Para que un avión, que se compone de metal pesado, vuele en el aire, debe haber una combinación de varios tipos de fuerzas, como el impulso generado por los motores y la resistencia creada por el aire. Aquí se incluye una fuerza para levantar, también conocida como fuerza de elevación. La fuerza de elevación se produce no solo por tener alas, sino que ocurre cuando hay cierta velocidad. La razón por la que el avión corre en la pista con su máxima velocidad es para ganar fuerza de elevación. Si se mueve lentamente, no puede obtener la velocidad suficiente para volar en el aire, soportando su peso. Por lo tanto, corre lo más rápido posible y vuela poco a poco con la energía que eso produce.
Para los hijos de Dios que sueñan en esta tierra con un brillante vuelo al reino celestial, también se necesita una fuerza de elevación. Esa fuerza no se da naturalmente solo por tener esperanza en el cielo. Debe haber un movimiento activo para alcanzar esa esperanza. ¡Estemos equipados con fe y amor, y corramos con todas nuestras fuerzas hacia el reino de la vida eterna!
『Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.』 Col. 3:1-3