado, tuve comodidades en mi infancia. Mi papá me amaba mucho y solo trataba de darme cosas buenas. Sin importar lo ocupado que estuviera, siempre se esforzaba cada vez que hacía algo por mí. Cuando le decía que estaba bien, me decía con voz suave: “Eres mi única hija. Eres todo para mí”.

Aunque no tuve muchas oportunidades de pasar tiempo con él, cuando teníamos tiempo juntos, frecuentemente me daba muchas buenas lecciones. La única esperanza de mi padre era que su hija creciera y viviera feliz.

A medida que crecía en el amor de mi padre, él se volvía más débil. Como hombre de negocios, llevó una vida irregular e intensa, y el cansancio acumulado lo afectó. Solía ser muy saludable y le gustaba hacer ejercicios, pero ahora su salud no es buena en absoluto y debe tomar medicamentos. Quizá es porque ha dado todo a su hija.

El Padre celestial también llevó una vida de dolor y sacrificio solo por sus hijos. Dejando atrás la gloria celestial y la comodidad, vivió atravesando sufrimientos solo. Gracias al sacrificio del Padre, puedo anhelar el reino celestial que había perdido por mi pecado. Todos los días de mi vida pueden existir gracias al amor y sacrificio del Padre celestial.

Aún no he comprendido el amor del Padre plenamente. Quiero llevar una vida de arrepentimiento, grabando en mi corazón que puedo ser lo que soy gracias al Padre.