Es hora de dar amor a los padres mayores

El sincero amor de un hijo puede aliviar al menos un poco el dolor de sus padres ancianos.

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Para un niño pequeño, sus padres son como un árbol enorme. Un árbol que se mantiene firme incluso bajo la intensa lluvia o los fuertes vientos. Bajo el árbol, el niño come de sus frutos, evita la lluvia y los vientos, corre todo lo que quiere y duerme plácidamente. Y cuando crece, deja el árbol y vive de forma independiente. El árbol que parecía verde y fuerte para siempre, se queda con ramas delgadas después de haberle dado todo a su hijo.

Los seres humanos, a diferencia de los animales, necesitan la ayuda de sus padres por mucho tiempo hasta poder vivir independientemente. Tardan aproximadamente un año para apenas empezar a caminar, y tres años para aprender completamente a ir al baño. Les lleva unos veinte años ganarse la vida por sí mismos. Así es como los padres crían a sus hijos, renunciando a su juventud.

Los hijos no suelen pensar que sus padres vayan a envejecer y enfermar algún día, aunque hay ancianos enfermos en todas partes. Sin embargo, nadie puede detener el paso del tiempo. Cuando los hijos hacen pasar un mal rato a sus padres, estos a menudo les dicen: “¡Espera a que tengas tu propio hijo que sea como tú!”. Efectivamente, solo después de tener un hijo que es como ellos y experimentar muchas dificultades al criarlos, entienden el corazón de sus padres; pero para entonces, ya se hicieron ancianos; el cabello de sus padres se ha vuelto gris y tienen marcadas arrugas en el rostro.

Para los hijos, ver a sus padres envejecer es desgarrador y triste. Sin embargo, no pueden retroceder el tiempo y hacer que el árbol que los crio verdee nuevamente. Lo único que pueden hacer es cuidar y proteger al árbol que se ha marchitado. Ahora es el momento de devolverles el amor infinito que les han dado.

Comprendiendo las características de las personas mayores

Hay cuatro grandes sufrimientos por los que atraviesan los ancianos: pobreza a medida que disminuyen sus ingresos, enfermedad porque se deteriora su salud, inactividad cuando pierden su papel en la familia y en la sociedad, y soledad causada por los problemas antes mencionados. Estos sufrimientos están estrechamente relacionados con el envejecimiento.

Cuando uno envejece, muchos cambios se producen en el cuerpo, como aparición de canas, arrugas y manchas de la edad causadas por el deterioro de los órganos. En particular, las anomalías en los órganos sensoriales como la visión, el oído y el gusto son más notorias. El envejecimiento deteriora la visión, lo cual dificulta la lectura de letras pequeñas y los pone en peligro de caer al subir escaleras o una pendiente. A medida que pierden la audición, no pueden escuchar ruidos leves y hablan más fuerte como consecuencia de la pérdida de audición. Les resulta difícil tener una conversación en lugares ruidosos y, a veces, faltan a las citas porque no entienden con precisión cuando hablan con muchas personas. Como su sentido del gusto se ve atenuado, comen alimentos demasiado dulces o salados y no les agrada comer alimentos amargos o picantes. También pierden el apetito.

Esto no es todo. A medida que disminuye la capacidad pulmonar, fácilmente les falta la respiración, se reduce su capacidad física y están expuestos fácilmente a las enfermedades, ya que su sistema inmunitario se debilita. Son más propensos a sufrir fracturas con las caídas debido a la pérdida de masa del músculo esquelético, sus dientes se desgastan y están más propensos a tener indigestión.

El cerebro, la unidad de control central que ordena a una persona pensar y moverse, se deteriora cuando uno envejece. Esto provoca el deterioro de la función cerebral y la disminución de la memoria, la concentración y la capacidad cognitiva. A menudo se olvidan de las cosas y les resulta difícil dominar algo nuevo. En particular, esta era digital en la que se siguen inventando dispositivos prácticos, debe de resultar desconocida para las personas mayores. Como realmente no tienen a nadie a quien preguntar, se dan por vencidos cuando se enfrentan a un obstáculo.

Puesto que pierden capacidades generales física y mentalmente, suelen padecer de depresión. Tienden a tener un complejo de inferioridad o se vuelven dependientes, dado que pierden su estatus social y su capacidad financiera. Como pasan menos tiempo en la sociedad y pierden a sus seres queridos uno por uno, pasan más tiempo a solas, con la sensación de soledad.

Los hijos encuentran más dificultades para aceptar los cambios psicológicos o mentales de sus padres, como la pérdida de su capacidad cognitiva o el cambio de su personalidad, que para los cambios físicos. Aunque sus padres actúan de manera diferente, deben abrazarlos con un corazón amplio porque esos cambios en ellos son inevitables debido al envejecimiento. Deben esforzarse por comprender las características de las personas mayores y aceptar los cambios en sus padres.

