La Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) llevó a cabo una serie de programas de formación para astronautas que realizarían diversas investigaciones y misiones en el espacio con el fin de adaptarlos a entornos extremos. Como parte de los programas, efectuaron un experimento para ver cómo cambia el sentido humano del espacio en gravedad cero.
Los astronautas que participaron en el experimento vivían usando gafas especiales que mostraban todo girando a 180 grados. Los participantes estaban sumamente nerviosos y su estrés aumentó. Sin embargo, aproximadamente un mes después, algo sorprendente les ocurrió. El mundo ya no se veía al revés, sino que comenzó a verse en posición vertical. Los investigadores descubrieron que este fenómeno se debe a que el cerebro reestructura los circuitos neuronales. No importa lo difícil que sea adaptarse, la exposición continua al medio ambiente ayudará a su cerebro a encontrar formas de acostumbrarse.
Cuando alguien es lanzado a un entorno desconocido, atraviesa momentos de angustia y dificultades. Pero nuestro inconsciente tiene el poder de adaptarse a cualquier entorno hostil. La virtud de perseverar, esperando el cambio en lugar de rendirse fácilmente, no está reservada solo para los astronautas que caminan en el espacio.