Había un comerciante que siempre trabajaba alegremente, lleno de vitalidad.
Como su negocio prosperaba día tras día, un periodista vino a entrevistarlo.
—Tiene una expresión radiante. ¿Siempre sonríe así?
—Sí. No puedo evitar sonreír porque probablemente soy la persona más bendecida del mundo.
—Pero no todo en la vida sale como uno quiere, ¿verdad? Habrá tenido nubes oscuras en su vida.
—Por supuesto, ¿pero cómo podría esperar una lluvia de bendiciones si no hubiera esas nubes en mi vida?