Varias maneras de expresar amor a sus padres

① Acepte quiénes son y respételos

Una amplia gama de experiencias acumuladas durante la vida de uno forman un punto de vista para juzgar el mundo y los objetos, así como su visión de la vida y el conjunto de valores, y también el patrón de comportamiento y hábito. Los ancianos tienden a volverse un poco tercos y a aferrarse a las formas a las que están acostumbrados, porque les resulta difícil aceptar nuevos conocimientos y habilidades. Entonces, aunque a usted le desagrade la forma de vida de sus padres, debe admitir quiénes son y respetar su sabiduría y experiencias en lugar de frustrarse o molestarse y hablar sobre la brecha generacional.

② Discuta con ellos incluso asuntos pequeños y déjelos participar

Muchas personas mayores se consideran inútiles, ya que no pueden lograr tantas cosas como solían hacer cuando eran jóvenes. Y si los hijos no dejan que sus padres hagan nada, aunque su intención sea que se relajen y descansen, los padres empiezan a pensar que son una carga para su familia. Cuando se habla de asuntos familiares pequeños y grandes, los hijos tratan de ocuparse de ellos por sí mismos para que sus padres no se preocupen, pero eso puede hacer que los padres se sientan decepcionados. A veces, necesitan preguntarles algo que ya saben, fingiendo que lo ignoran; e informarles amablemente todo con anticipación antes de que pregunten, para que no se sientan excluidos. En lugar de sobreprotegerlos y limitar sus actividades, dejen que se ocupen de algunas tareas para que se sientan recompensados y orgullosos de sí mismos, y también bríndenles muchas oportunidades para pasar tiempo junto a su familia. Es mejor para la salud de los padres ancianos permitirles hacer algunas actividades que aburrirlos dejándolos sin hacer nada.

③ Maneje con cuidado las pertenencias de sus padres

Los artículos que tienen viejos recuerdos brindan seguridad psicológica y comodidad a los ancianos. Por lo tanto, no deben usar ni tocar las pertenencias de sus padres sin su permiso, y pedirles su opinión al deshacerse de ellas. Al limpiar u organizar la casa, traten de hacerlo como les gusta a sus padres en lugar de cambiar de lugar las cosas sin consultarles. Los ancianos suelen tener cosas esparcidas por la casa porque se sienten demasiado débiles para mantener la casa organizada, y se les dificulta ubicar las cosas si no están en lugares visibles. Aunque el espacio habitable puede parecer desordenado, quieren que las cosas se coloquen donde sea fácil ubicarlas. Seamos considerados con esta preferencia de ellos.

④ Tenga una conversación agradable

A los padres les encanta conversar con sus hijos. Sienten la mayor felicidad cuando hablan con ellos en persona o, al menos, por teléfono. Siempre se preguntan cómo se encuentran sus hijos, y también tienen muchos consejos sobre lo que aprendieron de la vida y que desean impartirles. Por esa razón, los hijos necesitan paciencia para estar de acuerdo con sus padres durante la conversación y dejar que terminen lo que quieren decir, aunque parezca que están regañándolos, o aunque suene aburrido. Dado que las personas mayores tienen dificultades para entender un tono alto, hable clara y lentamente en voz baja, y simplifique cuando explique algo. Las personas mayores a menudo fingen haber entendido lo que escucharon, porque es demasiado tedioso asegurarse cada vez de haberlo entendido. Por lo tanto, es bueno resumir el contenido y decirles los puntos principales después de la conversación.

⑤ Exprese amor y gratitud con preocupación por ellos

Es complicado hacer felices a los padres sin saber qué les gusta o desagrada y qué piensan. Trate de ver siempre cómo están, pregúntenles qué les gustaría comer, cómo está su salud, cómo se sienten y si hay algo que les preocupa. Es posible que los padres no se expresen, aunque requieran cosas o encuentren inconvenientes, porque no pretenden ser una carga para sus hijos. Además, tome sus manos y, a menudo, exprese su amor y gratitud hacia ellos. Los padres mayores se llenan de energía cuando se sienten amados y cuidados por sus hijos.

⑥ Muéstreles una sonrisa

Cuando el hijo se ve o parece preocupado, los padres se angustian más que él y no pueden dormir. No es de buena educación culpar o expresar odio hacia alguien o regañar a una persona más joven frente a un anciano. Cuando converse con sus padres, trate de parecer amable y educado, y tranquilícelos con palabras positivas, aunque lo esté pasando mal. De todas formas, sus padres probablemente lo notarán, pero apreciarán su esfuerzo por no preocuparlos.

Los seres humanos, los animales e incluso las plantas reciben vida de sus padres. Los padres dan la vida a sus hijos y no pueden olvidarlos ni un instante. Dado que los padres les han dado a sus hijos el amor más grande del mundo, ¿no deberían los hijos esforzarse por devolver también ese amor a sus padres?

Los ancianos que reciben amor y apoyo de sus hijos en una buena relación con ellos, pueden mantener buenas funciones físicas y habilidades cognitivas por más tiempo, en comparación con aquellos que no. Los hijos mayores tienen la capacidad suficiente para resolver problemas con sus padres ancianos y también para darles felicidad. No siga posponiendo expresarles su amor, y haga que sientan su amor sincero por ellos en el momento adecuado, según se lo permitan sus circunstancias. Por más que un hijo exprese su amor hacia sus padres, nunca será un exceso.